¿Cómo le va, lector, cómo anda? .Esta semana, quizás la pregunta adecuada sea  ¿Cómo se las arregla?. O siguiendo por ese camino  ¿Se las arregla?. O, un poco más allá  ¿Se arregla?

En esta última pregunta alguien podría percibir una alusión al país, al mundo, al universo en su conjunto, pero también al cotidiano de cada uno. Todas serían ciertas.

Las alusiones son tan actuales como las elusiones que con casi gozosa pedantería realizan algunos funcionarios cuando suponen que los discapacitados, “se las pueden arreglar” sin que nadie los ayude. Francamente, ni los discapacitados, ni los capacitados, podemos solos. Quizás por eso, existe una cosa llamada sociedad. Aunque ellos deben creer que existe para otra cosa.

Seguramente estarán en la línea del “no se arregla” tan posmoderna y posverdadera. Tan noventas. Algo se rompía, yu no se arreglaba. Para que, si había productos importados, nuevos, mejores, y mas baratos.

Ellos mismos, y (o sus descendientes, biológicos o ideológicos) siguen pensando lo mismo 25 años y varias crisis después.  No, perdón, lo mismo no, van mas allá. No se limitan a los objetos, incluyen a las personas. Si alguien se rompe, o no funciona “como debe”, no lo arreglamos, ni lo ayudamos a curarse, lo tiramos, y lo cambiamos por otro nuevo, mas joven, y probablemente importado.

Les pido humildemente perdón a quienes, honestamente, no piensen que esa practica deba llevarse a cabo con las personas, pero quizás tengan una definición de persona, distinta a la que usted y yo compartimos, lector, y entonces, sin tapujos, pueden decir que “hay oportunidades para todos”, el problema es quién forma parte de ese “todos” y quien no.

Ya en la campaña electoral de 2011, para gobernar CABA, el slogan era “ Sos bienvenido”, que bien puede leerse como “ estas afuera, pero si haces merito, te podremos incluir”

Se vienen barajando, lector, diferentes estrategias para que finalmente los argentinos entremos en la Revolución de la Alegria de una vez por todas, y tengamos el país por  o (contra) el que lucharon nuestros abuelos. 

La idea es que aquellos que de chicos no tienen otro remedio que “caer en la educación pública”, sigan sin tener otrto remedio, u otros remedios. ¿Para que los necesitarían, si  están todos sanos y en edad de trabajar? Porque la idea que los argentinos y argentinas les mostremos al mundo que somos todos Mirthas y Mirtos, y somos capaces de seguir al pie del cañón, o de la obra en construcción, o del escritorio, o del consultorio, o del bondi, o de la cámara, hasta que Dios (para los creyentes)  o Mauricio ( para los crédulos) lo determine.

Y si alguna limitación nos lo impide antes de tiempo, no es culpa del Estado, ni de la Iglesia, ni mucho menos del Mercado.  Será nuestra pareja, nuestra familia, nuestro consorcio, nuestra barra brava, nuestro grupo de terapia, o nosotros mismos, los encargados de reparar tamaño error.

Y si no podemos, bueno, no podemos, en todo caso, como dijera un cantautor reconocido: “no hay que aflojarle a la vida”. Vivamos mal, pero con alegría, porque como afirmara el mismo cantautor “vivir con alegría significa vivir más”. Y esa es la idea del gobierno. Que a falta de remedios, subsidios y jubilaciones, nuestros  mayores tengan alegría, así viven más

Por otro lado, para que quieren tantos medicamentos, que no solamente son caros,, sino que además hay que acordarse de tomarlos, y a veces, tienen efectos colaterales tremendos: Acuerdense, por ejemplo, todos aquellos que en 2015 pensaron que “ el remedio estaba en votar contra Cristina” , y , como efecto colateral, terminaron votando “a favor de Mauricio”

Hasta la semana que viene, lector, feliz día del padre.

@humoristarudy