Los manuscritos y cuadernos de Borges son una obsesión para el catedrático estadounidense que, como una especie de detective salvaje, sale a buscar esos materiales dispersos en bibliotecas y colecciones particulares. La pasión literaria por el escritor argentino empezó cuando estaba estudiando el último trimestre en la Universidad de California, en 1974. Y se prolongó en Princeton, con una tesis doctoral sobre la lectura que hace el autor de Ficciones de la narrativa de Robert Louis Stevenson. Daniel Balderston, director del Borges Center de la Universidad de Pittsburgh y de la revista Variaciones Borges, volvió a Buenos Aires para presentar sus últimos libros: Lo marginal es lo más bello. Borges en sus manuscritos (Eudeba), lo presenta este jueves a las 18 (Rivadavia 1571), acompañado por Graciela Goldchluk y Julio Schvartzman; y El método Borges (Ampersand), en diálogo con Luis Gusmán y Luis Chitarroni, el lunes próximo a las 19 en el Malba (Figueroa Alcorta 3415). También dio un taller gratuito,“Las muertes de Thor y de Odín, según Borges: un examen de Dos Manuscritos”, en el Centro Cultural Borges.

“La literatura de Borges hace un uso crucial y estratégico de las citas: como puntos de partida, pero a veces también de llegada”, plantea el catedrático estadounidense en El método Borges.

-¿Hay algún escritor anglosajón o en otras lenguas que haya hecho un uso tan estratégico de las citas como lo hacía Borges?

-Borges es único en este aspecto, me parece. Hay miles de citas en su obra sacadas de fuentes muy diversas. Algunas visibles, con comillas y fuentes, pero muchas otras invisibles, incorporadas en su texto sin ninguna indicación de que son citas. En el libro discuto algunas (Kipling, Conrad), pero hay muchas más. No conozco otro autor que use las citas de forma tan imaginativa.

-¿Qué es lo que más te sorprende del método de escritura de Borges?

-No esperaba que hubiera tantas variantes, a nivel de la palabra pero también de frase y de párrafo o estrofa. En sus primeros borradores vierte sobre la hoja muchísimas posibilidades, sin indicar cuáles va a escoger en el segundo borrador (y a veces en terceros y cuartos). Los otros escritores cuyos originales he estudiado a fondo --Manuel Puig, Juan Carlos Onetti, Juan José Saer, Silvina Ocampo-- no exploran de modo tan libre las muchas alternativas a la hora de comenzar a redactar.

-¿Por qué afirmás que “los manuscritos de Borges revelan que la suya es una escritura de la incertidumbre”?

-Borges va tanteando, sin esquemas previos. Las hojas de sus manuscritos se distinguen por lo que llama la pululación de posibilidades (en “El jardín de senderos que se bifurcan”).

-¿Cuáles son las diferencias más significativas en las anotaciones y correcciones de Borges respecto de los ensayos, poemas y cuentos? ¿Se podría afirmar que tiene un “método” para cada género, más allá de que procurara desdibujar las fronteras entre géneros?

-Hasta 1949 los manuscritos de los cuentos no tienen fichas bibliográficas en el margen izquierdo, ni tampoco los poemas. A partir de esa fecha, sin embargo, comienzan a aparecer sus fuentes en los borradores, como estudio en el caso de los cuentos “El hombre en el umbral” y “La secta del Fénix” (en El método Borges) y “Página para recordar al coronel Suárez, vencedor en Junín” (en Lo marginal es lo más bello). En general diría que la exploración de posibilidades es una característica de los borradores que he visto de cuentos, ensayos y poemas.

-“El proyecto de Borges como escritor consiste, en gran medida, en una reescritura obsesiva que transforma los textos individuales (y publicó más de dos mil setecientos) en fragmentos o ruinas de un todo inconcluso”, destacás en uno de los capítulos de “El método Borges”. Esta reescritura obsesiva, esta oposición a la idea de “texto definitivo”, ¿permite que la obra de Borges pueda ser leída más desde las vanguardias literarias?

-Sin duda sigue siendo una especie de vanguardista después de la década del veinte. Textos como “El acercamiento a Almotásim” y “Pierre Menard, autor del Quijote” participan de los impulsos radicales de las distintas vanguardias. Y en “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” la discusión del poema como un objeto creado es una autoparodia de su poesía ultraísta (y de la poesía creacionista de Vicente Huidobro).

-Se conservan dos manuscritos del cuento “El jardín de senderos que se bifurcan”. Uno fue puesto a la venta por la casa de remates Bloomsbury hace varios años con una base de 200 mil a 300 mil dólares estadounidenses; aparentemente no hubo ofertas, el manuscrito no se vendió y no sabés cuál es su ubicación actual. ¿A quién deberían pertenecer los manuscritos y archivos de los escritores? ¿Hay legislación en Estados Unidos y otros países que regule esta cuestión?

-Es obvio que para escribir estos dos libros, El método Borges y Lo marginal es lo más bello, tuve que crear un archivo virtual en mi computadora, porque los materiales están muy dispersos. El segundo borrador de “El jardín de senderos que se bifurcan” y el tercero de “El Aleph” hicieron apariciones fugaces, pero por suerte pude guardar imágenes. Hay colecciones de manuscritos de Borges en distintos lugares --la Fondation Martin Bodmer en Ginebra, la Biblioteca Nacional de España, la New York Public Library y las bibliotecas de las universidades de Virginia, Texas, Michigan State y Pittsburgh--, pero ninguna de esas fue suficiente para que me pudiera dar cuenta de las muchas etapas del proceso de composición. Tuve que cotejar, comparar, pero también conjeturar. Hay muchos otros escritores cuyos archivos están en una o dos bibliotecas, no tan dispersos en bibliotecas y colecciones particulares. En Francia hay una gran tradición de recoger los archivos de los escritores más importantes. Las bibliotecas nacionales de Uruguay y Chile han avanzado mucho en esa dirección. Desgraciadamente la Argentina no tanto, y en mi país tampoco.

La oralidad de Borges

Daniel Balderston, junto a un equipo internacional, está estudiando unos 35 cuadernos de Borges que están en bibliotecas de Estados Unidos, que contienen apuntes para sus conferencias y clases de 1949 a 1955. “Son apuntes muy ricos porque Borges anotó en el margen izquierdo (y a veces en otros lugares en las hojas) la bibliografía consultada sobre los temas de los que va a hablar, que son muy diversos. Así estamos comenzando a precisar las fuentes de la zona oral de su producción, que no se había estudiado sistemáticamente”, explica el catedrático estadounidense. A fines del año pasado publicaron 14 ensayos sobre esos cuadernos en el número 52 de Variaciones Borges. “Es un material importante que va a abrir muchos nuevos ángulos para la investigación”, anticipa Balderston y agrega que está trabajando también en el Oxford Handbook of Jorge Luis Borges, junto a Nora Benedict de la Universidad de Georgia. El libro, que se publicará en 2024, incluirá 35 ensayos en 950 páginas.