El preservativo sigue siendo la única herramienta para prevenir el VIH e infecciones de transmisión sexual (ITS). Muchas veces solo se piensa en evitar embarazos no buscados, pero muchas ITS son poco difundidas. Por ejemplo, la clamidia es una infección muy común causada por una bacteria que puede afectar tanto a mujeres como varones tanto en la vagina, el cuello del útero, el ano, la uretra, el pene, los ojos y la garganta. Y, por lo general, no presenta síntomas. Aproximadamente el 75 por ciento de las mujeres con clamidia no tienen síntomas de la infección. Sin embargo, pueden incluir flujo vaginal con alteraciones, sangrado después de las relaciones sexuales o entre los períodos de menstruación y dolor abdominal o pélvico.  También picazón o dolor anal. En los varones, flujo del pene, ardor al orinar, testículos adoloridos o hinchados. Para detectarla hay que realizarse estudios de laboratorio como cultivo de orina o un hisopado vaginal. Y es común que si se tiene clamidia también haya gonorrea asociada. 

La Fundación Huésped aconseja que el condón nunca sea dejado de lado a la hora del placer. ¿Cómo se previene la clamidia? “usando preservativo de manera correcta y consistente durante todas las relaciones sexuales, vaginales y/o anales y campo de látex durante el sexo oral vaginal y/o anal. Estas medidas preventivas deben utilizarse tanto para prevenir la infección como para evitar la reinfección”. El tratamiento es con antibióticos. Pero se aconseja volver a realizarse estudios a los tres meses de terminado el tratamiento. Es importante la prevención porque si la clamidia no se trata puede aumentar el riesgo de transmisión del VIH y, en la mujer, puede invadir el área pélvica e infectar el útero, las trompas de falopio o los ovarios causando Enfermedad Pélvica Inflamatoria.