La votación del último lunes en el Concejo Deliberante de Tigre reflejó las internas de los principales espacios políticos del escenario político nacional.

En la sesión se votaba la rendición anual de gastos del Municipio de Tigre, una acostumbrada obligación institucional que no suele deparar sorpresas. Pero el debate se vio atravesado por las disputas que se plantean en estos días en el plano nacional.

La votación resultó favorable a la gestión del intendente Julio Zamora, que gobierna por el Frente de Todos. Obtuvo 14 votos positivos, 3 propios y 11 correspondientes al partido PRO, que retiene la presidencia del cuerpo legislativo en manos de Pedro Segundo Cernadas. También hubo un ausente, un voto en contra y 8 abstenciones.

El primer chisporroteo lo generó la guerra abierta entre halcones y palomas de la oposición. Nicolás Massot, enrolado entre los primeros, no solamente expresó el único voto en contra sino que denunció un supuesto acuerdo entre sus compañeros de bancada y el intendente, algo que ya viene haciendo desde hace tiempo, en su empeño por hacerse un lugar en la política del distrito del Delta.

Sin embargo, la sorpresa la dieron los 8 concejales que responden al espacio conducido por Sergio Massa, quienes pese a confluir en el mismo frente político que Zamora y en contra de las repetidas invocaciones al diálogo y la unidad del FdT, declamadas tanto por el presidente de la Cámara de Diputados como por su esposa y presidenta de AySA, Malena Galmarini, se abstuvieron de votar la rendición de cuentas de su aliado político, poniendo en peligro la aprobación de la misma.

Mientras que entre las fuerzas opositoras las aguas de la interna siguen agitadas, es evidente que en el Frente de Todos la paz sigue lejos del alcanzarse.