China ve en la visita de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, una oportunidad para aclarar desinformaciones sobre denuncias de persecución a la minoría uigur en la región de Xinjiang. Desde ese colectivo musulmán advirtieron que el viaje de la expresidenta chilena podría ser usado como una maniobra de relaciones públicas por parte de Beijing. Estados Unidos se sumó a las preocupaciones y las autoridades locales de China remarcaron que no tienen nada que ocultar.

Primera visita en 17 años

El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, se reunió con Bachelet en la ciudad suroriental de Cantón tras su llegada al país asiático como parte de una visita de seis días en los que tiene previsto viajar a Xinjiang. El diplomático dijo que espera que las autoridades puedan aclarar información errónea sobre las presuntas violaciones de derechos humanos contra minorías como la uigur en esa región china. Se trata de la primera visita de un alto comisionado de la ONU a China desde 2005, según recordó el canciller en un comunicado. Wang resaltó la importancia histórica de la visita de Bachelet tanto para el organismo internacional como para Beijing.

El ministro de Exteriores lamentó que desde algunos países occidentales buscan interferir en lo que considera “asuntos internos de China”. “Para avanzar en la causa internacional de los derechos humanos, primero debemos respetarnos unos a otros y abstenernos de politizar los derechos humanos”, apuntó en un comunicado de su oficina. Según ese texto, Bachelet habló a favor de las contribuciones de Beijing en varias “áreas relacionadas con el desarrollo de los derechos humanos”. El portavoz de Bachelet no confirmó lo que se dijo fuera de los comentarios iniciales. Luego del encuentro la alta comisionada aseguró que discutirá “algunos temas muy importantes y delicados”.

"Espero que esto nos ayude a crear confianza", añadió la exmandataria chilena que también mantuvo encuentros telemáticos con los titulares de unas 70 misiones extranjeras en China, según fuentes diplomáticas, que confirmaron que les dio garantías de su acceso a centros de detención y defensores de las libertades. La oficina de Bachelet además informó sobre reuniones con organizaciones de la sociedad civil, representantes empresariales y académicos.

China rechaza preocupaciones de EE.UU.

La visita de Bachelet fue criticada por Estados Unidos que aseguró que China no proporcionará a la alta comisionada con el “acceso necesario” que le permita evaluar la situación de derechos humanos en Xinjiang. El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, señaló que la expresidenta chilena mantiene un silencio continuo sobre las “pruebas irrefutables de atrocidades” en esa región del noroeste del país asiático.

Por su parte, Beijing rechazó las supuestas preocupaciones expresadas por Estados Unidos. “El intento de Washington de usar la presunta ‘cuestión de Xinjiang’ para contener a China fracasará miserablemente después de que la comunidad internacional vea la situación real en Xinjiang”, aseguró el portavoz de la cancillería, Wang Wenbin, citado por la agencia de noticias de China Xinhua. En este sentido, aseguró que tanto EE.UU. como el Reino Unido protagonizaron “una farsa política tras otra en torno a la visita de la alta comisionada”.

“Primero, ellos públicamente presionaron a la alta comisionada para que visitara China con el fin de realizar una supuesta 'investigación' basada en la presunción de culpabilidad” dijo Wang que después se refirió a la manipulación de la visita por parte de los mismos países que incentivaron el viaje de Bachelet.

Reclamos del exilio

En tanto, desde el exilio los uigures reclamaron firmeza a la alta comisionada para derechos humanos. “No tengo mucha esperanza de que su visita traiga cambios”, aseguró Nursimangul Abdureshid, una uigur radicada en Turquía. A su vez pidió que Bachelet “visite a las víctimas, como mi familia, no las escenas preparadas por el Gobierno chino".Los miembros exiliados de esta comunidad han celebrado manifestaciones en semanas recientes presionando a Bachelet para que visite a sus familiares detenidos en la región.

Sumado a las detenciones masivas, activistas denunciaron que las autoridades chinas desplegaron una campaña de trabajos forzados, esterilización de mujeres y destrucción del legado cultural uigur en Xinjiang. Según los documentos  publicados por varios medios entre ellos el diario madrileño El País, una niña de 15 años era una de las víctimas más jóvenes al momento de su detención.

Bachelet a Xinjiang

Este martes, la jefa de derechos humanos de la ONU visitó dos ciudades (Urumqi y Khashgar) ubicadas en la región de Xinjiang. La capital regional Urumqi, con una población de cuatro millones de personas, es hogar para una importante comunidad uigur. La localidad también fue escenario de choques étnicos en 2009 y de dos atentados en 2014. Mientras que Khashgar, con 700mil habitantes, está ubicada en la cuna de la comunidad uigur en el sur de Xinjiang.

Por su lado, las autoridades locales de Xinjiang aseguraron que no tienen nada que ocultar. "Es imposible imitar una situación estable y pacífica en Xinjiang, no necesitamos ocultar nada", afirmó portavoz del gobierno de la región, Xu Guixiang.

Hacia mediados de 2018 el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU denunció que cerca de un millón de personas de la comunidad uigur podrían estar recluidas en "campos de reeducación" en Xinjiang. Esta denuncia es motivo de críticas internacionales contra el gobierno de Xi Jinping