Sobre los 54 años de historia económica que se interponen entre la fuerte restricción externa de 1948 hasta la crisis financiera desatada en 2002, la bibliografía analítica propone lecturas que, salvo contadas excepciones, difícilmente escapan a la decepción por un constante y persistente estancamiento. Sin embargo, si de algo están nutridos esos años, es de marchas y contramarchas con tendencias tanto al crecimiento como a la retracción. En estas cinco décadas de volatilidad económica, la “variabilidad” parece ser la noción clave para entender al período, según se plantea en Medio siglo entre tormentas: fluctuaciones, crisis y políticas macroeconómicas en la Argentina (1948-2002).

Publicado por la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba) y elaborado conjuntamente por historiadores y analistas económicos, el libro intenta contribuir a la exploración acerca del desenvolvimiento económico argentino desde la puesta en operación del primer ciclo de stop and go, hasta el go and crash en el que desembocó la macroeconomía nacional a principios del milenio.

Aníbal Jáuregui, doctor en Historia por la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) y compilador, junto a sus colegas Pablo Gerchunoff y Daniel Heymann, de los ensayos que forman la publicación, habló con el Suplemento Universidad de la imposibilidad de "dar una explicación monocausal" a la alternancia de momentos de luz y otros de sombra que se sucedieron durante el segmento estudiado.

El libro sistematiza diez secuencias de crisis e intentos de estabilización, ordenados en capítulos en cuya elaboración participaron 23 investigadores e investigadoras, tanto del campo de la Historia como de la Economía.

"El proyecto del libro surgió de la iniciativa del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IEEP) y del Centro de Estudios Económicos de la Empresa y el Desarrollo (CEEED), y se fue armando en torno a un mecanismo de seminario interno, en el que el abordaje de cada capítulo fue discutido no solo por sus autores, sino por todos los participantes", explicó Jáuregui.

La llegada de las consecuencias de la posguerra a la Argentina, alrededor de 1948, son el puntapié inicial de una seguidilla de etapas hilvanadas por el común denominador de la carencia de grandes mercados externos para nuestro país. La interrupción de la bonanza peronista por una nueva configuración de la economía internacional inauguró

una extensa lista de ciclos cortos en materia económica.

El recorte analítico se justifica, según el historiador y docente, por una unidad en la forma de funcionar de nuestra macroeconomía, en la que Argentina operó como "un satélite sin un Sol al cual orbitar, lo que explica, entre otras cosas, el cierre de la economía en reiteradas ocasiones". La conflictividad social y la inestabilidad política, entendidos por los autores como elementos persistentes durante el periodo, terminaron de preparar el escenario para una vertiginosa seguidilla de altibajos.

A pesar de estas consideraciones y de la profusión de abordajes que esquematizan a los segundos cincuenta años del siglo XX en nuestro país como un largo periodo de decadencia, Jáuregui subrayó que "hubo estadios de crecimiento y momentos de grandes expectativas que después terminaron frustrándose".

Entre los motivos de esos estrangulamientos, el historiador destacó las restricciones externas y la presencia pretoriana, hasta la década de los noventa, de las Fuerzas Armadas como tutoras de la directriz económica. A pesar de estas explicaciones, Jáuregui hizo énfasis en la imposibilidad de señalar responsables directos y agregó que tanto los planes ortodoxos como los heterodoxos fueron mal ejecutados. "Tampoco creemos en la teoría de que hay una clase dominante que impide el desarrollo", ahondó el investigador.

Más allá de las dos primeras presidencias de Juan Domingo Perón, entre 1946 y 1955, el análisis avanza sobre el Plan de Estabilización y Desarrollo, encarado por el experimento desarrollista de la gestión de Arturo Frondizi, para luego sumergirse en la recuperación económica iniciada con los primeros avatares del gobierno de Arturo Illia. El cuarto tramo está compuesto por la impronta autoritaria en lo político y “modernizadora” en lo económico de la autodenominada Revolución Argentina, apuntalada por el Plan Krieger Vasena, con la prioridad puesta en la estabilización y en la apertura a los flujos de capitales para estimular el crecimiento. Posteriormente, la lupa se posa en los tres años anteriores a la vuelta del peronismo a las urnas, en los que se disolvió el Ministerio de Economía y la dirección económica quedó en manos de la cartera de Hacienda y Finanzas.

Lo que sigue es el interregno 1973-1976, caracterizado por niveles inéditos de conflictividad política, la caída de los acuerdos Breton Woods y la muerte del General Perón. El Rodrigazo es, quizás, uno de los hitos más significativos de este momento.

Los años correspondientes a la última dictadura acaparan tres capítulos: uno enfocado en el desempeño de los indicadores y de la implementación de una reforma económica, otro preocupado por explorar de qué modo la sociedad fue “disciplinada” por la política puesta en marcha por los sectores liberal-conservadores y el último, dedicado a la guerra de Malvinas, la crisis y la deuda.

Los últimos dos apartados giran en torno al Plan Austral y las fallidas políticas antinflacionarias llevadas a cabo en los tiempos de Raúl Alfonsín, por un lado, y al huracán privatizador, la convertibilidad, su crisis y la fractura financiera de la sociedad, por el otro.

“En términos de modelos, se puede decir que la industrialización por sustitución de importaciones entra en un ocaso progresivo a partir de la década del setenta, sin que surja un modelo alternativo”, señaló Jáuregui, al tiempo en que agregó que durante muchos años primó la tendencia a considerar al crecimiento asociado únicamente a la industria, y al sector agroexportador como una actividad que “sólo podía acompañar y proveer divisas”.

El desarrollo de una economía industrial exportadora, siempre en la carpeta de los gobiernos de las décadas del sesenta y comienzos de los setenta, no terminó de concretarse y su truncamiento y abandono paulatino a partir de 1974, constituyó una verdadera calle sin salida para la economía nacional.

Medio siglo entre tormentas apuesta por una perspectiva eclética en la que confluyan varias miradas para, en palabras de Jáuregui, “abrevar en todos los aportes y pasar por encima de una lectura cerrada de la historia económica”.

La gesta colectiva del libro se contrapone a la labor tradicional de investigación histórica, “una pesquisa individual en archivos y bibliotecas” y se abre hacia la discusión, el debate y el intercambio; insumos fundamentales que, según el autor, “residen en el ámbito universitario”. 


*Compiló con sus colegas Pablo Gerchunoff y Daniel Heymann los ensayos que analizan la causas de los altibajos de la economía en los últimos 50 años del siglo XX.