El expresidente Mauricio Macri acusó al kirchnerismo de utilizar el intento de magnicidio de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner "de forma partidaria" para "iniciar una cacería de enemigos simbólicos a los que les atribuye, sin ninguna racionalidad, la instigación a ese ataque".

En un comunicado bajo el poco inocente título "El atentado a Cristina Kirchner está amenazando al país con otras desgracias", el exmandatario denunció que "el hecho violento que puso en riesgo la vida de la vicepresidenta y que mereció el repudio de todas las organizaciones y los dirigentes está siendo ahora utilizado por el kirchnerismo". 

"En contraste, todos recordamos ahora la austera y responsable reacción que mereció de parte del Dr. Alfonsín su atentado en 1991, cuando de inmediato se negó a situarse como víctima o a utilizar políticamente el ataque como un ariete", señaló Macri, sin hacerse cargo de los discursos de odio que su espacio viene instalando contra la vicepresidenta desde hace un largo tiempo.

En un repaso solo por los últimos meses, se pueden mencionar como ejemplos las horcas y bolsas mortuorias durante protestas opositoras; las amenazas y piedrazos a la vicepresidenta; las declaraciones de la titular del PRO, Patricia Bullrich, pidiendo firmeza y diciendo "no nos corre ni Cristina de la esquina de su casa”; el pedido de pena de muerte de un legislador opositor para CFK; las continuas agresiones y amenazas de grupos en la puerta de su domicilio, y la negativa del jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta a acatar la medida judicial dictada por el juez Roberto Gallardo que ordenó que la Policía de la Ciudad deje de custodiar la casa de CFK, entre otros.

En el escrito, Macri tampoco reconoce cómo los medios hegemónicos de comunicación replican y fomentan esos discursos de odio. Ni el ensañamiento de la justicia contra la vicepresidenta. “El propio ministro del interior estableció un vínculo directo entre editoriales de diarios, radio y televisión y el ataque a Cristina Kirchner. Esta atribución es tan irracional como el propio atentado y puede poner en peligro la vida de periodistas, la integridad de los medios de comunicación independientes y, a continuación, a la democracia misma”, opinó.

Como si fuese un recién llegado a la política y a las maniobras del poder real sobre los gobiernos populares, ahora plantea argumentos como si se tratara de un intachable defensor de la democracia y sus reglas de juego: “Por eso vengo acá a advertir a la opinión pública sobre esta maniobra que está usufructuando el atentado a Cristina Kirchner para alentar la persecución a la prensa y a la Justicia". Nada dijo ni le resultó extraño que la expresidenta tuvo más de 500 causas en su contra.

Hay más definiciones de parte del expresidente, cuya gestión estuvo caracterizada por una mesa judicial que espiaba y perseguía a opositores. "Usan la oportunidad para debilitar dos columnas esenciales de la democracia y, en ese acto, cambiar el curso de los acontecimientos judiciales que todos conocemos”, cerró Macri su singular argumentación sobre el intento de asesinato a la vicepresidenta.

Discursos de odio

En los últimos días, varios funcionarios y funcionarias del gobierno nacional, legisladores, referentes de derechos humanos y de organizaciones sociales, llamaron la atención sobre la peligrosidad que los discursos de odio que fogonea la oposición tienen para la democracia. 

El presidente Alberto Fernández, en la cadena nacional que dio después del intento de magnicidio, sintetizó esa idea cuando dijo que "podemos disentir, podemos tener profundos desacuerdos, pero en una sociedad democrática los discursos que promueven el odio no pueden tener lugar porque engendran violencia y no hay ninguna posibilidad de que la violencia conviva con la democracia".

En ese marco, la titular del Inadi, Victoria Donda, convocó al Consejo Federal de Políticas Públicas Antidiscriminatorias para iniciar la redacción de un proyecto de ley contra esos mensajes de odio públicos para que sea debatido en el Congreso de la Nación.