Con el incremento de casos que se produjo durante mayo, se reavivó el interés de la población por acceder a la cuarta dosis para prevenir la infección, el cuadro grave y el eventual fallecimiento por covid. Sin embargo, en los últimos días las ansiedades mermaron y desde la perspectiva de los especialistas consultados por Página 12, la cobertura alcanzada “no es suficiente”. Asimismo, ubican la responsabilidad compartida en los medios de comunicación que "tergiversan la información" y en "una magra comunicación oficial en el terreno de la salud".

“El bajo acatamiento de la población para colocarse la cuarta dosis tiene mucho que ver con los mensajes que se han estado instalando en relación al covid durante estos últimos meses. Se ha difundido que la pandemia ya fue y que la covid, si uno está vacunado, solo es una gripe. De esta manera, se vuelve muy difícil motivar a la población a darse una nueva dosis”, señala Rodrigo Quiroga, doctor en Ciencias Químicas y bioinformático del Conicet. Y continúa: “No terminamos de inculcar la idea de que es mejor prevenir las infecciones”.

“Argentina necesita vacunar más. Es una problemática que están teniendo muchos países. Si bien tenemos una muy buena cobertura de primera y segunda dosis, no sucede lo mismo con el refuerzo”, plantea Daniela Hozbor, bioquímica e investigadora principal del Conicet en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de La Plata. Después sostiene: “La variante Ómicron marca que necesitamos tener más cobertura, tanto por su contagiosidad así como también por su capacidad de evadir la respuesta inmunológica. Con dos dosis no alcanza para protegernos de la enfermedad severa y de la muerte”.

Según el Ministerio de Salud, el 90 por ciento de la población recibió la primera dosis, el 82 por ciento la segunda y 56 por ciento el refuerzo. No obstante, vale destacar que las aplicaciones de terceras y cuartas dosis no están claramente discriminadas en el Monitor de Vacunación que reúne los datos al respecto. “El problema es que en la estadística no se diferencia cuál es primer refuerzo y cuál es el segundo refuerzo. De esta manera se vuelve muy difícil saber cuántas cuartas dosis hay colocadas en cada rubro”, comenta el contador y senador provincial Martín Barrionuevo.

¿La cuarta es la vencida?

Días atrás, el titular del ministerio de Salud porteño, Fernán Quirós, planteó que “es muy probable" que la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus "sea la última” de 2022. Sin embargo, según los expertos, se trata de una situación muy difícil de proyectar, en la medida en que el escenario epidemiológico de cada territorio es el que culmina determinando qué protección colectiva se requiere. La propagación del virus define la dinámica de la pandemia: un hecho social del que participan múltiples variables.

“La estabilización de la pandemia ha hecho pensar que la pandemia terminó. La gente ya no percibe que sea necesario estar protegida contra este virus. Al mismo tiempo, me parece que es necesario reforzar la campaña comunicacional”, dice Hozbor. A pesar de las incertidumbres, hay una certeza: de aquí en más, la covid perdurará como un virus respiratorio más y pasará a conformar el elenco estable junto a otros como la gripe y el sincicial. Bajo esta premisa, las lecciones que deja la pandemia, de esta manera, pueden ser útiles para evitar en el futuro el contagio por cualquier patógeno. La distancia, la higiene de manos, la ventilación y el uso del barbijo se establecen como máximas. Y las máximas hay que cumplirlas.

Recomendaciones y matices

En abril, el Consejo Federal de Salud (del que participan las autoridades sanitarias de las 24 jurisdicciones) había acordado una cuarta inyección (segundo refuerzo) como acción de prevención frente a la llegada de las bajas temperaturas, la falta de ventilación y el posible incremento de los casos. En efecto, a partir del 14 de ese mes, se comenzó a aplicar en todo el país el segundo refuerzo para grupos priorizados (personal de salud, mayores de 50 años y menores inmunocomprometidos), según el esquema determinado por cada provincia. Luego se continuaría con la inmunización del personal estratégico y los individuos de 18 a 49 con factores de riesgo; mientras que en último turno le tocaría a todas las personas mayores de 18 años. Por su parte, los menores con el esquema primario completo y que tienen más de 12 años, tienen indicado un primer refuerzo de vacuna de ARN (Pfizer o Moderna).

Esta decisión se tomó por razones similares a ocasiones pasadas: según la evidencia científica recopilada hasta el momento, una cuarta dosis no exhibe problemas de seguridad, prolonga la respuesta inmune y, por consiguiente, disminuye la internación y los fallecimientos por la covid. Más aún si se tiene en cuenta la presencia de variantes cada vez más contagiosas.

Más allá de las directrices a nivel nacional, hay matices entre las diferentes jurisdicciones: mientras que la provincia de Buenos Aires anunció que todas las personas mayores de 18 años podrían acceder al cuarto pinchazo sin turno, siempre y cuando se hubieran cumplido los 120 días de rigor tras el primer refuerzo; en CABA, por ejemplo, se inyectan el brazo por cuarta vez los mayores de 50 años, las personas inmunocomprometidas y los trabajadores de salud, educación y seguridad, siempre con turno previo, comunicado vía mail, WhatsApp y SMS.

Desde la cartera sanitaria nacional, recomiendan acceder al segundo refuerzo tras 120 días de recibir el tercero, y también instan a aguardar 90 días, en caso de haber tenido coronavirus, en la medida en que la enfermedad despierta las defensas y ello confiere protección de manera natural. Asimismo, desde Salud plantean que no existe ningún inconveniente en coadministrar la vacuna contra la covid y la gripe, por lo que no se requiere aguardar ningún intervalo entre la recepción de una y otra fórmula.

Cuarta ola: la diferencia son las vacunas

“Como se cambiaron los criterios de hisopado, todo se dificulta. No podemos comparar con los números anteriores, pareciera que el impacto de esta cuarta ola fuera minúsculo, cuando en realidad no lo es”, advierte Quiroga. Y completa: “Tenemos que pensar que, aun teniendo a toda la población inmunizada, este virus continúa siendo la enfermedad respiratoria más grave que nos podemos agarrar. El virus sigue mutando, con nuevas variantes que generan nuevas olas”. Como los virus mutan, la inmunidad que los organismos desarrollan no sirve para proteger de nuevas infecciones. De esta forma, hay gente que, en lo que va de la pandemia y pese a recibir todas las vacunas, tuvo covid dos, tres o más veces.

“El número de fallecidos en cada ola depende de la protección frente a la enfermedad grave que tenga la población y de la cantidad de contagios que haya. Mientras más contagiados, más fallecidos”, razona Quiroga. La gran diferencia en la cantidad de fallecidos entre la ola de 2021 provocada por Gamma y Delta (que produjo 60 mil defunciones) y la de Ómicron en enero de 2022 (que provocó 10 mil) son las vacunas. “La vacunación redujo de manera notable el impacto negativo de este virus”, subraya Hozbor.

Sin embargo, no hay que bajar la guardia: con los pocos cuidados que hay “cada nueva ola puede infectar proporciones cada vez más grandes”, plantea el bioinformático. Se refiere a una posible ola con las variantes BA.4 y BA.5 de Ómicron en los próximos meses, que ya se detecta en Europa y EEUU.

Será clave, de exhibir eficacia en el futuro, la distribución de nuevas vacunas que confieran un mayor grado de protección para prevenir la infección y los casos graves de las nuevas variantes que emergen. Quizás, la Arvac “Cecilia Grierson” (diseñada por la Universidad Nacional de San Martín), o bien, otras de las opciones que se elaboran en el país puedan ser claves para las próximas etapas de la pandemia.

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