"Sergio no está lejos de Alberto. Ellos dos siempre trabajaron en tándem. En esta nueva etapa del Frente de Todos, el sector moderado del peronismo sigue manteniendo la brújula". Esa es la lectura que hacen cerca del presidente Alberto Fernández luego del terremoto que vivió el oficialismo en las últimas semanas y que terminó con el desembarco de Sergio Massa como ministro de Economía. “Alberto está obsesionado viendo datos, siente que tiene cosas buenas para mostrar de su gestión. Si Sergio estabiliza lo económico, él va a poder salir a contar todas las cosas positivas del gobierno que no podemos mostrar porque en el centro de la agenda están el dólar y la inflación”, opinan sobre el rol que tendrá el mandatario en esta nueva etapa del FdT. Cerca del Presidente afirman que “esto recién empieza. Hay que ordenar y esperar tres o cuatro meses para tranquilizar la economía”. “Ahora hay que tomar medidas antipáticas para el año que viene poder tomar medidas pensando en las elecciones”, se sinceran.

La relación con Cristina Kirchner

Si a Fernández y Massa los une esta visión “moderada” del peronismo, la fuerza del vínculo entre el Presidente y CFK está más ligada al plano personal. Eso permitió que en 2018 Fernández se vuelva a acercar a la expresidenta y que ella finalmente lo eligiera para que oficie de nexo entre el kirchnerismo y un sector del peronismo al que no podía interpelar sin un intermediario. Fernández podía cumplir con ese rol a la perfección, era parte del Frente Renovador y trabajó en la campaña de Massa en 2015. De a poco AF volvió a construir su amistad con CFK, de quien se había distanciado en 2008 en medio del conflicto con las patronales rurales.

"En 2019 CFK fue la gran estratega, pero Alberto fue el gran artesano de esa unidad", opinan cerca del mandatario y agregan que, en esta ocasión, con la incorporación de Massa al gabinete, Fernández volvió a cumplir el mismo rol. “Alberto tiene un lugar privilegiado en esta coalición, lo tuvo antes y lo tiene ahora porque sigue siendo el articulador y el que de verdad tiene buena relación con los dos. CFK y Massa lo quieren, pero CFK no confía plenamente en Sergio. Alberto siempre trabajó y trabaja para mantener la unidad, por más que eso le genere costos políticos”, puntualizan.

El "premio" que CFK le dio a AF en 2019 por la tarea de “artesano” fue la candidatura a Presidente. Algo que, a su vez, era necesario para atraer el interesante porcentaje que Massa había sacado en las elecciones de 2015, cuando se presentó como candidato frente a Daniel Scioli y Mauricio Macri. Dentro del espacio son varios los que consideran que el error en ese momento inicial del gobierno fue que el kirchnerismo no quedó lo suficientemente representado en el área económica, en relación al nivel de acciones que tenía dentro del espacio. Algunos dicen que por error, otros dicen que por estrategia. Lo cierto es que fue Fernández quien eligió al gabinete económico, con Martín Guzmán a la cabeza.

El rol que jugó Guzmán

En un comienzo Guzmán reportaba a CFK. Ella no estaba de acuerdo con muchas de las cosas que decía, pero lo escuchaba. El quiebre fue el cierre del acuerdo con el FMI mientras la vicepresidenta estaba de viaje en Honduras. CFK asegura que Guzmán le mintió y hasta quienes no comparten su espacio confiesan que "se le pueden achacar muchas cosas a CFK, pero mentirosa, no es". Alberto no creyó que eso sucediera. Además, se aferró a Guzmán porque sentía que dejarlo ir, luego de la baja de varios de los ministros que él había elegido, era una muestra de debilidad personal.

