El FOMO ("Fear Of Missing Out" en inglés) es un tipo de ansiedad social que podría traducirse como el "miedo a perderse algo". Este término se utiliza con frecuencia para describir lo que ocurre con las redes sociales: las personas chequean y, muy probablemente, comprueban a través de las pantallas de sus celulares que los demás tienen un atardecer más rojo, una comida más rica, una compañía más atractiva, un auto más nuevo. Así se incentiva el miedo al arrepentimiento, a no haber tomado las decisiones adecuadas que permitirían tener esas mismas ventajas.

Sobre esa sensación extendida trabaja, por ejemplo, una publicidad protagonizada por Larry David (uno de los guionistas de Seinfeld) que se emitió durante el último superbowl estadounidense, uno de los programas más vistos y en los que es más caro publicitar. Durante el anuncio de dos minutos y medio (30 segundos salen cerca de 6 millones de dólares), el cómico representa distintos personajes históricos que se burlan del inventor de la rueda, el inodoro, el tenedor, la lamparita eléctrica, entre otros. En el último gag David burla a quien asegura que la app de FTX, un exchange, es la "manera más fácil de meterse en el mundo cripto".

Esta campaña forma parte de un millonario esfuerzo por parte de esta y otras grandes empresas como Coinbase y Crypto.com de recuperarse luego de la onda expansiva que generó el derrumbe de criptomoneda-que-paso-del-boom-al-crac" style="">Terra, una moneda supuestamente estable gracias a un complejo sistema algorítmico. Pese a las promesas de estabilidad, la moneda se extinguió y quedó en evidencia que el monstruoso negocio de las cripto está montado sobre un frágil consenso que puede desintegrarse en pocos días. Es por eso que el marketing, apoyado sobre millones de dólares, el FOMO y otras tretas psicológicas buscan revitalizar al mundo cripto y generar un crecimiento que inicie otro ciclo de profecías autocumplidas capaz de sostenerse por más tiempo.

De momento, la madre de todas las criptomonedas, el Bitcoin, resiste, pero no logra remontarse a sus picos históricos (67.000 dólares) o acercarse a su valor previo al colapso de Terra (40.000 dólares): desde entonces ronda lo 20.000 dólares. Es decir que quienes compraron en los últimos dos años solo perdieron dinero, pero el FOMO justamente trabaja sobre la idea de que quienes compraron en 2017 por debajo de los 3000 dólares lograron una rentabilidad más que interesante.

Desde ese punto de vista la crisis puede ser una nueva oportunidad para sumarse a tiempo y aprovechar los precios bajos. Sobre eso trabaja la costosa campaña que llevan adelante quienes ganaron millones con comisiones y con los vaivenes de las cotizaciones. Pero: ¿Está dando resultados?

Peor de lo esperado

La semana pasada el Pew Research, un think tank estadounidense que suele publicar encuestas sobre los temas más variados con una transparencia metodológica aceptable, dio a conocer los últimos datos sobre el mundo cripto. Según el nuevo estudio el 16 por ciento de los adultos estadounidenses invirtió alguna vez en criptomonedas y el 46 por ciento de ellos asegura que los resultados obtenidos fueron peores de los esperados, mientras que el 15 por ciento asegura que fueron mejores. 

Pero lo más llamativo es que, pese a la insistencia mediática (que suele prestar más atención al crecimiento del fenómeno que a sus derrumbes), los millones gastados en publicidad  no parecen estar funcionando: el porcentaje de adultos que utilizaron un criptoactivo alguna vez se mantuvo en las mismas cifras que dio la encuesta de septiembre de 2021.

Según el mismo reporte el 49 por ciento de los norteamericanos escuchó hablar de los NFT, objeto de una intensa campaña mediática que tapó cuestionamientos a su lógica especulativa. Sin embargo, solo el 2 por ciento compró uno, porcentaje que aumenta al 6 por ciento entre los adultos menores de 29. 

En términos generales, el 78 por ciento de los que alguna vez compraron criptoactivos lo consideran una manera innovadora de invertir y el 75 por ciento una buena forma de hacer dinero. Para la mayoría, es fácil percibirlo, poco hay de los ideales sociales de descentralización que permitiría blockchain y que marcaron los inicios de Bitcoin.

Mientras tanto un movimiento de artistas llamados "Friend with benefits" cree que, justamente, la crisis es una nueva oportunidad para recuperar, justamente, la esencia de blockchain de manos de los especuladores. En un reciente evento, al que llamaron "Crypto Woodstock", ratificaron su fe en el poder descentralizador de esa tecnología.

Pocos ganadores

Pese a la debacle, los criptomillonarios siguen gozando de fortunas envidiables gracias a que, seguramente, diversificaron sus ingresos cuando se generaban para no atarse a bienes tan volátiles. Según Forbes el más rico de ellos es Changpeng Zhao, el CEO de Binance (la misma de la copa de fútbol local) tiene una fortuna de 65.000 millones de dólares pese a la debacle del mundo cripto. Gracias al crecimiento desmesurado de algunas criptomonedas logró, a los 44 años, posicionarse entre las veinte personas más ricas del mundo.

No les fue tan bien a quienes respondieron a la insistencia de los medios para que se subieran al tren cripto antes de que colapsara. Habrá que ver si la publicidad alcanza para repetir ese éxito.