Ucrania anunció este miércoles que se reanudaron las actividades en los puertos para exportar los granos bloqueados desde que empezó la invasión rusa hace cinco meses, mientras que Rusia redujo nuevamente el suministro de gas a Europa, lo que enciende las alarmas por una posible crisis energética. El anuncio se produce unos días después de que Ucrania y Rusia, los mayores exportadores mundiales de cereales, firmaran sendos acuerdos en Estambul, bajo auspicio de la ONU, para aliviar la crisis alimentaria mundial y crear "corredores seguros" en el mar Negro. Sobre el terreno, un ataque ucraniano destruyó un puente estratégico en la ciudad ocupada de Jersón.

20 millones de toneladas de granos

"En el marco de la firma del acuerdo sobre el desbloqueo de los puertos ucranianos para la exportación de cereales, los puertos de Odessa, Chornomorsk y Pivdennyi reanudaron su trabajo", indicó la Marina ucraniana en Telegram. Los pactos incluían la creación de un centro de coordinación encargado de inspeccionar los buques que entren y salgan de Estambul, para garantizar que sólo transporten cereales. Dicho organismo fue inaugurado formalmente por Turquía este mismo miércoles.

Más de 20 millones de toneladas de granos estaban bloqueados desde el inicio del conflicto en los puertos de la región de Odesa por la presencia de buques de guerra rusos y de minas colocadas por Kiev para defender su costa. "La salida y la entrada de los barcos a los puertos marítimos se hará formando un convoy. Pero antes habrá un arduo trabajo de los hidrógrafos" para determinar rutas seguras, dijo la armada ucraniana.

El acuerdo se vio comprometido el sábado luego de un bombardeo ruso en Odessa que generó una oleada de condenas, aunque Moscú remarcó que estaba dirigido a la infraestructura militar y no debía obstaculizar la reanudación de los envíos. Y el gobierno ucraniano aseguró el lunes que los primeros envíos partirían "esta semana".

Menos gas en Europa

En paralelo, el operador alemán del gasoducto Nord Stream I informó que las entregas de gas ruso cayeron a una quinta parte de su capacidad, como estaba previsto, lo que aumenta el riesgo de una crisis energética en Europa. Ante esa amenaza, la Unión Europea acordó reducir en al menos un 15 por ciento el consumo de gas entre agosto de 2022 y marzo de 2023, respecto a la media de los últimos cinco años del mismo periodo.

El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que "hay menos posibilidades técnicas de bombear" debido a que las sanciones occidentales no permiten "realizar los mantenimientos técnicos, cambiar piezas, hacer reparaciones generales y otros trabajos reglamentarios a los equipos". "Gazprom, que es el proveedor, suministra cuanto es necesario y cuanto es posible (...) a medida que se lleven a cabo estos trabajos, Gazprom tendrá la posibilidad de aumentar el bombeo", aseguró Peskov en su conferencia de prensa diaria.

El conflicto está haciendo subir los precios del gas en Europa, que el martes alcanzaron su récord desde marzo, y los países occidentales acusan a Moscú de usarlo como arma económica y política. El presidente francés Emmanuel Macron acusó desde Benín a Rusia de ser "una de las últimas potencias imperiales coloniales", tras iniciar "una guerra territorial" en Ucrania.

Desde Etiopía el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, pidió a los países en vías de desarrollo que no apoyen un modelo global regido por Estados Unidos. "Nos corresponde decidir si queremos un mundo en el que Occidente totalmente sometido a Estados Unidos se arrogue el derecho de decidir cuándo y cómo promover sus propios intereses sin respetar el derecho internacional", afirmó Lavrov.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, dijo que su país ayudará a Europa a "resistir la presión energética" rusa. "Vamos a aumentar nuestras exportaciones de energía para los consumidores de la Unión Europea", señaló Zelenzki en su mensaje diario en video y agregó: "A pesar de la guerra, hemos conseguido la integración en tiempo récord de las redes ucranianas al sistema europeo".

Puente clave "muy dañado" en Jersón 

En el terreno sigue la ofensiva y las fuerzas ucranianas destruyeron parcialmente un puente estratégico de Jersón, una ciudad ocupada por los rusos en el sur del territorio. El puente de Antonovski, en los suburbios de la localidad, es clave porque es el único que conecta la ciudad con la orilla sur del río Dnieper y el resto de la región.

"Los que atacaron el puente han hecho que la vida sea un poco más difícil para la población", afirmó Kiril Stremousov, un representante de las autoridades rusas de ocupación, a los medios rusos, minimizando el impacto del cierre de la vía. "No tendrá ninguna influencia sobre el resultado de los combates", agregó Stremousov, sin dar detalles sobre el alcance de los daños.

La zona cayó en manos de Rusia poco después de su invasión el 24 de febrero. La región es estratégica ya que limita con la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014. Las autoridades ucranianas informaron recientemente que liberarían "definitivamente" la región en septiembre.

Más al este, en la región oriental del Donbass, controlada en parte por separatistas prorrusos desde 2014, también continúan los combates. El jefe de la provincia de Donetsk, que junto a la de Lugansk forma el Donbass, dijo en redes sociales que la artillería rusa alcanzó un hotel y los primeros informes indicaron que los ataques habían dejado muertos y heridos.