El proyecto de ampliación del canal Alvear en la ciudad de Salta, fue tomado como prototipo para la próxima firma de un convenio entre el gobierno nacional y el Banco Mundial, para el financiamiento de obras de sistemas de desagüe pluviales urbanos en el ámbito NOA / NEA.

El plan para dotar al canal Alvear de mayor capacidad de captación de agua de lluvia y mitigar el anegamiento del macrocentro salteño en la época estival, requiere de algunas actualizaciones en relación a nuevas exigencias del Banco Mundial, pero tiene entre situaciones similares de la región, un mayor grado de desarrollo y es demostrativo de las necesidades del noroeste argentino en materia de obras hidráulicas de envergadura.

Los fondos para financiar obras similares en provincias de ambas regiones, alcanzarían los 200 millones de dólares, y en el caso particular de Salta, se estima una inversión de 25 millones de dólares y dos años de trabajo. Los trámites para el financiamiento están a cargo del gobierno municipal y provincial.

Ocho cuadras del tramo crítico del canal discurren por debajo de la calle Alvear, desde avenida Entre Ríos, de norte a sur, sector que tiene prohibida la circulación de vehículos de más de 5 toneladas.

La continuidad del canal Alvear se denomina Esteco, donde sigue a cielo abierto con un tramo que ganó fama internacional a través de la zamba de Balderrama.

Los poetas Manuel J. Castilla y Gustavo Leguizamón describieron la noche bohemia de Salta en el “boliche” Balderrama, una antigua picantería, cuyo local está todavía hoy al frente del canal; “…A Orillitas del canal cuando llega la mañana, sale cantando la noche desde lo de Balderrama…” dice el primer verso de la famosa zamba.

Algunas imágenes disponibles del desagote pluvial, datan de 1911, fecha de construcción del edificio del colegio Salesiano en una zona que era por entonces el límite este de la ciudad, donde se aprecia que la vía de desagote del agua de lluvia, que colinda con una de las paredes del colegio, tenía 1 metro de profundidad por 1,50 de ancho.

“Con la progresiva urbanización del sector, el canal fue entubado con ladrillo y junta tomada” explicó el ingeniero civil y máster en ingeniería y recursos hídricos, Javier Ramos Vernieri, directivo de una consultora local que en 2018 elaboró, junto con otra consultora nacional, un diagnóstico de drenajes pluviales urbanos de la ciudad y el Valle de Lerma, financiado por el gobierno nacional.

En ese diagnóstico, que se hizo durante la gestión del actual gobernador Gustavo Sáenz como intendente, la obra del canal Alvear surgió como prioritaria.

“No tienen resistencia estructural, ni tampoco capacidad hidráulica, es un canal que quedó totalmente obsoleto para las necesidades hidráulicas que tienen hoy la zona “ dijo Ramos Vernieri

Explico que “a la intersección de Alvarado y Alvear (donde ya Alvear se llama Gorriti) llega el aporte de agua de 210 hectáreas cuyo escurrimiento es captado dos rejas que quedan “ahogadas”, se comienzan a inundar y no pueden drenar, es mucho volumen de agua y se trata de una cuenca que está muy urbanizada, sin sectores de infiltración natural".

En las cuatro primeras cuadras el canal tiene 50 centímetros de profundidad, y luego una sección entubada, de 1,20 por 1 metro y requiere 4 metros de ancho por 2 metros de alto.

La obra prevé canales secundarios y terciarios en toda la cuenca, varias cuadras hacia el este, además de la incorporación de canteros filtrantes.

El Banco Mundial planteó además la necesidad de adecuar los códigos de edificación, con la finalidad de que los edificios administren el agua pluvial, manejando excedentes de agua mediante sistemas de almacenamiento subterráneo o terrazas verdes.

El ingeniero Ramos Vernieri dijo que en la década sanitarista, entre los años 1970 a 1980 se buscaba que “el agua drene lo más rápido posible, hoy la tendencia es a manejar el agua a nivel cuenca, retenerla y evitar que los canales sean cada vez grandes y evitar problemas aguas abajo, como sucede cuando por la pendiente en verano el agua llega hasta la Plaza 9 de Julio”.

El especialista en hidráulica estimó que el municipio y la provincia deberán adecuar algunas pautas vinculadas al estudio de impacto ambiental y trabajar con un equipo socio ambiental, todas cuestiones relativas al impacto de la obra; “es una obra importante y hace falta, pero tareas de esa magnitud generan situaciones que deben ser muy bien explicadas a los residentes de la zona, a los comerciantes y tener todos los aspectos bien planificados”.

“Hay mucha expectativa, recién se está acordando el perfil del crédito con el Banco Mundial, hay que hacer adecuaciones al esquema de estudio de impacto ambiental, hay tiempos formales y por ello no resulta fácil estimar fechas. Lo importante es que el municipio y la provincia están trabajando con dedicación en un tema que depende mucho del financiador”.