Alejandro Dolina cuenta en La Venganza Será Terrible la historia de la prostitución en la Edad Media, con sus prohibiciones y habilitaciones en distintas ciudades europeas.

En Francia, la política pública consistía en expulsar a las prostitutas de las denominadas “calles buenas” y limitar los derechos civiles. Ese fue el origen de los barrios dedicados a la prostitución, que luego fueron oficializados como espacios donde podían y debían residir las meretrices.

La idea de crear barrios para la prostitución se extendió por Europa y se crearon casas de tolerancia que fueron propiedad de la ciudad, que se reservaba el control sobre la “buena marcha” del burdel.

En tanto, en Roma, en ocasión del Concilio de Trento se decretó la expulsión de todas las prostitutas, aunque luego de protestas del gobierno de la ciudad, el Papa dio marcha atrás con la disposición y se dio lugar a una “expulsión selectiva”.