“La estructura del show será gratamente caótica y vertiginosa”, promete Hernán Lucero, arquetipo del cantor de tango de hoy. La cita aludida será hoy a las 21 en el Tasso, y su explicación pasa por los abruptos cambios de clima que espera. “Daremos un concierto poderoso, pasaremos de la orquesta a pleno a lo más intimista de cantar solo al piano o a la guitarra y, por supuesto, los dúos con el Cardenal y la Bernales”, prevé el hombre. Entonces, además la orquesta que lo sustenta, dirigida por el bandoneonista y arreglador Ramiro Boero, habrá invitados (Cardenal Domínguez, Florencia Bernales, Bruno Ludueña y Hernán Reinaudo) y un repertorio con canciones que no solo pertenecen al disco que grabó en honor a Gardel (Gardeliano), sino también con los seis que publicó hasta hoy. “Incluso voy a cantar ‘Barrio viejo’”, tema que grabé hace quince años con acompañamiento de guitarras, y que cumplió la difícil tarea de ser la carta de presentación de un cantor desconocido que quería hacerse escuchar”, evoca Lucero. “Hoy, casi veinte años después, me emociona mucho cantar ese mismo tema pero con orquesta, entre otras cosas porque la versión actual conserva mucho de aquella primera con guitarras, sobre todo el sentimiento”, tira él.

El concierto será el anterior a la grabación de su próximo disco. “Solo puedo decir que llevaré en él la condición gardeliana lo más lejos posible”, arriesga a priori, y luego argumenta: “Gardel fue el artista más moderno e innovador de su época. Inventó lo que conocemos como tango y le sopló un hálito poético a una música que, hacia mediados de la década del ‘10, era una canción menor para convertirla en la que quizá sea la expresión más alta y auténtica de la canción de los argentinos”. Hasta ahora, Lucero ha sido reconocido precisamente por su labor en el disco homenaje al Zorzal, nominado a los Premios Gardel 2016 como mejor disco cantante masculino de tango. “Le debo a Gardeliano la satisfacción de haber recorrido el país y Europa cantando algunas de las canciones más bellas que se hayan escrito en esta tierra. Pero sobre todo, la experiencia de sentir que el trabajo que hicimos fue iniciático”, finaliza.