"Esto es una guerra proxy con Rusia, lo digamos o no”. Agencia Bloomberg.

El conflicto armado entre Rusia y Ucrania se puede definir como “guerra proxy”. Es decir, promover guerras entre países, sin intervenir de manera directa con sus propias, fuerzas armadas. Estados Unidos y la URSS tuvieron una larga experiencia en “guerra proxy” o subsidiaria dentro del período denominado Guerra Fría.

Actualmente, Estados Unidos se enfrenta con China en todos los planos para sostenerse como país hegemónico, y esto derivó en la “guerra proxy”. Una manifestación de ello es Rusia, uno de los principales aliados de China, tratando de impedir que la globalización financiera neoliberal, con ojivas nucleares, penetre su espacio de seguridad interna. El papa Francisco afirmó: "Los ladridos de la OTAN, en las puertas de Rusia provocaron el conflicto". Suponer un conflicto particular entre Rusia y Ucrania resulta trivial.

El real enfrentamiento en este conflicto armado es entre dos bloques: uno hegemonizado por China y Rusia, en el marco de la multipolaridad, y el otro occidental hegemonizado por Estados Unidos y sus socios europeos con su brazo armado la OTAN, en el marco de la unipolaridad. Como consecuencia, además de destrucción y muertes en Ucrania, a nivel global se está dando un escenario de estanflación, como síntoma de la gran crisis económica desencadenada y que deberán soportar con grave perjuicio -como normalidad impuesta- los países y sectores sociales más vulnerables del planeta.

Crisis global

La imposibilidad política del bloque occidental de atacar militarmente a Rusia impuso otorgar todo tipo de ayuda económica y militar a Ucrania, al tiempo de aplicar sanciones económicas a Rusia. El objetivo de las sanciones fue provocar el caos en la economía rusa y, como posible resultado, la derrota política y militar del gobierno de Putin. Sin embargo, ocurre lo contrario. La economía rusa, que tiene como demandante a su socio China, neutraliza las sanciones  y, por otra parte, la economía mundial ingresó en una nueva crisis global.

Los ideólogos del conflicto no quisieron ver que Rusia es una superpotencia de productos básicos -principal productor y exportador de combustibles, alimentos, metales y fertilizantes- y que, resulta imposible a nivel global reemplazar dicha oferta.

De cualquier manera, la economía mundial ya estaba dando señales de crisis, dada su debilidad derivada de las políticas neoliberales. Esto fue impulsado por la restricción de oferta de bienes y servicios y la primacía de lo financiero sobre la actividad productiva que no genera riqueza nueva pero si la concentra. La errónea solución de la Reserva Federal (banca central estadounidense) y otras bancas centrales de aumentar la tasa de interés para neutralizar la inflación significará mayor recesión. El aumento de tasas implica mayor costo del dinero que recorta la inversión y, con ello, afecta la demanda de empleo y al salario. Por ende, habrá mayor pobreza.

El impacto del alza de la tasa de interés

Se alega que aumentar tasas incrementa el ahorro y, por ende, una mayor inversión. La ortodoxia impone el chip vetusto que dice "ahorro es igual a inversión". En cambio Keynes advirtió que “no siempre ahorro es igual a inversión”. Se puede agregar que dicha desigualdad no es por falta de ahorro, sino debido a que, en lugar de invertir, se especula financieramente. 

Otro chip similar dice que la "tasa de interés y la tasa de ganancia son iguales". En sentido contrario, Marx y Keynes coincidían en que son dos ingresos del sector capital distintas, inversas y contradictorias. ¿Por qué? Porque cuando sube la tasa de interés se afectan ganancias de empresas productivas y se beneficia a las que especulan financieramente. Por ende, la estanflación profundizará la "timba", o sea fomentará una mayor pobreza y la inflación, a lo sumo, se ralentizará, pero no por la suba de tasas sino por la penuria social.

En Argentina, la inflación tiene causas propias, a lo que se agrega la estanflación internacional. Ambas situaciones ubicadas en escenarios distintos tienen un punto de confluencia, o sea, la impunidad del poder económico de fijar precios en dólares contra ingresos sociales en pesos. Se trata de una estafa social con anterioridad al conflicto y se multiplica con el mismo. Argentina produce calorías para 425 millones de seres humanos. En cambio, amplios sectores viven en condiciones de indigencia o pobreza, con dificultad de acceso a alimentos.

Los conocimientos sobre economía deben ser útiles en defensa de la sociedad. Debe erradicarse el chip oxidado proveniente de determinadas universidades de Estados Unidos donde el dogma potencia el perjuicio social. Por ejemplo, devaluar aumenta la inflación, o el Banco Central le lleva pagado 5 billones de pesos a los bancos por las Leliq a tasas muy altas para evitar el aumento del dólar y, en paralelo, devalúa por exigencia del FMI. ¿Se trata de ignorancia o de intención?

* Contador público, economista y docente. Integrante del Club Argentino Arturo Jauretche. [email protected]