No soy un prófugo, soy un rebelde. La frase desafiante no es parte del guión de James Dean en Rebelde sin causa, la película mítica de los años ‘50. La frase es parte del guión que se armó Fabián Rodríguez Simón, el principal armador judicial de Mauricio Macri que huyó a Uruguay hace más de 620 días para no presentarse a una indagatoria por presionar con la cárcel a los dueños de uno de los principales grupos de medios opositores al gobierno de Cambiemos. 

Después de meses de silencio y de cosechar varios rechazos en Uruguay a su pedido de asilo político, “Pepín” volvió a la luz para apuntarle a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que había sacado a relucir sus vínculos con el fiscal que pide una condena de doce años de prisión y la inhabilitación perpetua para ella. “Es un mafioso como su jefe Mauricio Macri”, le contestó el senador Oscar Parrilli —mano derecha de CFK— en diálogo con Página/12. “Los 600 días de Pepín como prófugo son la contracara de la persecución política, judicial y mediática a CFK”, adhirió el ministro de Justicia, Martín Soria.

Las andanzas de Pepín volvieron a la superficie en los últimos días de la mano del descargo público que hizo CFK después del pedido de condena que formularon los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola. La vicepresidenta viene denunciando que en Comodoro Py hay una propensión a investigar al peronismo y a hacer la vista gorda con el macrismo. En esa línea, no es extraño que haya aparecido Pepín —el operador más intrépido de Macri—. La vicepresidenta posteó un obituario que publicó Rodríguez Simón en mayo del año pasado, cuando falleció Manuel de Abelleyra. Según reveló CFK, Abelleyra era hermano de la esposa de Luciani.

Pepín reconoció —en una entrevista en Radio Perfil— su relación de amistad con Abelleyra, directivo de DirecTV para la región, y dijo que lo conocía desde hacía más de 30 años. Sin embargo, se desligó del fiscal que busca la condena de CFK. “Yo ni sabía que existía este fiscal Luciani y menos que estaba casado con una hermana de Manu”, se atajó.

Los jueces de la Corte

La perorata de Pepín pasó por varios temas: su escape a Uruguay, su relación con los supremos Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti y la denuncia que lo sindica como quien forzó la renuncia de la procuradora Alejandra Gils Carbó bajo amenaza de que irían presas sus hijas y ella. Eso sí, Pepín no se privó de denostar a CFK al decir que era “alguien tan desamparado, tan mal asesorado” después de su discurso del martes desde el Congreso de la Nación.

Rodríguez Simón admitió haber sido quien le llevó los nombres de Rosatti y Rosenkrantz a Macri y quien diseñó el mecanismo para saltar la aprobación del Senado. Con Rosenkrantz son amigos desde hace años e incluso el juez tuvo que declarar ante María Servini por la cantidad de llamadas y mensajes que intercambió con Pepín mientras él se ocupaba de hostigar a los dueños del Grupo Indalo. “Creía que eran los mejores candidatos”, dijo Pepín, que incluso llegó a decir que el presidente Alberto Fernández podría nombrar un juez en comisión —como intentó hacer Macri— para ocupar la vacante que dejó Elena Highton de Nolasco.

Las amenazas a Gils Carbó

El otro punto en el que Rodríguez Simón quiso profundizar fue en las amenazas a Gils Carbó y decir que él no tuvo nada que ver. Sin embargo, terminó reconociendo que mantuvo una reunión con el entonces fiscal Gabriel de Vedia, primo de su exesposa, en la que se habló de la renuncia de Gils Carbó. Mientras De Vedia declaró ante la Justicia que Pepín le reclamó la dimisión de la procuradora para no mandarla a la cárcel, el operador macrista salió diciendo que el fiscal se había candidateado para reemplazarla. De Vedia —actual camarista del fuero del Trabajo— no quiso responder a la versión de Pepín. Sin embargo, en su entorno dijeron que era descabellado lo que insinuaba Rodríguez Simón porque el pliego de De Vedia había sido uno de los que Macri retiró a poco de asumir. Además, el fiscal había impulsado denuncias e investigaciones contra varios funcionarios de Cambiemos.

