Hace cuatro años, viajando por el norte de Chile hacia Atacama, el desierto no polar más árido del planeta, Martín Garrido y Diego Petrecolla fueron advertidos por los lugareños sobre la necesidad de usar cada uno un buen sombrero: “La gente nos saludaba diciéndonos: ‘¡Sombrero!’ y nos quedó como nombre”, comenta en un bar del microcentro porteño Garrido, mientras luce uno que no desentonaría en algún spaghetti western con música de Ennio Morricone.

Producido por la banda junto a Norman Mac Loughlin, Sombrero II vuelve a invocar el folklore continental nutriéndose tanto de Waldo de los Ríos como de Luis Alberto del Paraná, de la chacarera, el bolero, la zamba y la música country. Estas once canciones de Sombrero también son la banda de sonido de su viaje en búsqueda del folklore universal: “Devuélvanme las tardes que perdí / buscando las certezas equivocadas”, cantan en Las tardes, una de los puntos más altos de un disco excelente.

“Ahora somos ocho, pero al principio la mayoría entró a la banda por ese lado más Morricone que por el interés por el folklore. Algo valioso que pasó la última década es que a mucha gente ahora se le ocurre hacer una mixtura entre todas las músicas que escucha y las de acá: gente como La Liga Matriz, Emisor o Chancha vía Circuito sampleando a Larralde intentan sacar a la fusión de esa cosa masturbatoria de que si te gusta el folklore y otras cosas, tenés que tener un bajo de seis cuerdas”, sigue Garrido.

Y sobre la composición, propone: “Mezclar el folklore con The Ventures o Nick Drake o ponerle un poco de reverb y destruirlo un poquito es una forma más genuina de apropiarse del folklore que seguir tocando los temas de siempre en la caverna folclórica. Pero tampoco está bueno que los pibes conozcan sobre el folklore inglés o irlandés y no les dé curiosidad saber quién es Leda Valladares. El último de Los Espíritus tiene una buena interpretación sobre la música local: son auténticos y eso la gente lo percibe”.

La dieta sonora de Garrido siempre se basó en vinilos: “Los únicos CDs que compro son los de músicos independientes que conozco y aprecio. Nos interesa cierto audio de fines de los ‘50, música paraguaya en vinilo que encontrás por 5 o 10 pesos, y cosas previas incluso al rock, guitarristas como Duane Eddy o Al Caiola, o acá Fredy Solo, Bingo Reyna o incluso Horacio Malvicino”.

Las guitarras saturadas de trémolo, reverberancias y vibrato forman también el sonido de Sombrero, banda formada entre integrantes de Los Alamos, Furies, Cristos y Banda de Turistas: una auténtica selección que nutre con charangos, trompetas, acordeones, bombos y armónicas climas que pueden evocar tanto al Gran Cañón del Colorado como a la Quebrada de Humahuaca: “Quizás la banda aspira a musicalizar paisajes ultra abiertos y desolados pero siempre me gustó mucho la ciudad; soy de San Cristóbal y, aunque sea bastante picante, me gusta Constitución”.

* Viernes 23/6 a las 23 en C.C. Konex, Sarmiento 3131.