En un reportaje realizado a Sigmund Freud en 1927, Hombres malos, explicado por Freud, por el periodista George Sylvester Viereck, Freud se refiere al psicoanálisis y al amor.

-Se sugirió que el psicoanálisis había hecho de la vida un rompecabezas complicado.

-“De ninguna manera -respondió Freud-. El psicoanálisis simplifica la vida. El psicoanálisis proporciona el hilo que saca al hombre del laberinto”. 

Freud observó que en el psicoanálisis “estamos sólo al comienzo de una nueva ciencia”.

-¿Sigues poniendo énfasis en el sexo?

-Respondo con las palabras de Walt Whitman: “Sin embargo, todo faltaría si faltara el sexo.”

-Shaw a diferencia de ti, él considera el sexo como poco interesante.

-Shaw -respondió Freud, sonriendo-. No entiende de sexo. No tiene la más remota concepción del amor. No hay un verdadero asunto amoroso en ninguna de sus obras. Hace una broma de la aventura amorosa de César, quizás la mayor pasión en la historia. Deliberadamente, por no decir maliciosamente, despoja a Cleopatra de toda grandeza y la degrada a una insignificante ‘flapper’ (1).

La razón de la extraña actitud de Shaw hacia el amor, que priva a sus obras de un atractivo universal a pesar de su enorme dotación intelectual, hay que buscarla en su psicología. En uno de sus prefacios, el propio Shaw enfatiza la tensión ascética en su temperamento.

He cometido muchos errores, pero estoy bastante seguro de que no me equivoqué cuando subrayé el predominio de la pulsión sexual. Analice cualquier emoción humana, por muy alejada que esté de la esfera del sexo, y seguro que descubrirá en alguna parte el impulso primordial al que la vida misma debe su perpetuación.

“No me haga parecer un pesimista”, comentó Freud al final de la entrevista. “Yo no desprecio al mundo. Expresar desprecio por el mundo es sólo otro método de cortejarlo para ganar audiencia y aplausos. ¡No, no soy pesimista, no mientras tenga mis hijos, mi esposa y mis flores! ”

(1) Nota de traducción por Claudio Spivak: Según el uso corriente “flapper” remite a una mujer joven, preferentemente de la década de 1920, quien regida por la moda, intenta divertirse y burlarse de los estándares y convenciones de comportamiento.

 

*Miembro de la EOL y de la AMP.