“Ernestina es la expresión de que cualquiera maneja un medio”, reflexiona Pablo Llonto, autor de La Noble Ernestina, biografía no autorizada de la heredera de Roberto Noble, e impulsor de la investigación de la identidad de las criaturas que adoptó irregularmente en pleno terrorismo de Estado. Redactor de Clarín desde 1978, despedido por su trabajo gremial, Llonto destaca que Herrera de Noble “jamás defendió la democracia” y recuerda que siguen pendientes, en manos de la jueza Sandra Arroyo Salgado, medidas de prueba para conocer el origen de Marcela y Felipe Noble.

–¿Qué simboliza Herrera de Noble?

–Es la expresión de que cualquiera maneja un medio. Cuando entré a Clarín hasta los desarrollistas se burlaban de su incapacidad. Su actividad pasaba por bajar a la redacción en aniversarios, no tenía ningún rol periodístico. Sí fue cumplidora con la dictadura: estuvo en actos junto a Videla y se conocen los beneficios para Clarín. Pero  jamás propuso o cuestionó una nota.

–En la necrológica oficial, Clarín afirmó que en los 70 y “con la viuda de Noble al frente, defendió el ejercicio pleno del estado de derecho, se opuso a toda forma de violencia, impulsó el respeto por las libertades individuales y por el sistema democrático”.

–Ernestina de Noble jamás defendió la democracia. En ninguno de sus discursos entre 1978 y 1983 dijo ni siquiera “estamos en dictadura”. En la fiesta homenaje a los campeones del mundial de fútbol estuvo en el palco con Videla y jamás hizo un pronunciamiento de condena.

–En la causa sobre la identidad de Marcela y Felipe Noble se probó que insertó datos falsos sobre su origen y en 2003 admitió “la posibilidad de que pudieran haber sido víctimas de la represión ilegal”. ¿Cree que podrán ahora esas personas nacidas en plena dictadura conocer su identidad?

–Mi impresión es que Felipe está más cerrado al tema. En el caso de Marcela no sé si esto le generará algo para adelante, son personas con mucha dificultad para querer saber sobre sus padres. Ojalá eso cambie, para bien de ellos, y sepan de una vez de dónde los trajeron.

–¿La causa está paralizada?

–Arroyo la archivó pese a que había pruebas por producir. En su libro, Adolfo Scilingo dice que, según Raúl Guglielminetti, “en Orletti había una embarazada que tuvo un bebé y se lo dieron a la dueña de un importante diario”. La jueza debió tomarles declaración. Tampoco investigó quién fue la mujer que aparece entregando a Felipe. Una empleada del juzgado dijo que vio a una señora con ese bebé pero ¿quién era? ¿Una detenida política? ¿Una desaparecida? Arroyo llevó bien la causa hasta los análisis de ADN. Después la mantuvo con alguna medida y, con la muerte de (su ex marido Alberto) Nisman, empezó a aparecer en los canales del Grupo Clarín, dictó el sobreseimiento de Ernestina y ordenó archivar el expediente.