El primer vuelo previsto el martes por el gobierno británico para expulsar solicitantes de asilo a Ruanda fue cancelado luego de recursos legales de última hora, en un revés humillante para el Ejecutivo de Boris Johnson. El gobierno del Reino Unido estaba determinado a expulsar al país africano a no menos de diez inmigrantes ilegales, en la primera aplicación de una política migratoria defendida como una cuestión de "principio" pero calificada de "inmoral" por la iglesia anglicana.

Luego de los recursos judiciales y una decisión de urgencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el avión especialmente fletado, que costó cientos de miles de euros, se quedó en tierra. El gobierno británico quiere enviar a migrantes a ese país de África oriental, situado a 6.500 km de Londres, para desalentar las llegadas ilegales a través del Canal de la Mancha, que no dejan de aumentar. 

El secretario general de la ONU, António Guterres, lamentó este martes el plan del Reino Unido y confió en que ningún otro país siga su ejemplo. Por su parte, Boris Johnson dijo que su gobierno no se dejará "intimidar ni avergonzar" y seguirá adelante con lo planeado.