Los mercados financieros internacionales siguen sufriendo el impacto de la suba de la tasa de interés de Estados Unidos y las dificultades para revertir el proceso inflacionario. A fines de la semana pasada los principales indicadores bursátiles de Wall Street registraron fuertes caídas de 3 por ciento. Las tecnológicas fueron de nuevo algunas de las firmas más golpeadas.

Esta volatilidad en los mercados tradicionales no fue casual porque coincidió con una nueva publicación del índice de precios de Estados Unidos. La cifra de mayo fue del 8,6 por ciento interanual, siendo la mayor variación desde 1981. El dato provocó alerta entre inversores globales. La inflación sigue acelerándose y se reaviva la posibilidad de que la Reserva Federal endurezca aún más la política monetaria.

En las últimas semanas los analistas coincidían en que las subas de las tasas iban a ser graduales. De medio punto como ocurrió hasta ahora. Pero la cifra de inflación de mayo disparó nuevas presiones para la entidad que dirige Jerome Powell y se percibió como un indicio de la necesidad de ajustar a ritmos de al menos 0,75 por ciento.

La diferencia parece poca pero para los fondos de inversión de Wall Street genera un cambio absoluto de expectativas y altera las decisiones de cartera. En este plano de incertidumbre entran también los fondos que se dedican a invertir en activos no tradicionales como las criptomonedas. El bitcoin volvió a recibir un mazazo una vez que se conocieron los nuevos datos de inflación en Estados Unidos.

La principal criptomoneda del mundo perforó los 29 mil dólares, lejos de su pico de 64 mil. En la última jornada de la semana pasada perdió casi 5 por ciento, en los últimos 7 días casi el 10 y en lo que va del año cerca del 40 por ciento. Lo mismo ocurre con el resto de las monedas digitales como ethereum. Esta última anotó una baja aún más abrupta. En el año acumula una caída de 55 por ciento.

Ante la incertidumbre para el negocio de los activos digitales como el bitcoin aparecen voces de distintos sectores que aseguran que las pérdidas seguirán. Una de estas voces fue la de Mike Novogratz, con renombre en Wall Street por su gestión en Galaxy Holdings. “Hay literalmente 1900 fondos de cobertura en criptomonedas. Mi estimación es que las dos terceras partes irán a la quiebra”, aseguró. Planteó que es el resultado de la suba de las tasas de interés y, al mismo tiempo, de episodios de quiebras como los de Terra Luna.

Otro de los que recientemente hablaron del invierno cripto fue uno de los académicos más escuchados por el establishment financiero norteamericano. Se trata del investigador de Harvard Kenneth Rogoff. “Con la caída de los precios de las criptomonedas a medida que aumentar las tasas de interés, muchos se preguntan si este es el principio del fin de la burbuja. Quizás todavía no. Pero un mayor costo de oportunidad del dinero reduce desproporcionadamente los precios de los activos cuyos usos principales se encuentran en el futuro. Es probable que la crisis de las monedas digitales privadas llegue más temprano que tarde”, consideró.

Rogoff planteó que la criptocrisis terminará empujando la necesidad de regular a nivel global las monedas digitales. “Algunos economistas argumentan ingenuamente que no existe una urgencia particular para regular bitcoin y similares, porque las criptomonedas son difíciles y costosas de usar para las transacciones. Intenten decirle eso a los legisladores en las economías en desarrollo, donde las criptomonedas se han convertido en un vehículo importante para evitar impuestos, regulaciones y controles de capital”, concluyó.