A River le cerraron los números, aunque desde el juego quedó en deuda. Con una actuación muy despareja, en la que de a ratos dominó con claridad y parecía que podía golear y en otros pasajes sufrió para sostener la ventaja lograda, el equipo de Gallardo le ganó 2-1 a Lanús para sumar su segundo triunfo seguido y para llegar con confianza al duelo de los octavos de final de la Copa Libertadores ante Vélez. José Paradela y Braian Romero colocaron el 2-0 parcial en una ráfaga, mientras que Lautaro Acosta descontó para Lanús en el mejor momento de los locales.

Si alguien podía imaginar el desarrollo del encuentro, los primeros minutos le dieron la razón: River monopolizó la pelota frente a un Lanús agazapado, que agrupó mucha gente de mitad de cancha para atrás y, esporádicamente, buscó el contragolpe. El problema para el equipo de Gallardo es que no encontraba cambio de ritmo, por lo que su dominio no se traducía en situaciones de riesgo.

Sin embargo, el infortunio que significó el golpe que sufrió De la Cruz, que lo obligó a salir de manera prematura, posibilitó que Barco, su reemplazante, le diera otra profundidad a sus avances. Así, de un contragolpe liderado por el ex Independiente nació el tanto de la apertura, cuando Paradela definió con clase tras un buen pase de Enzo Fernández. Y el recién ingresado también participó del segundo tanto, seis minutos más tarde, que terminó con una buena media vuelta de Romero tras una asistencia de taco de Paradela.

Parecía que el dominio de River, ya traslado al resultado, presagiaba una goleada, pero Lanús reaccionó rápido con el descuento, con una buena maniobra de Belmonte que Acosta resolvió por el medio de atropellada. Y a partir del 2-1, el trámite se tornó más parejo, con un River muy improductivo y un Lanús que crecía ante la inoperancia del local.

Entonces, con un River desconocido, Lanús tuvo sus chances de empatar, aunque no supo aprovechar el momento y se terminó desdibujando como al inicio. Y así el equipo de Gallardo pudo superar ese pasaje olvidable y terminó manejando los últimos minutos, aunque lejos de lucir.