La Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) proyectó una tasa de inflación para el 2022 que se ubicará en torno al 70 por ciento y espera para mayo una variación mensual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del 5 por ciento. Desde el gabinete económico señalan que el índice de mayo será inferior el 6 por ciento registrado en abril y guardan esperanzas en que pueda quedar alguna décima por debajo de los 5 puntos. Consultoras y centros de estudios estiman una baja respecto a abril pero se preocupan por el precio de alimentos y bebidas y el aumento de tarifas.

El ministro de economía, Martín Guzman, afirmaba días atrás que “para atacar el problema lo primero es romper la inercia inflacionaria, tenemos una economía muy acostumbrada a la inflación, y para enfrentarlo necesitamos tener políticas macro consistentes, una economía que nos ayude a juntar dólares, a aumentar las reservas en divisas del Banco Central. Teniendo estabilidad cambiaria, baja la inflación”.

Sin embargo, las políticas +Precios Cuidados, Cortes Cuidados y el lanzamiento de una nueva canasta de productos para comercios de proximidad denotan la ausencia de un programa macroeconómico integral, según la advertencia de la Undav.

El centro de economía de esa universidad atribuyen el aumento de precios al “contexto internacional marcado por la guerra entre Rusia y Ucrania, que provocó una dinámica alcista de los precios internacionales de los productos que exporta el país, al mismo tiempo que la inercia inflacionaria generada por los contratos indexados resultó ser otra de las principales causas de los altos registros de la tasa de inflación durante el primer cuatrimestre del año”.

“La alta concentración en la producción y comercialización de alimentos resultan ser la causa principal de los continuos aumentos de los precios de los alimentos”, agregó.

En esta línea el informe propone la implementación de un mayor control sobre los formadores de precios, a su vez que una intervención activa del Estado nacional para evitar que los precios locales de las materias primas se acoplen a los internacionales y, por último, un acuerdo entre todos los actores económicos y sociales a fin de evitar que la inercia inflacionaria continúe con su tendencia alcista.

“Los principales bienes que exporta la economía argentina forman parte de la canasta de consumo de los hogares argentinos. Por ello, es de vital importancia la intervención del Estado nacional a fin de evitar que los precios internos converjan con los precios internacionales”, resalta el informe.

Tal es el caso de la carne, que en la última semana de mayo tuvo una variación del 1,1 por ciento, superando así al promedio semanal y similar a la medición anterior (1,0 por ciento). En términos mensuales, la variación en las últimas cuatro semanas fue de un 3 por ciento, según datos del CESO (Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz).

Nicolás Pertierra, economista del CESO, señaló que “en supermercados vemos recién una variación un poco más leve, veníamos registrando uno por ciento semanal muy consistente todas las semanas hace un mes y medio. Recién la última semana fue del 0,7. Lo que creo es que en mayo no va a ser alimentos lo que lidere la inflación sino los otros precios, como GNC, prepagas, telefonía, cable, internet, todo ese set de aumento de precios regulados. Eso va a liderar la inflación este mes, sin duda será por encima de cinco y no un número muy alejado de seis. Es un número muy alto”.

Santiago Manoukian, consultor económico de Ecolatina, comentó que “en base a datos provisorios, proyectamos un avance mensual del 5,4 por ciento en mayo con Alimentos volviendo a trepar por encima del promedio. Esto se traduciría en un 59,5 por ciento interanual para nuestro índice”.

De cara a Junio, Manoukian advirtió que la inflación no logrará desacelerar significativamente. “Los aumentos previstos en las tarifas de servicios públicos (luz, gas y agua), a los que se suman incrementos programados en prepagas (10 por ciento), y alquileres, entre otros, seguirán manteniendo elevada una inflación con una mayor inercia influenciada por una mayor indexación del dólar, importantes aumentos de paritarias en el corto plazo y la falta de un ancla robusta que permita anclar expectativas”.

“Para el primer semestre prevemos una inflación acumulada en la zona del 36,5 por ciento, al tiempo que para 2022 la inflación tendría un piso del 70 por ciento”, concluyó el consultor.