La corona de la Reina Isabel II, que murió este jueves, solo vistió su cabeza en ocasiones muy específicas como la inauguración de las sesiones parlamentarias y las coronaciones. La corona pesa unos dos kilos, y mide 31,5 centímetros. Está hecha a base de oro y compuesta de 2868 diamantes, 269 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y cuatro rubíes.

La mayor peculiaridad de la misma está en el zafiro de San Eduardo, una piedra preciosa octagonal de color rosa con un toque azul. Se trata de una de las piedras preciosas más antiguas que existen. Además, la parte delantera de la corona, tiene incrustado en la cruz el Rubí del Príncipe Negro.

Fue confeccionada en 1937 y se inspiró en la corona que fue diseñada para la reina Victoria en 1838, cuando la muerte de Guillermo IV, su tío paterno, la llevó a liderar el palacio.

Como la corona fue confeccionada en 1661 para el Rey Carlos, luego de que los parlamentarios fundieran la corona medieval; la actual fue adaptada a un menor tamaño, para que la reina pueda soportar el peso y mantener el equilibrio y también fue rediseñada para ser “más femenina”.

¿Qué precio tiene la corona de la reina de Inglaterra?

Si bien la corona y sus joyas nunca han sido tasadas oficialmente, se estima que su valor ronda los tres a cinco mil millones de libras, teniendo en cuenta que está hecha de las piedras y metales más preciosos.

En mayo de este año, la reina Isabel II no pudo asistir por complicaciones de salud a la Apertura Estatal del Parlamento del Reino Unido, pero la Corona del Estado Imperial sí se hizo presente en el lugar.

Ese día, su hijo, el príncipe Carlos, ocupó simbólicamente su lugar en la Abadía de Westminster, adonde el joyero real también llevó la corona. La tradición indica que, a pesar de que la reina o rey se encuentren ausentes, la corona debe estar presente sobre la clásica almohada de terciopelo rojo, como uno de los principales símbolos del histórico evento.

La Corona tiene su propio carruaje para desplazarse desde la Casa de Joyas ubicada en la Torre de Londres hasta el palacio de Westminster. Según la tradición, la reina se viste con la túnica real y la corona antes de ocupar su trono de la Cámara de los Lores.

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