Vélez y Talleres armaron un partidazo este miércoles por la noche en Liniers, a tono con el escenario: la Copa Libertadores. Lo ganaba 2 a 0 el local y ya respiraba semifinales, pero los cordobeses encontraron el descuento sobre el cierre y estaban haciendo un negoción dado cómo se había dado el encuentro. La renta visitante se hizo extraordinaria minutos después cuando llegó el 2 a 2, pero con el tiempo cumplido el pibe Fernández le dio la alegría final al Fortín aunque para la revancha de estos cuartos de final, el miércoles próximo en Córdoba, no hay nada asegurado.
Apenas entraron en contacto con la pelota uno y otro equipo quedaron en claro sus intenciones, al menos primigenias. Talleres sacó del medio, tocó atrás y rápidamente partió el pelotazo desde el fondo en busca del lungo Girotti para que el exRiver se las rebusque, preferentemente, bajándosela al colombiano Valoyes. Vélez, en tanto, en su primera y segunda posesión optó por cruzarla de banda a banda como para de mínima generar alguna preocupación por los costados.
Se ve que Talleres no tomó nota del aviso -y eso que el portugués Caixinha se la pasó libretita y lapicera en mano- porque a los 4 minutos vino el 1 a 0, generado en un lateral. Fue una pared de saque de banda la que hicieron Jara y Pratto por la derecha, con el lateral pasándosela con las manos al Oso y yendo a buscar la devolución para luego sacar un centro de mucho arco, en apariencia forzado, pero que le calzó justo al vuelo de Janson, quien con su 1,71 metro le ganó a la marca de Benavídez.
Una vez que la visita pudo al menos igualar la intensidad con la que Vélez inició el encuentro, se fue acomodando en la cancha. Su mejor carta de ataque fue el colombiano Valoyes, quien le complicó la noche a Ortega por el sector derecho y, antes de los 20, dibujó un par de jugadas calcadas con chiches, desborde en velocidad y centro atrás. Pero Garayalde, con una paz notable, desactivó el peligro y desvió los pases hacia el lateral, en ambas ocasiones, de igual manera.
Resultaron muy interesantes los movimientos sin pelota de los jugadores de Vélez, como los jóvenes Perrone y Garayalde alternándose en el medio para ser opción de pase. O con Pratto tirándose atrás para recibir y lanzar mientras sus laderos Janson y Orellano salían disparados en velocidad y Bou se posicionaba de 9. Por el contrario, Talleres hizo un uso más clásico de su referente de ataque, Girotti, quien fue siempre el jugador más adelantado de su equipo y se la pasó jugando de espaldas.
Así, sin mayores recursos creativos que la inspiración de Valoyes, Talleres se complicó más de una vez intentando generar juego desde el fondo, justo cuando Vélez le entregó la posesión durante largos pasajes del encuentro. La más clara de los cordobeses (hasta entonces) llegó recién en el segundo tiempo, con un desborde del colombiano que terminó con atajada de Hoyos.
Pero Vélez, como para dejar en claro que era mucho más, respondió con una contra y remate al travesaño de Janson. El olavarriense tuvo revancha inmediata en la jugada siguiente cuando Jara tomó un rebote y sacó un violento centro de primera que encontró otra vez la cabeza del gran goleador de la noche. Séptimo gol del exTigre en una Copa consagratoria para su carrera.
Con la combinación Ja-Ja, Vélez reía fuerte y en el Amalfitani ya se respiraba semifinales, pero un descuido en defensa le permitió a Talleres conseguir el descuento con un doble cabezazo en el área capitalizado por el recién ingresado Santos. Al rato, Catalán se armó una jugada maradoniana por derecha dejando a ¡cuatro! en el camino y generando un rebote que Garro convirtió en 2 a 2 con un zurdazo inatajable.
El partido estaba roto y podía pasar cualquier cosa. Los hinchas velezanos todavía se agarraban la cabeza cuando, a los 90, el pibe Fernández puso el 3 a 2 final luego de una gran jugada colectiva para dejar un poco más tranquilos a los suyos de cara a la revancha.