La primera ministra británica, Theresa May, aseguró ayer que quiere una investigación completa y pública del incendio en un edificio de viviendas en Londres en el que murieron al menos 17 personas y tras el cual aún hay numerosos desaparecidos.

“Lo que necesitamos hacer es garantizar que esta terrible tragedia sea investigada de forma apropiada”, dijo May a los medios en respuesta a preguntas sobre la supuesta falta de medidas de seguridad en la Torre Grenfell, de 24 plantas. El comandante de la Policía Metropolitana, Stuart Cundy, indicó por su parte que es probable que el número de muertos siga aumentando, mientras que la jefa de Bomberos de la ciudad, Dany Cotton, advirtió que dadas las malas condiciones del rascacielos devorado por las llamas pueden pasar semanas hasta que sea posible registrarlo por completo en busca del resto de víctimas. 

May se reunió cerca del lugar de la catástrofe ayer en Kensington con residentes y con los bomberos. Según relató la primera ministra, los bomberos le explicaron que la propagación del fuego fue rápida, feroz e inesperada. “Tenemos que saber qué pasó, tenemos que tener una explicación”, añadió. “Le debemos eso a las familias, a la gente que ha perdido a sus seres queridos, amigos y las casas en las que vivían”, subrayó. Aún siguen en el hospital 37 heridos, de los que 17 se encuentran en estado crítico. También visitó el lugar del accidente el líder laborista Jeremy Corbyn, quien reclamó asimismo una investigación. “Los políticos debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para garantizar que se conozca la verdad de esta tragedia”, aseguró.

Los bomberos rescataron a 65 personas del devastador incendio, en tanto que otras consiguieron huir por sus propios medios. Al menos 78 fueron atendidas en hospitales. Los medios británicos estiman que en las 120 viviendas sociales del edificio vivían entre 400 y 800 personas. Muchos amigos y familiares de los desaparecidos pedían información desde un centro de ayuda cercano al edificio y en las redes sociales. Es el caso de una joven pareja de italianos, Gloria Trevisan y Marco Gottardi, que quedaron atrapados en el piso 23 y cuyo paradero se desconoce. Los dos se habían mudado hace poco a Londres y al parecer la mujer llegó a despedirse de su madre desde el apartamento en llamas, según medios italianos. 

Cotton señaló que la búsqueda en medio de los escombros calcinados será un largo proceso. Por el momento los bomberos no pueden examinar correctamente la parte externa de las plantas superiores por cuestiones de seguridad, por temor a que se desprendan escombros o colapse parte de la estructura. Los 24 pisos fueron registrados de forma rápida, pero para hacerlo de manera exhaustiva es necesario apuntalar la construcción primero, indicó. Se desconoce cuántas personas había dentro al momento del incendio. 

Cotton y Cundy rechazaron responder preguntas sobre las denuncias de que el revestimiento externo de la construcción, colocado hace poco, pudo contribuir a acelerar el fuego y propagarlo tan rápidamente a los pisos superiores. “Nuestra absoluta prioridad es identificar y localizar a los desaparecidos”, dijo Cundy, y añadió que las cuestiones de seguridad serán examinadas durante una investigación formal. Cotton declaró a Sky News que la ferocidad del incendio hace que sea imposible que haya alguien aún con vida en el edificio. “Sería un milagro”, dijo. Ayer permanecían aún en el lugar 60 bomberos y ocho ingenieros de incendios. 

La reina Isabel II manifestó sus condolencias y dijo que sus pensamientos y oraciones están con las familias que perdieron a seres queridos, así como con las muchas personas heridas en el hospital, según comunicó el Palacio de Buckingham. La monarca destacó además la gran cantidad de voluntarios que ayudaron y la labor de los equipos de emergencias. Por su parte, cientos de londinenses llevaron mantas, ropa y alimentación para niños para los residentes de la torre. Además, también se recaudó más de un millón de libras.

El edificio fue construido en 1974 y sometido a obras de reforma entre el 2014 y 2016. Antes de la catástrofe hubo denuncias sobre la insuficiente protección contra incendios. El rascacielos no contaba con rociadores de incendios pese a haber sido renovado. En general en Reino Unido las normas antiincendios son muy estrictas, y en los edificios de nueva construcción es obligatorio instalar rociadores, aunque no así colocarlos en los más antiguos. 

“La alarma contra incendios no se activó, y por eso hay tantos muertos”, se lamenta un residente, Sitalih. Él tuvo la suerte de que su mujer oliera enseguida el humo y por eso consiguió salir pese a vivir en el piso 15. Sitalih denuncia que la casa no era segura, que tenía conductos abiertos e instalaciones mal hechas. “La empresa tiene que pagar por esto”, exige. “Ellos mataron a estas personas”. Sonja Edwards, de 51 años, afirma que todos sabían que el edificio no era seguro. “Pero a la empresa no le interesaba. Solamente quería que se viera bien desde fuera. Eso le ha costado ahora la vida a muchos”.

La Policía y los bomberos piden no hacer especulaciones apresuradas, pero también ellos son blanco de acusaciones, por ejemplo por decirle a los residentes que se quedaran en sus casas y pusieran toallas húmedas bajo las puertas en vez de huir.