Desde 1990 el gobierno de Suiza utiliza un tipo de lenguaje que tiende a ser neutro en sus comunicaciones y este año planteó el debate para que el mismo comience a dictarse en las escuelas a través de textos educativos. La respuesta de la derecha y la oposición fue impulsar un plebiscito para rechazar esta iniciativa.

Si bien este tipo de lenguaje está instalado en el país europeo, la convivencia de distintas lenguas en el mismo territorio -se habla alemán, francés e italiano, además de romanche, según el cantón- complejiza la situación porque en la gramática francesa, italiana y alemana, el plural masculino tiene preferencia sobre el femenino cuando se refiere a un conjunto de mujeres y hombres.

La solución que encontraron fue usar puntos y asteriscos en las palabras que denotan género, al igual que se hizo en castellano con el arroba (@) y la x en reemplazo de la “a” u “o”.

Por ejemplo, en los textos oficiales en francés el término “electorado”, "l'électorat", reemplazó a "les électeurs et les électrices", formas masculina y femenina, respectivamente. Pero ahora aparecen otras formas neutras como "les electeur.rice.s".

Así, el gobierno suizo planifica introducir términos neutros en los libros de texto escolares en una reforma estipulada para 2023 que afectaría a los cantones francoparlantes.

Voces a favor y voces en contra

Al igual que en otros países del mundo, el lenguaje inclusivo encuentra mucha resistencia en Suiza, y uno de sus detractores es Benjamin Roduit, integrante del partido demócrata-cristiano (centro), quien presentó en marzo una moción para pedir a la administración federal suiza que respete las reglas de la lengua francesa "sin derogarlas en favor de la llamada escritura 'inclusiva'".

Por su parte, Aurèle Challet, presidente de la sección suiza del organismo de Defensa de la Lengua Francesa (DLF), quiere convocar a una convención nacional de la lengua francesa en Suiza y reunir firmas para realizar una votación pública sobre el tema. Para Challet, poner puntos entre las letras es "inconsistente, ineficaz, feo y no reportará nada a esta lucha legítima, que yo apoyo, sobre el papel de la mujer en la sociedad".

En tanto, Pascal Gygax, un psicolingüista de la Universidad de Friburgo y autor del libro "¿El cerebro piensa en masculino?", defiende los cambios en la escritura, incluso en las aulas: "Vemos una sociedad que empieza a darse cuenta del poderío patriarcal [...] de que todo gira alrededor de los hombres: desde el patio del colegio hasta la manera de vestirnos o de hablar. La cuestión del lenguaje forma parte de un movimiento que busca más igualdad", opinó.

Desde la organización Transgender Network Switzerland (TGNS), Janna Kraus argumentó el uso de este lenguaje ya que "la existencia de personas que no son ni hombres ni mujeres no es un tema de discusión, es un hecho social y científico y no tiene sentido disfrazarlo lingüísticamente".