Si el presidente Alberto Fernández anuncia por estas horas una suba importante del corte de biodiesel para el gasoil, Santa Fe habrá cosechado otro éxito como consecuencia del juego en equipo. Hoy el gasoil lleva un corte de 5% de biodiesel y la idea es llevarlo a un 10 o 15% con lo cual se reduciría la cantidad de gasoil a importar con dólares que escasean y frente a una crisis global que marca una faltante que ya se nota mucho en el país. La provincia elabora el 80% del total del biodiesel nacional y tiene hoy un 60% de su capacidad instalada ociosa.

Pero el lobby petrolero es muy poderoso. En su momento habían logrado la reducción del corte con biocombustibles a 5% en los papeles y a no más de 3% en la práctica. Hoy admiten que hay que volver a subirlo y quizás triplicarlo pero ponen condiciones. Quieren abrir el juego a las grandes exportadoras de aceite de soja en detrimento de las pymes del sector, aludiendo a que estas pequeñas industrias no pueden garantizar la gigantesca logística que demanda la operación. Las pequeñas empresas, a su vez, dependen del aceite de soja que las grandes le entreguen para elaborar el biodiesel.

Si bien uno de los primeros proyectos al respecto fue el del diputado del Frente de Todos, Roberto Mirabella, la iniciativa cuenta con el respaldo de todos los partidos políticos con representación provincial. Los mismos que hace unos meses atrás acompañaron con un documento al gobernador Omar Perotti que protestó por la suba de dos puntos en las retenciones a la exportación del aceite de soja que es de los pocos eslabones de esta cadena que agrega valor al poroto.

Para el peronismo la discusión no es sencilla. En su momento el kirchnerismo respaldó el lobby petrolero a nivel nacional pero no para perjudicar a los intereses santafesinos o beneficiar a las grandes petroleras; sino para defender el funcionamiento de la estratégica YPF que acaba de cumplir 100 años en el país y que tuvo sus períodos de tironeos privados.

Ya a principios de abril. el ministro de Producción de Santa Fe, Daniel Costamagna, había pedido a la Secretaría de Energía de la Nación que considere atender la creciente demanda de combustible implementando un aumento de cinco puntos porcentuales en el corte del biodiesel requerido por ley, llevándolo al 10%. Costamagna justifica la iniciativa argumentando que Argentina cuenta con una capacidad de producción de 3,9 millones de toneladas de biodiesel, concentradas principalmente en la provincia de Santa Fe, donde se integran con las empresas de molienda de soja. El ministro resaltó en ese momento que incorporar 1.000.000 tn de biodiesel al mercado interno "ayudará a mitigar el exponencial crecimiento en el requerimiento de divisas del sector energético producto del aumento de los precios internacionales".

El ministro Costamagna salió de las últimas reuniones con nación con entusiasmo y asegurando que las cosas podrían salir "en la dirección que nosotros estamos marcando". Pero habrá que esperar hasta dónde toleran el cupo de las pymes santafesinas del sector.

Intendentes Luis Castellano (Rafaela), Emilio Jatón (Santa Fe) y Pablo Javkin (Rosario) reunidos por el transporte.

“Las cosas que podríamos lograr juntos”. La frase se le escuchó a un diputado nacional por Santa Fe que no es nada cándido, pero que sí conoce el valor de los acuerdos que atraviesan a distintas fuerzas políticas. Se vio en estos días con el tema de los subsidios para el transporte urbano de pasajeros; los legisladores nacionales de esta provincia impulsan una nueva ley de Transporte Federal que no sólo beneficie temporalmente a las provincias, sino que sea una distribución estructural más equitativa sobre el tema para todo el interior del país. Santa Fe y Córdoba juntos lograron un peso político que tuvo que poner a la nación a pensar en cambios profundos.

Y lo más importante es que no se trata de signos políticos en paralelo o cuestiones partidarias afines o no, un asunto que al socialismo en el gobierno siempre le costó manejar. Las sospechas de que el kirchnerismo primero y el macrismo después buscaban solamente perjudicar el crecimiento de un partido más pequeño con experiencia de gobierno sólo en Santa Fe tenían menos fundamentos en la práctica de lo que se pensaba y las tensiones quedaban reservadas casi exclusivamente a los contextos electorales. Las limitaciones respecto del crecimiento del socialismo a nivel nacional tenían que ver con muchas otras cosas, entre ellas la tradición política argentina, y el último intento en serio por poner a la fuerza fuera del mero testimonio nacional fue la candidatura presidencial de Hermes Binner en 2011.

El federalismo es plata. Están muy bien las proclamas y las expresiones de deseo, pero es tanto lo que tracciona el Amba que se llega a estos extremos donde un trabajador de Buenos Aires paga el boleto 19,50 pesos y uno en Rosario 69,50. Nadie exagera cuando se habla de “trabajadores” o “pasajeros de segunda”.

Hablando de distribución Rosario/12 publicó ayer un informe de la Fundación Apertura sobre el Presupuesto abierto que difundió el Ministerio de Economía de la Nación, sobre las partidas ejecutadas a lo largo de 2021. De allí se desprende que de los 3.500 millones que percibió del Tesoro Nacional en 2021 vía Ministerio de Seguridad representaron menos del 1% del total distribuido entre las 23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires (CABA), la más favorecida, con más del 62% de esa torta (casi $240 mil millones). Al analizar el presupuesto nacional per cápita en seguridad, surge que para Santa Fe fueron $982 por habitante. Para Córdoba, $2011. Para CABA, 77.855.

Desde la fundación Apertura destacaron además que Santa Fe tiene el 8 por ciento de la población, y explica el 11 por ciento del PBI, pero recibe 0,33 peso por cada peso que aporta. Hace 30 años su nivel de pobreza era la mitad del promedio nacional; hoy es casi similar, oscila entre el 38 y 40 por ciento.