DIARIO DE UNA PRINCESA MONTONERA

En pleno auge de los blogs, el Diario de una princesa montonera llamó la atención por su desparpajo y su profundidad. En clave de autoficción, con un lenguaje fresco pero jamás desafectado del tema que la convocaba a escribir (la búsqueda de los cuerpos de su mamá y su papá, militantes de Montoneros secuestrados y desaparecidos durante la dictadura; su propia militancia en los organismos de derechos humanos), Mariana fue forjando un glosario personal para hablar de un tema que, hasta entonces, parecía que podía contarse de una única manera. Además de los textos basados en hechos reales, en el Diario hay una cantidad innumerable de entradas en las que Mariana cuenta sus sueños. Ese ir y venir constante entre el mundo real y los otros marcan el inicio de una obsesión que continuaría profundizándose en sus investigaciones académicas y en la experiencia performática que está presentando por estos días. En esta versión ampliada, que incluye crónicas de viaje y experiencias del “exilio alemán”, esta edición reloaded del DIario que se publicó el año pasado es una suerte de clásico contemporáneo inmediato para pensar los efectos de la última dictadura en las biografías particulares de algunas personas y en la sociedad argentina.

FANTASMAS EN ESCENA

Publicado este año, Fantasmas en escena estudia la forma en que el teatro de los últimos años representó la desaparición de personas, la ausencia y el duelo. Lo hace a partir del análisis minucioso de cuatro obras, todas estrenadas en la Ciudad de Buenos Aires en la última década: Un mismo árbol verde, de Claudia Piñeiro, Los murmullos, de Luis Cano, La Chira (El lugar donde conocí el miedo), de Ana Longoni, y Luisa se estrella contra su casa (de Ariel Farace). Lo novedoso de esta investigación académica –con la que Mariana se doctoró en la Universidad de Konstanz, Alemania– es que incluye una noción poco trabajada por los estudios sobre memoria en Argentina: la dimensión fantástico-espectral de la desaparición. Una de las preguntas que guían el texto es, entonces, en qué medida la fabricación masiva de fantasmas que generó la dictadura sigue teniendo implicancias en el presente. A partir de esta óptica, entonces, Mariana encuentra en el teatro –un arte que no le es ajeno, dado que ella misma es dramaturga– un campo fértil para pensar temas, figuras y motivos en torno a la última dictadura militar y sus resonancias en la actualidad.