Rodríguez Simón está prófugo en la causa sobre las presiones a Cristóbal López y Fabián de Sousa, pero también está imputado en la causa de la mesa judicial macrista. En ese expediente, el fiscal Franco Picardi pidió los listados de comunicaciones que mantuvo Pepín para la época en la que De Vedia situó su reunión con el operador macrista en la Casa Rosada. 

“Si considero que esta imputación es política y que el único objetivo que tiene es privarme de mi libertad en forma irregular y poner en peligro mi seguridad personal, tengo el derecho —no la obligación— de pedir protección internacional, que es lo que hice”, se jactó Pepín. “Que ella (CFK) no lo haya hecho quizá es porque no se sienta perseguida”, retrucó el abogado de grandes empresas.

Más allá de su autopercepción como perseguido, Pepín no logró ni un aval en Uruguay. Viene ganando tiempo porque ya sufrió tres rechazos a su pretensión de ser considerado una persona en peligro: ni la Comisión de Refugiados (CORE), ni la jueza que tiene el pedido de extradición ni el tribunal de apelaciones le dieron la razón para no presentarse ante la Justicia argentina.

“Que 'Pepín' se autoproclame perseguido por la Justicia que él mismo se ocupó de diseñar a medida de Macri es la clara muestra del cinismo y la connivencia del brazo judicial para la persecución política que durante cuatro años montaron en la Argentina”, se indignó el ministro Soria.

Las respuestas

"Pepín hablando de la independencia del Poder Judicial es como Alfredo Astiz hablando de los derechos humanos. Es el ideólogo de la mesa judicial y ejecutor del plan de amedrentamiento de jueces y fiscales. Objetivamente es un prófugo incluso de la Justicia macrista porque nombró a dos jueces de la Corte y aún así no se anima a regresar. Debe ser muy grave lo que ha hecho”, contestó Parrilli desde el Senado.

La senadora del FdT Juliana Di Tullio también salió al cruce de Pepín por el supuesto desamparo de la vicepresidenta. “Cristina no está desamparada. Está desamparada por una parte del Poder Judicial que lo ampara a él. Está desamparada porque no tiene acceso a la justicia, porque no la dejan defenderse, pero el pueblo argentino la defiende, la acompaña y la ama”, dijo la legisladora cercana a la vicepresidenta.

“Es un bandido, siempre lo fue”, respondió el diputado Rodolfo Tailhade, presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara Baja. “Siempre estuvo al margen de la ley. Pensé que su audacia explicaba esta carrera hacia la política y que era una de sus virtudes hasta que advertí que era un cobarde cuando no quiso declarar ante Servini por la extorsión a Indalo”, completó.

Palabra de prófugo

“Nada de lo que diga un prófugo es creíble porque no está a derecho”, apuntó la exfiscal Cristina Caamaño, titular de Justicia Legítima y exinterventora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). “Intenta salpicar a magistrades como De Vedia para salvarse él. Es parte de la Justicia vergonzante que tenemos que modificar”, añadió Caamaño.

“Rodríguez Simón es el gran exponente de la mesa judicial macrista y tiene sus terminales vigentes en ese Poder Judicial”, dijo la abogada Natalia Salvo, denunciante del esquema de espionaje que orbitaba alrededor de Marcelo Sebastián D’Alessio. ”Las terminales que Pepín operó y que aún mantiene son las que le niegan el derecho de defensa a Cristina Fernández”, dijo.

Su colega Valeria Carreras —que impulsa la causa contra Macri por el espionaje a los familiares de víctimas del ARA San Juan— descartó que no existan condiciones para presentarse ante la Justicia, como alega Rodríguez Simón. “Resulta muy llamativo que no regrese por dos razones: él es quien conoce a cada juez y colaboró en sus nombramientos y es quien invocó el caso de persecución política, con la causa espionaje ARA San Juan, y no vuelve a pesar de la impunidad brindada por sus conocidos de Comodoro Py a Macri”, remarcó. “¿A qué le teme realmente? La respuesta es obvia: le teme a lo que conoce: jueces amañados más medios hegemónicos y los actos de gobierno de los que fue partícipe”.

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