Cuando se habla de tango contemporáneo, se habla, sobre todo, de músicos, cantores y orquestas. A veces, de bailarines, de giras por Europa o del regreso de las nuevas generaciones a las milongas. De los poetas del tango, paradójicamente, se dice y se escribe mucho menos. Y sin embargo están ahí, existen y siguen aportando letras al cancionero cuidadano, agregan títulos y voces al repertorio. Ya no es raro encontrarse en los discos versiones de estos tangos nuevos. Aun así, se los conoce menos. El Tercer Festival de Poetas Contemporáneos de Tango, que comienza hoy y se extiende hasta el sábado, busca cubrir un poco esa falencia con la participación de dieciséis autores actuales.

  La jornada de hoy comenzará en el Auditorio de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA, Reconquista 439), organizadora del festival bianual. El encuentro de mañana, será en la Academia Nacional del Tango (Av. de Mayo 833) y el cierre será al lado, en el mítico Café Tortoni (Av. de Mayo 825). Todos los días, las actividades comenzarán a las 19.

“Si los intérpretes no los cantamos, su trabajo no tiene visibilidad ante nada, cuando antes se filmaban películas o se armaban programas de radio exclusivamente para presentar sus nuevas obras”, reflexiona Lucrecia Merico, cantante y productora del Festival que organiza YMCA. Por eso en esta tercera edición el Festival insiste con su formato de charla introductoria del poeta, lectura de dos o tres de sus trabajos y cierre con acompañamiento musical para esos tangos. Un esquema que se repite con cada uno de los dieciséis letristas que participarán (Ernesto Pierro, Ricardo Lister, Nicolás Tiripicchio, Juan Serén, Héctor Gurvit, Lina Avellaneda, Andrea Bollof, Daniel Olivera, Paula Castro, Mónica fazzini, Máximo Blostein, María del Mar Estrella, Antonio Libonati, Matías Mauricio, Lucio Arce y Raimundo Rosales).

“Este es un encuentro de poetas, pero es para el público, para que la gente pueda conocer su obra, les vean las caras, pueda preguntar, hablar, conversar con ellos”, explica Merico. Puesta a ver el panorama contemporáneo, advierte “más compromiso social y letras de actualidad”. El lenguaje también lo percibe renovado y aunque los temas centrales sean los mismos, los asuntos que se cantan son de ahora. “Otra cosa que también noto es que ahora se escribe con mucho sentido del humor, como hace Lucio Arce o Libonatti en sus milongas, y se habla en un nuevo lunfardo, el nuestro, que no es igual al de hace cincuenta años”. Otro emergente que Merico señala es la aparición de destacadas letristas mujeres, una rareza en la historia del género (salvando algunas excepciones) y que está acompañada de la existencia de numerosas agrupaciones exclusivamente femeninas de tango. 

“Entre los poetas contemporáneos hay como dos generaciones, los que venimos desde los ‘90, como el Tape Rubín o Acho Estol, y otra que en los últimos años está haciendo cosas muy lindas, como Matías Mauricio o Mariano Pini”, destaca Raimundo Rosales, mientras sigue enumerando colegas. Rosales, uno de los más reconocidos letristas de la actualidad, entiende que la difusión de su obra es la “pata renga” de la movida, aunque opina que eso también afecta a los músicos. “Sería lindo que se conocieran los tangos nuevos que hay escritos y cantados, pero tampoco se conocen mucho los instrumentales nuevos –apunta–. Sin embargo, vas a shows de cantantes contemporáneos y todos tienen incorporado algún tango nuevo a su repertorio, y el público lo recibe bien”.

Para Rosales, los temas de fondo de las letras no cambiaron. “Los grandes temas universales son los mismos: el amor, el desamor, el paso del tiempo, la injusticia y la muerte, pero están ubicados en una geografía y un contexto diferente”, considera. El poeta ensaya un listado de cambios sociales: la influencia del rock en los autores actuales, el quiebre de la última dictadura cívico-militar, la irrupción del psicoanálisis o la revolución sexual en las costumbres. “Todo eso hace que miremos y escribamos de otra manera, que el rol de la mujer, que la constitución de la pareja no sean los mismos, pero por lo demás si aparecen elementos contemporáneos como los nuevos excluidos, como el cartonero, es para hablar de lo mismo de lo que hablaba Discépolo en su tiempo, salvando las distancias”.

Matías Mauricio reniega un poco de la etiqueta de “joven” que se le suele asignar (ya tiene 38, explica), pero se reconoce parte de un movimiento vasto y con muchos letristas. Dentro del circuito, reconoce a los letristas “de oficio”, como él, que siguen el viejo modelo de escribir y acercarle la obra a músicos y compositores, pero también percibe la llegada de una nueva figura, la de los cantautores. “Entiendo que eso viene de la cultural del rock, porque históricamente en el tango sólo tuvimos unos pocos que escribían y cantaban”, comenta.

En la poética misma también percibe diferencias. A algunos los lee “más líricos”, con un lenguaje más cercano al de la época de oro del tango, y a otros los advierte más anclados en la calle. “Hay un clima como de 2001 en adelante, de la ciudad que se cae a pedazos o de las cuestiones de género asomando”, dice y cuenta que está trabajando con la cantante de Alto Bondi (Natalia Lagos) “en una composición sobre el romance de dos mujeres”. Y si algunos siguen esa estética del ‘40, y otros el vuelo de Ferrer de los ‘70, también están los que primero pasaron por el rock y tienen la influencia directa de Luis Alberto Spinetta, el Indio Solari o Charly García. En este festival, destaca, habrá doce egresados del seminario para letristas que se realizó en la Academia Nacional del Tango, cosa que celebra especialmente porque cree que incorporar esa herramientas permite allanar el camino que algunos poetas “intuitivos” encuentran con obstáculos a la hora de plantear sus canciones. “A veces falta profundizar en la poética y queda algo muy direccional, nosotros como letristas tenemos que hacer un recuento de este asunto. No alcanza con conocer la obra de Spinetta, sobre todo después de los monstruos que tuvimos. Con esas herramientas que nos dieron estos tipos tenemos que construir un nuevo lenguaje”.