En Córdoba el Registro Civil se exige requisitos arbitrarios y patologizantes a la hora de rectificar la partida de nacimiento de niñxs y adolescentes trans. Agustín, de 15 años, gracias al trabajo de Abosex y del Cuerpo de Abogadas Feministas, logró hacer el trámite sin esos condicionantes contrarios a la ley de identidad de género.

Agustín como muchos adolescentes fantasea su vida fuera de la escuela: quiere terminar rápido los tres años que le quedan de secundario para dedicarse al cine, ya sea como productor, guionista o incluso director. Por ahora, dice que le va más o menos en algunas materias, y que le gusta ir porque en las aulas sus compañeros le hicieron el aguante cuando dijo que su nombre a partir de este año sería Agustín, y no como figuraba antes en sus papeles. Desde que nació vive en Río Ceballos -una ciudad a 35 kilómetros de Córdoba capital-, y en marzo, cuando fue con su familia a tramitar la rectificación del DNI, le dijeron que no. “Hablaron de una resolución interna que judicializaba al menor y plantearon que no podría ser, como dice la ley, un trámite administrativo, sino que iba a tener que pasar por pericias psicológicas y demás cuestiones patologizantes”, dijo a SOY su mamá, Roxana. 

Tras meses de insistir para que le hicieran el trámite sin pasar por psicólogos, Agustín consiguió que el Registro le entregara su partida de nacimiento rectificada, sentando así un precedente para que esta reglamentación arbitraria no vuelva a ser usada en ningún otro caso.

Su historia puede ser la de miles, pero a diferencia de otros tuvo quien lo escuchara. A los 13, Agustín vio en Facebook el video de una pequeña trans y entendió lo que le pasaba, o al menos comenzó pensarse acompañado: “Me identifiqué por primera vez con lo que estaba viviendo, admiré el valor de esa nena para hablarle a los otros y le pude dar un nombre a mi situación”, dice por teléfono, con una suave tonada cordobesa. El año pasado se lo dijo a su familia y empezaron a buscar redes de contención, así se encontraron con Hombres Trans Argentina. “Desde entonces siento que la transición la hicimos a nivel familiar, es un aprendizaje constante. Cuando Agustín nos contó todo esto nos costó reaccionar, y como no entendíamos nada tuvimos que educarnos sobre muchas cosas. Él también tuvo mucha paciencia para que lo comprendiéramos y para explicarlo, sobre todo en el colegio, donde no estaban tan predispuestos al principio”, cuenta Roxana.

Para que el nombre de Agustín fuera rectificado, por tratarse de un menor, además de sus representantes legales resultaba necesaria la participación del  “abogado del niño”, según dicta la Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes. Fue así que la familia entró en contacto con Sofía Novillo (Abosex) y Melina Canesini (Cuerpo de Abogadas Feministas), quienes acompañaron para que el procedimiento fuera un trámite. Este caso habla de la importancia de seguir capacitando en todas las órbitas del Estado sobre el derecho a la identidad, ya que la primera información que recibió esta familia de una ventanilla estatal fue contradictoria. “Me gustaría que después de toda esta situación, si otros chicos quieren cambiar su DNI, puedan hacerlo sin demora. Suficiente con toda la parte personal para sumarle complicaciones legales”, dice Agustín, que ya tiene su DNI encaminado y lo recibirá el mes próximo.