Nordelta, donde antes había monte, allí donde aún subyacen humedales, donde supo habitar flora y fauna, hasta que llegaron las topadoras. La disputa es explícita: carpinchos vs Nordelta. Y esta pelea tiene historia.

“El hábitat natural de ellos era ese. Los desplazaron cuando hicieron los barrios. La fauna se fue cuando estaban las topadoras, las construcciones, pero hicieron lagunas en Nordelta, algunas tienen conexión con el río y una vez que entra una pareja de carpinchos, se empiezan a reproducir, porque no tienen predadores naturales. Se creó un hábitat parecido –no igual, pero parecido- con agua y se entraron a reproducir ahí”. La explicación la da Roberto Goldschmidt, especialista en gestión ambiental y uno de los impulsores de la creación de la primera Reserva Natural Urbana y Pública de Tigre. La nota lleva la firma de Luciana Rosende en Tiempo Argentino.

Esta es la real historia, la verdadera historia, la del exterminio en nombre de la buena vida de la burguesía.

"En el Delta del Tigre, el carpincho solía ser uno de los blancos de caza de la población isleña décadas atrás, cuando se cazaba como forma de subsistencia. En la actualidad, las y los isleños tienen actividades más relacionadas al turismo. De hecho, el avance para emprendimientos turísticos e inmobiliarios explica gran parte del desmonte en la zona. 'Desmontan y rompen para turismo, cabañas, barrios. Con ese avance del turismo, el carpincho va yendo a donde puede. En este caso a Nordelta, que tiene lagunas'”, decía Goldschmidt .

El tema debe ser atendido, no hay dudas. Los especialistas instan a respetarlos y convivir con ellos, y niegan que sean peligrosos. No estaría segura de que les vayan a prestar atención. Diría que si alguien habla carpincho, le avise a estos simpáticos roedores que es hora de comenzar el exilio, se viene el exterminio. Cuentan que ya salen a cazarlos: "la gente pide ayuda porque dicen que dentro de Nordelta algunos los están matando". Eso cuentan los ecologistas.

Naturaleza humana en su peor expresión. Lo mismo de siempre, sean pobres, indios, negros, mujeres, países pobres, disidencias o carpinchos. Parece que hay gente que tiene sed de sangre.

Pensaba mientras tanto en Rebelión en la granja. Aquellos animales que hartos ya de la depredación humana deciden alzarse en garras alentados por algún viejo sabio, un cerdo según Orwell, y logran expulsar a quien había sido su verdugo.

La cosa no termina bien para los animales, incluso entre ellos la codicia hace estragos. Un espejo fiero para vernos, pero bastante cierto. Salvo claro, que aprendamos a respetarnos. Una palabrita fuera de moda pero que encierra bastante de la clave para una buena convivencia, seas k, zurdo o amarillo, seas pobre o rico, seas humano o carpincho.

"Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros." escribía Orwell, y justo hoy lo suscriben les legisladores porteños que aprobaron la privatización de la Costanera Sur para que se hagan más torres y viviendas de élite en lugar de un espacio verde y abierto para todes hacia nuestro río.

Lo dicho: Algunos son más iguales que otros.