El envión anímico que le significó a River la goleada ante Defensa y Justicia por la Copa Argentina, continuó en el estadio Monumental ante Barracas, antes de la llegada del Superclásico en la cancha de Boca.

El vértigo que le imprimió a la victoria en Resistencia, con una noche brillante de Solari, volvió a presentarse en Núñez desde el comienzo. El local salió decidido a resolver rápido su compromiso, con la tenencia de la pelota y la instalación en el campo adversario.

La velocidad que exhibió River en sus movimientos no podía ser controlada por los jugadores de Barracas. El despliegue de los volantes es uno de los ejes principales en donde se apoya el andamiaje del conjunto de Gallardo.

De La Cruz, Aliendro y Quintero eran los encargados de organizar los circuitos ofensivos, y las acciones finalizaban en la búsqueda de Solari y Beltrán, quienes esperaban en los últimos metros.

La aceleración, en algunas circunstancias, termina siendo contraproducente para River, debido a que ese apuro provoca imprecisiones en las entregas de la pelota.

Los rivales aprovechan esas situaciones para llegar por sorpresa, y poder encontrar desacomodado al equipo de Núñez. Esa fue la táctica que utilizó Barracas para avanzar en el terreno. 

La insistencia de River tuvo su premio a los 25 minutos, cuando De La Cruz realizó una gran jugada personal de derecha a izquierda, combinó con Beltrán, y el uruguayo finalmente definió cruzado, de zurda, para superar la resistencia del arquero Cristian Arce.

El festejo tuvo un momento de incertidumbre ante la verificación del VAR, por la posición en la que se encontraba De La Cruz luego de la habilitación de Beltrán. Con la confirmación de la ventaja, River no cesó en su búsqueda para aumentar la diferencia.

Barracas no pudo en toda la primera parte inquietar a Centurión, quien no protagonizó ninguna jugada de exigencia.

La postura de River no se modificó en la segunda parte, y el dominio fue más pronunciado todavía. Las fallas aparecieron en la definición frente al arco. Entre esas jugadas, Aliendro estrelló un remate en el palo.

El momento más sorpresivo fue cuando Zuculini se fue expulsado por una infracción fuerte, y recibió la segunda tarjeta amarilla de parte de Delfino. Más allá que el local tuvo una merma en su ritmo, el triunfo no corrió peligro y todo quedó sellado con el gol de Borja en tiempo de descuento, para llegar a la Bombonera con el ánimo bien alto.