Carlos Linares, intendente de Comodoro Rivadavia, había calculado que la reconstrucción de la ciudad insignia petrolera de Chubut costaría el equivalente a un presupuesto provincial, es decir, 40.000 millones de pesos, según lo estipulado en el presupuesto 2017. Prácticamente, Comodoro deberá “refundarse”. Esa ciudad, la más poblada de Chubut y con un régimen de lluvias que apenas supera los 100 milímetros anuales, recibió precipitaciones de más de 400 milímetros en cinco días, por lo que se inundó gran parte de su planta urbana y obligó a 6000 personas a abandonar sus viviendas.

“A dos meses del temporal, no hay definiciones reales sobre una inversión acorde a lo que sucedió, en ningún nivel del Estado”, señala a Página/12 Cristian Aliaga, periodista y director de El Extremo Sur. “El nivel del desastre es muy grande, y ha afectado mayormente a los barrios más precarios”, añade.

Unas 7 mil viviendas fueron afectadas por el temporal y la mitad de la población de Comodoro, 100 mil personas, sufrió algún tipo de perjuicio debido al alud de los más de 100 mil metros cúbicos de barro que cubrieron la ciudad. 

Si  bien el municipio fue declarado en emergencia, y puede reasignar las partidas previstas en su presupuesto –de poco más de 3 mil millones para este año-, las dudas recaen sobre la capacidad de recaudación, duramente golpeada por la merma de la actividad y el cierre de comercios afectados. 

“Si bien es un municipio que puede catalogarse como excepcional, por el ingreso de dinero extra gracias a la Ley de Hidrocarburos, no hay margen para que se haga cargo de la reconstrucción”, amplía Aliaga. 

La tragedia climática se suma a otra crisis, de dimensiones humanas, por el retiro progresivo de YPF, cuya actividad está concentrándose en Vaca Muerta, Neuquén. Desde el inicio de la gestión de Cambiemos hubo alrededor de 5 mil despidos en el sector. “El impacto en Comodoro es directo: prácticamente toda la actividad depende de los petroleros; si ese flujo se reduce, la ciudad lo siente”, concluye Aliaga.