"A Cristina le molestaba que Guzmán no le contara las cosas. Le molestaba quedarse afuera y también se enojó porque Martín le mintió. Alberto va a decir que no, pero es así. Guzmán fue tóxico en la relación de Alberto y CFK. De los dos lados tienen personas que ayudan al vínculo y personas que perjudican y meten fichas", sintetizan cerca del Presidente. Lo cierto es que la relación entre Alberto y Cristina llegó a un punto de desgaste que parecía no tener retorno. El problema se convirtió en personal y no se hablaban. Para CFK la presencia de Guzmán y su dinámica de trabajo se volvieron intolerables. En paralelo, Guzmán le pedía cada vez más poder a Alberto para centralizar en su cartera todos los resortes de la economía. Fernández insistía con sostener a Guzmán, pero tampoco le terminaba de dar lo que él pedía. Esa situación dejó al Gobierno en un escenario de parálisis.

Ante la escalada de la crisis económica y el intento de golpe de mercado que se generó tras la violenta salida de Guzmán, la alianza quedó en shock. El domingo siguiente a la renuncia del ministro, el Presidente se recluyó en Olivos con su círculo de confianza. Había que tomar una definición. Massa intentó oficiar de nexo. Le propuso a Alberto algo que ya le había ofrecido tras la renuncia del ministro de Producción, Matías Kulfas: hacerse cargo del área económica, pero de manera centralizada. En aquella ocasión el Presidente le dijo que no y definió llamar a Scioli, históricamente enfrentado con Massa. Eso le costó un fuerte enojo del tigrense, que leía que Scioli desembarcaba en el gabinete para catapultar su candidatura presidencial en 2023, un lugar que él también quería.

El vínculo entre Massa y Fernández --en esos días Alberto lo invitó a viajar con él a la Cumbre de las Américas-- se recompuso por una promesa. Alberto le dijo que si él definía, o no podía, ser candidato en 2023, algo que ya había adelantado que haría, impulsaría la candidatura del tigrense. Massa se calmó. Pero aquel domingo de crisis en la Quinta de Olivos le volvió a ofrecer su plan. En esa ocasión Alberto estuvo de acuerdo. Había que convencer al kirchnerismo.

Tras negociar toda la mañana con Alberto, Massa fue a ver a Máximo Kirchner. Máximo habló con CFK, pero CFK les dijo que la única forma de cerrar un acuerdo era con Fernández, con nadie más. El mensaje fue transmitido y todos los que estaban aquella tarde en Olivos empezaron a ver la forma de que el llamado se concrete. Fue Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, la que finalmente destrabó la situación.

Cuando hablaron por teléfono, CFK rechazó el desembarco de Massa, con todo lo que eso implicaba, y propuso como reemplazante de Guzmán a Emmanuel Álvarez Agis. Alberto le dijo que sí, pero que él ya se lo había ofrecido y que le había dicho que no. Cristina lo mandó a llamar. Álvarez Agis volvió a rechazar la oferta que, esta vez, venía de la propia CFK. “Batakis fue un salvavidas. Álvarez Agis era el que querían. Si él hubiera aceptado, tal vez no era necesario lo de Massa”, dicen algunos que conocen al detalle lo que ocurrió esa noche.

Después de 25 días, finalmente Massa lo logró. Alberto y Cristina, en un almuerzo que compartieron el sábado 23 de julio, definieron su desembarco en reemplazo de Batakis. Este miércoles, tras la asunción, Massa delineó las primeras políticas de su gestión al frente de la cartera. “Todo lo que se hizo y anunció fue con el aval de CFK”, aclaran cerca de Fernández y resaltan que el trato entre el Presidente y Massa es diario. Luego del acto en el Museo del Bicentenario Massa lo llamó por teléfono y hablaron largas horas, ahí Fernández lo invitó a almorzar al día siguiente en Casa Rosada. En ese mitin el Presidente le pidió que lo acompañe a la actividad que tenía al otro día en Santa Fe. ”Tienen esa relación muy cercana y Sergio es muy bueno cuidando las relaciones personales. No se va a mandar a hacer nada sin decir”, confían cerca del Presidente.