Oscar Edelstein acaba de publicar seis discos con su música. Dicho así, podría parecer una desmesura. Incluso para ese río sin orillas que fluye por las plataformas digitales, donde la tradicional idea de “disco”, con sus atributos de unidad y persistencia en el tiempo, navega con grandes posibilidades de ser fagocitada sin llegar a ser digerida. Por eso, y por varias cosas más, en este caso sería mejor hablar de obras. Entonces: Oscar Edelstein acaba de publicar seis obras. Las editó el sello holandés Patina y se pueden escuchar en Bandcamp. De las ideas y el espíritu que las animan, más que de las obras en sí, el compositor y pianista, dará cuenta este sábado a las 20 en el Centro Cultural Borges.

“Entre ríos, mariposas y luciérnagas con sombreros mexicanos”, lleva por título el concierto que contará además con la participación de la cantante Deborah Claire Procter, Geraldine Acevedo Ruiz --guitarras y computadora--, Ignacio Lecs --percusión y computadora--, y Daniel Hernández, como ingeniero de sonido. La entrada es gratuita y se puede reservar en https://linktr.ee/reservas.ccborges.

“El concierto va a funcionar como reflexión sobre lo hecho en los últimos discos, pero también como apunte hacia delante”, comenta Edelstein al comenzar la charla con Página/12. Suscriptor de la idea de que una misma música no pasa dos veces del mismo modo, el compositor avanza hacia otro horizonte, cargando con la propia memoria. “Vamos a pasar por algunos momentos de los que fueron registrados en los discos, por supuesto. De ahí viene el título elegido, que menciona bajo metáfora algunas de las obras publicadas. Pero no podemos sino hacerlo desde una memoria evocativa, no lineal”, continua.

El Río y Mariposa Eléctrica, para piano y voz; Piano peludo flotante, para piano solo; La calesa en la luna, para cuarteto de saxos; 5 invenciones sobre cristales y metrónomos y La suerte y la pluma, estas dos para ensamble con cuerdas y vientos. Estos son las obras con las que el experimentado compositor, seguramente una de las personalidades más interesantes del aquí y ahora sonoro en Argentina, expone en los discos recientemente publicados la diversidad de sus horizontes creativos. En cada una de estos trabajos, con agudeza y paciencia, el compositor fue encontrando ocurrentes correspondencias entre superficie y profundidad, entre símbolo y objeto. Esas distintas formas de un mismo credo artístico, que tiene que ver con la re-experimentación sobre la naturaleza del sonido, las dimensiones del tiempo, las ilusiones del espacio y las formas de escritura, serán reformuladas en la presentación en vivo.

“La escritura musical, aún la hiper avanzada, no siempre me resulta útil y condiciona el discurso. Se me ocurre que cada obra nueva requiere generar un código particular, que cuando se da con instrumentistas que conocen a fondo mis procedimientos y mis técnicas, pueden fluir con alguna ilusión de libertad”, asegura Edelstein. “Para este concierto trabajé con Deborah (Claire Procter), que conoce a fondo mis técnicas, y también presento a Geraldine (Acevedo Ruiz) e Ignacio (lecs), dos músicos jóvenes, que vienen practicando conmigo hace tiempo. Por eso me entusiasma lo que desde aquí puedo pensar hacia adelante. Esta presentación me sirve de nota o ensayo para replantear el formato en vivo, imaginando, entre otras cosas, una reedición del Ensamble Nacional del Sur”, agrega el compositor.

Para Edelstein, la composición, la grabación --realizada junto a Ricardo Sanz-- y la publicación de esa gran cantidad de música, fue la reacción positiva a la época de la pandemia y sus limitaciones. “Atravesamos un período histórico en el que el aislamiento y tantas muertes cercanas nos dejaron extrañados y nos pusieron en situación de repensar la ‘otredad’ en profundo”, asegura. “Para mí pensar en profundo es pensar con la música y al quedarnos sin posibilidad de estar con amigos, de tocar con otros músicos, de asistir y realizar conciertos en vivo, el piano volvió a tener un lugar central. Siempre fue mi barco, pero en estos últimos años he sentido que me sostenía en un mundo medio roto”, afirma el pianista y compositor.

El pianista avanza en busca del compositor en Piano peludo flotante, por la originalidad del planteo y lo atractivo del resultado, uno de los grandes hallazgos de Edlestein. Pianista y compositor se funden en un lenguaje que supera la materia para ser gesto e instante. “Desde hace años que trabajo con fórmulas armónico-tímbrico-espaciales que tiene que ver con las viejas y queridas ‘técnicas extendidas’. Encuentro así nuevos paisajes, que no recorro como un turista sino que disfruto siendo parte”, explica Edelstein. En ese plan está lo que llama “curvatura de la tímbrica del piano”, que tiene que ver con una división rítmica distinta para cada dedo de la mano, que además utilizan distinta fuerza y proyección de ataque sobre las teclas. “Esto permite trabajar la división rítmica en un estadio muy complejo e irregular, que de todas maneras llega a la escritura. En ese lugar mi objetivo es llevar esas técnicas a una incorporación casi intuitiva. Cuando toco hago pasar esa escritura por el cuerpo hasta que funcionen como un sistema que puedo manejar sin pensar”, explica.

Otro momento sugestivo de esta última producción de Edelstein, y que bien podría resurgir en el concierto del Borges, es El río, una canción breve sobre un fragmento del poema homónimo de Juan L. Ortiz. En la voz casi inmaterial de la formidable Claire Procter, las palabras parecen escaparse del idioma, esquivando los gestos leves del piano, interpretado por el mismo Edelstein. En el epílogo, queda el bisbiseo de la cantante galesa, restos de un lenguaje que el piano termina sumergiendo, como un remolino. “En las obras más abstractas suelo trabajar mentalmente hasta lograr dominio de las texturas, para luego cifrarlo con diferentes invenciones de signos y símbolos gráficos o tridimensionales. Pero hay veces que, al revés, del símbolo surge el sonido y aparecen los intérpretes, que con sus elecciones reconfiguran el armado de la obra. Eso me atrae, porque es como escribir una partitura en cada cuerpo”, concluye el compositor.