Uno de los rasgos fabulosos que tiene esta época es que lo inesperado está a la orden del día. De eso puede dar fe Ed Maverick, quien en apenas cuatro años se transformó en uno de los mayores fenómenos musicales que parió México en los últimos tiempos.

En 2018, tras cumplir la mayoría de edad, el novel cantautor se presentó en un concurso de artistas en un bar de su Delicias natal, en el noroeste de su país, con Acurrucar, tema dedicado a una ex novia. Recién había cambiado los covers por las composiciones propias, por lo que cualquier cosa podía suceder. Y así fue: quedó último. Sin embargo, la canción se viralizó tan rápido que, dos semanas después de subirla a internet, se volvió un hit.

Eduardo Hernández Saucedo, el nombre detrás del álter ego, no había escuchado aún a Johnny Cash, pero sus canciones se parecían a las suyas. Lo que sí consumía desde Delicias, una ciudad de 128 mil habitantes en el estado de Chihuahua, era música norteña: la del acordeón, el bajo de 12 cuerdas y los bandidos devenidos en héroes locales.

A Acurrucar le siguieron tres temas en los que el folk del norte de la frontera dialoga con la ranchera del sur. Eso, sumado a la impronta campechana de Juan Cirerol y al lenguaje indie de Dromedarios Mágicos y Little Jesus, dio vida al EP Mix pa llorar en tu cuarto.

Ese disco salió poco después de perder la competencia, y le significó una invitación para Coachella en 2019, lo que lo convirtió en el músico mexicano más joven en actuar en los festivales top de Estados Unidos, con 19 años y arrebatándole el récord a Santana, quien llegó a Woodstock con 22.

En tanto intentaba atravesar su pasmo sobre lo que le estaba sucediendo, Ed se puso a componer su primer disco, Transiciones, de 2019, lo que devino en otra sorpresa: C. Tangana lo convocó para que fuera parte de los featurings de su disco El madrileño (2021). "Lo conocí porque el mánager de Little Jesus le puso Acurrucar en un after", revela Ed, Zoom mediante. "Al vato le gustó un chingo. Después me contactó y comenzamos a mensajearnos. Entonces armamos la rola." Se refiere, bien a lo mexicano, al tema Párteme la cara.

Ahora que tiene 21 años, y a poco de recibir la información de que vendió más de 800 mil discos alrededor del mundo, Maverick se encuentra por cumplir otro de sus sueños: tocar en Buenos Aires. Lo hará el viernes 2 de septiembre en el Teatro Vorterix, de la mano de su segundo álbum: Eduardo, de 2021.

--¿Ed o Eduardo?

--Cómo tú prefieras

--¿Y de dónde viene lo de Maverick?

--No tenía pensado un nombre artístico pero venía de una banda de covers de rock alternativo llamada Maverick, en la que estaban otros dos músicos. Ahí, Sebastián pasó a ser Seb Maverick, Libertad cambió a Lib Maverick y yo quedé como Ed Maverick. Cuando el grupo se separó, me pareció que funcionaba.

--¿Algo así como Santiago Motorizado?

--Claro... El Mató es una de mis referencias argentinas, al igual que Tobogán Andaluz y la movida que surgió entre 2014 y 2015. Luego conocí a Luca Bocci, Perras on the Beach y el resto de la escena mendocina. Hay muchos grupos y solistas increíbles en Argentina. Los artistas de allá, tanto los independientes como los que trascendieron en los imaginarios generales, hicieron un montón por la música hispanohablante. Por eso me emociona ir.

--Llegás con la chapa de femóneno. ¿Cuánto te pesa?

--Es una palabra inhumana. Si bien me llena de pensamientos y presiones, la trato de comprender. La pandemia me dio tiempo para reflexionar sobre esa atención hacia lo que me concierne como ser humano, lo que sucede a mi alrededor y lo que mi existencia llega a ocasionar. Poco a poco acepté lo que conlleva esta carrera, esta posición. Es una combinación entre lo que quiero y lo que dentro de mí es controlable, procesable y digerible. No tenemos tanto control sobre la vida.

--¿Qué expectativas tenías cuando comenzaste a hacer música?

--Ninguna. Nos educaron haciéndonos creer que ser músico o artista no nos iba a dar un trabajo. Acaso ser futbolista, al menos de donde soy, era algo más aceptado. Por eso nunca tuve esperanzas y por eso mis ambiciones no eran tan lejanas. Sólo pretendía ir a la universidad, si se podía, y trabajar acá en Delicias.

--¿Seguís viviendo allá?

--Me devolví en la pandemia. Es un lugar plano, muy plano. No hay muchas subidas, el cielo está muy abierto, y siempre es tranquilo. Más donde vivo porque estoy alejado. Es hermoso en todas las épocas del año, menos ahorita que está haciendo calor. Es más sensorial que visual.

--Parece inspirador…

--Y, sin embargo, somos muy cerrados a ciertas actividades artísticas. No hay algo que conecte las mentes artísticas de esta ciudad, porque no existe un lugar específico donde puedan juntarse y hacer cosas. Todos están perdidos por ahí. Aunque poco a poco los estoy conociendo y juntándome con ellos, para ver qué pasa.

► Sabor chihuahueño

Ed Maverick volvió a poner a Chihuahua en el mapa de la música popular contemporánea de México. Si bien la Nueva Ola Fronteriza fue su escena más llamativa durante la década pasada, artistas como Salvajes, Maw, Blueshit y Los Vikingos del Norte hablan de su consistencia durante los '90 y 2000.

--¿Cuál es la raigambre de tu sonido?

--Venía de un contexto de trabajar con bandas norteñas, sureñas y de ese tipo. Por mi juventud y por el estigma que se le tiene, no era algo que me gustara, pero me dejaba dinero. Tenía más interés por la música alternativa e independiente. De hecho, la conocí por Los Vikingos del Norte. Luego el algoritmo de YouTube me llevó a Juan Cirerol, Little Jesus, Dromedarios Mágicos y a toda la movida de 2016 y 2017.

--Hablando de tu impronta cancionera: es llamativo cómo tanta sencillez la vuelve compleja.

--Mis canciones evolucionaron en dos cuestiones. Por un lado, me es muy fácil hacer letras muy concretas cuando compongo con la guitarra. Y hago letras más metafóricas, pero que vienen de una razón de ser muy sólida, cuando sucede al momento de hacer música instrumental. Estoy tratando de fusionar esas dos partes.

--¿Te parece curioso que la elite mexicana se quiera apropiar de tu música?

--Es un efecto colateral de la popularidad del primer EP, con este contenido más juvenil y valeverga. Es como complaciente en muchas cuestiones, sin la intención de serlo. Pero conforme van evolucionando la música y mi lenguaje musical, se va filtrando el público. Eso me parece chido. Cuando hacía shows más pequeños en Chihuahua, la mitad del público consumía música norteña, y a la otra parte le gustaba la música alternativa. La manera en que les llego a las personas está fuera de mi control.

--¿Cómo es para un artista como vos vivir en un país tan desigual y violento?

--Por ignorancia, me limito al platicar sobre el tema. Pero es verdad que como ciudadano cualquiera, que está en crecimiento, es difícil porque pasan muchas cosas fuertes. Creo que mi generación siente que no tiene control sobre eso, ni acceso a ese tipo de información. El día que nací, por ejemplo, se escapó El Chapo. Y conforme ha pasado todo, lo hemos vivido. Me parece que soy parte de una juventud que está deprimida. No sólo por eso, sino por la forma como se nos explicó qué es ser hombres. Existe una falta de significado de muchas cosas.