Con la aparición de los primeros casos confirmados de la viruela del mono, las notas periodísticas sobre el tema comenzaron a ocupar las primeras planas de los medios de comunicación de todo el mundo. En muchas de esas informaciones, advierte la ONU, se han filtrado informaciones y comentarios "estereotipados" sobre la propagación de la enfermedad que contribuyen a reforzar un estigma homófobo y racista contra la comunidad LGTBI y los ciudadanos de países africanos.

La viruela del mono es una enfermedad en eclosión que ha dejado al menos 92 casos confirmados y 28 pendientes de verificación en más de una decena de países desde el pasado 13 de mayo, cuando el brote fue notificado por vez primera en países no endémicos fuera de África.

Desde el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) indicaron a través de un comunicado que "una parte significativa de los casos se han identificado entre hombres homosexuales, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres, con algunos casos identificados a través de clínicas de salud sexual".

Sin embargo, ONUSIDA recordó que "la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la evidencia disponible sugiere que quienes corren mayor riesgo son aquellos que han tenido contacto físico cercano con alguien con viruela del simio, y ese riesgo no se limita a los hombres que tienen sexo con hombres".

"Las lecciones de la respuesta al sida muestran que el estigma y la culpa dirigidos a ciertos grupos de personas pueden socavar rápidamente la respuesta al brote", lamentó el programa en el comunicado difundido este domingo y replicado por agencias internacionales.

El director ejecutivo adjunto de ONUSIDA en funciones, Matthew Kavanagh, agradeció a la comunidad LGBTI "por haber liderado el camino para crear conciencia" y reiteró que esta enfermedad "puede afectar a cualquiera".

"Este brote destaca la necesidad urgente de que los líderes fortalezcan la prevención de pandemias a través, en parte, de la creación de una red comunitaria más sólida y una infraestructura de Derechos Humanos para apoyar respuestas eficaces y no estigmatizantes a los brotes", concluyó Kavanagh.

Dos años atrás pasó algo similar con la asociación negativa entre el coronavirus y la comunidad asiática. Incluso, el por entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reforzó la estereotipación al acusar en más de una oportunidad a Pekín de permitir que el virus "abandone China e infecte al mundo".

En ese entonces, desde la ONU cuestionaron esa actitud y remarcaron que la estigmatización "puede socavar la cohesión social y provocar el aislamiento social de grupos de población, lo que podría contribuir a que las probabilidades de propagación del virus sean mayores, no menores".

"La estigmatización puede llevar a las personas a ocultar la enfermedad para evitar la discriminación, a disuadirlas de buscar atención médica inmediatamente o de adoptar comportamientos saludables", destacaron en su guía para prevenir y abordar la problemática.