"El Gobierno porteño está generando las condiciones para la expulsión de los habitantes del barrio, al querer convertir a San Telmo en un corredor gastronómico - turístico", advirtieron vecinas y vecinos autoconvocados del barrio de San Telmo que rechazan el "Plan de Renovación del Casco Histórico" que el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta está llevando adelante en esa zona de la ciudad. Desde la asamblea vecinal denuncian que el ensanchado de más de 70 veredas, la nivelación de calzadas y la colocación de bolardos, entre otros puntos, impactan negativamente en la identidad del Casco Histórico y solo tienen fines comerciales. Los vecinos y vecinas se reunirán este miércoles para discutir el proyecto y definir acciones de protesta

El plan de "renovación" del Gobierno porteño fue anunciado oficialmente en abril de este año y desde el inicio generó resistencias en vecinos y vecinas de San Telmo, que ahora comenzaron a organizarse para rechazar el proyecto. La "nivelación" de calles y veredas del Casco Histórico es la más relevante intervención que ya se realiza en el marco del plan. Esas obras comenzaron incluso antes del anuncio, a fines del año pasado, e implican la remoción de cordones con la eliminación del característico desnivel entre vereda y calle, típico de la zona desde la época colonial. Para delimitar se colocan, en cambio, los llamados bolardos "bala" que ya se pueden ver en zonas de San Telmo o Montserrat.

"El GCBA pretende 'transformar' el barrio ensanchando 72 veredas para llenarlas de mesas de bares, nivelar la calzada con las veredas y colocar bolardos para impulsar una transformación de la calidad de vida y de las dinámicas sociales y económicas del barrio", advirtieron los vecinos y vecinas en el comunicado de convocatoria a la reunión que realizarán este miércoles a las 19 en la Casa Cultural Pepa Noia de la calle Brasil al 444. Según aseguran, el plan consolida la "gentrificación residencial y comercial". 

Jonatan Baldiviezo, abogado del Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC) y vecino del barrio, dijo a Página 12 que en el sector residencial "el Gobierno estimula el crecimiento de la oferta de comercios y servicios gastronómicos, liberando el uso del espacio público. Se pretende pasar de un barrio histórico a un barrio turístico, un claro ejemplo de un proceso llamado de turistificación". Según el abogado, el proyecto también busca "legitimar el negocio de los convenios urbanísticos", ya que utiliza "el dinero obtenido de las excepciones inmobiliarias para construir torres".

"De la noche a la mañana aparecieron los carteles de 'la transformación no para' y ahora vemos cómo se va transformando en otro tipo de barrio en lugar de conservar el Casco Histórico", señaló por su parte Víctor Cantero, vecino del barrio y residente de la calle Bolívar. "Nadie escucha a los vecinos y se gasta un montón de dinero en achicar la circulación del peatón, lo que permite que las calles se llenen de mesas que además generan un ruido ambiental al que no estábamos acostumbrados", agregó el vecino. 

"El Casco Histórico no es solamente sus edificios sino también sus habitantes, por eso corresponde hablar de Barrio Histórico. En pandemia sufrieron la falta de control por los ruidos molestos y uso del espacio público por los bares y restaurantes. Las nuevas obras no evaluaron esta situación y van a estimular que se transforme en un polo gastronómico a cielo abierto", añadió en este sentido Baldiviezo. "Si cortan la calle con los bolardos como hicieron en Bolívar van a alquilar los locales carísimos, ¿y quién los va a alquilar? los gastronómicos o los boliches", apuntó por su parte Monica Egui, vecina de la calle Defensa que ya se vio afectada por la instalación de un boliche en la cuadra de su casa. 

En este sentido, Florencia D’emirjiam aseguró que "tuvimos toda la paciencia y la tolerancia con la cantidad de turistas que visitan nuestro barrio. Los fines de semana la calle Defensa se hace peatonal y dejan el barrio totalmente sucio. Con estas obras la invasión que sufrimos la vamos a tener todos los días. Es injusto y no lo vamos a permitir". "Quieren convertir a San Telmo en un nuevo Las Cañitas sabiendo que de ahí todo el mundo se fue", agregó. 

Los vecinos y vecinas agregaron en el comunicado que el proyecto "se está ejecutando de forma avasallante", sin participación ciudadana y "sin que se haya realizado una Evaluación de Impacto Ambiental Acumulativa de los proyectos en ejecución". Baldiviezo subrayó, además, que "algunas obras van a violar la protección que establece el Código Urbanístico. Los adoquines que se están instalando son de granitullo y no de granito, que es el adoquín que históricamente se colocó en área de protección". 

"¿Cómo vamos a poder estacionar nuestros autos con los bolardos?", se pregunto, en tanto, Mariel Arandia, vecina de la calle Defensa, quien criticó que "quieren hacer una ciudad para ciclistas sin tener en cuenta a la gente de San Telmo. Nadie lo pidió y nadie lo quiere, solo comerciantes que no tienen nada que ver con el barrio y quieren hacer negocios". "El Casco Histórico es un atractivo turístico por lo que es y porque nosotros lo mantenemos, tiene una identidad y no vamos a entregarla de esta manera", concluyó.