En la apertura de Aunque es de Noche, Pablo Marchetti contó la historia del Hombre de Piltdown, considerado, en su momento, el primer ser humano en la Tierra y cuyo descubrimiento sería luego conocido como el mayor fraude científico del siglo XX.
“Hace poco más de un siglo, en febrero de 1912, un grupo de arqueólogos británicos aseguró haber desenterrado los restos del que sería el primer hombre de la historia que, a su vez sería el primer inglés de la historia, el Hombre de Piltdown”, relató el conductor.
El “descubrimiento” había sido realizado por Charles Dawson, “un arqueólogo amateur, con ansias de reconocimiento en su colección”, calificó Marchetti. Dawson había enviado una carta al paleontólogo Arthur Smith Woodward, del Museo de Historia Natural de Londres, con la noticia de que había encontrado fragmentos de un cráneo humano fósil.
Woodward se unió a los hallazgos arqueológicos, donde más tarde se encontrarían otras partes del cráneo: se recuperaron una mandíbula parcial, piezas dentales, fósiles de animales y hasta alguna herramienta primitiva.
En diciembre de 1912, Dawson y Woodward presentaban ante la Sociedad Geológica la flamante reconstrucción del cráneo del Eoanthropus dawsoni, un eslabón perdido entre simios y humanos que habría vivido en el Pleistoceno, hace medio millón de años.
“Woodward afirmaba que el Eoanthropus dawsoni debía considerarse como el eslabón perdido que probaba la teoría de Darwin sobre la evolución. El anuncio llegó en un momento en el que en todas partes del mundo surgieron fósiles, desde Europa continental hasta Asia y África. Pero jamás había aparecido ninguno en Inglaterra. De esta manera, Gran Bretaña se transformaba en la cuna de la humanidad”, apuntó Marchetti.
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“Pasó el tiempo y aparecieron más fósiles, especialmente uno excepcional que fue un fémur de elefante trabajado en la punta, el único instrumento óseo del bajo paleolítico jamás hallado en ninguna parte del planeta: el famoso bate de cricket. Esto demostraba que el Eoanthropus no sólo era antiguo, sino que podía diseñar sus propias herramientas, por lo que era muy inteligente”, añadió Marchetti.
Sin embargo, a lo largo del mundo surgieron cuestionamientos, ya que Inglaterra negaba el acceso a otros científicos a acceder a la calavera para analizarla. En 1923 el antropólogo alemán Franz Weidenreich afirmó que el Hombre de Piltdown era simplemente la unión de un cráneo humano moderno y una mandíbula de simio los dientes limados.
Además, varios hallazgos de cráneos a lo largo del mundo demostraban que el Hombre de Piltdown era una rareza, una anomalía sin ninguna lógica cada vez más difícil de defender.
“La teoría del Hombre de Piltdown encontró su verdugo en su propio país. El 21 de noviembre de 1953, el diario londinense de Times publicó un estudio que había sido publicado ese mismo día en el boletín del Museo de Historia Nacional, en el que los científicos Kenneth Oakley, Wilfrid Le Gros Clark y Joseph Weiner aplicaban nuevas técnicas para demostrar definitivamente que todo era un fraude”, explicó el conductor.
¿Quién fue el autor del fraude? Todas las investigaciones señalaron a Dawson: su principal motivación fue, según se le atribuyó, su ambición por lograr el reconocimiento científico.
“A la hora de señalar a Charles Dawson, hay que recordar también cómo actuó la sociedad británica avalando esta farsa. Tuvo la inestimable complicidad de un público amplio y fervoroso al que le fascinaba la idea de ser el centro de la creación humana”, concluyó Marchetti.