En medio de la pandemia Gustavo López Armentía decidió poner orden a su taller y halló, en cajones y carpetas, bocetos, dibujos y pinturas suyos de fines de los '70 y principios de los '80. Eran trabajos nacidos en la dictadura, en la previa a autopercibirse como artista y en los que, sin mucha conciencia, estaba plasmando una época. Trabajos que, en gran parte, no había mostrado al público. Sintió que este era el momento de hacerlo. Ahora que comparten espacio junto a obras más actuales en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, el artista plástico comprende la razón de ser de la muestra En todos estos días. "La violencia de hoy nos retrotrae a la que vivimos en los '70", expresa.

Desde comienzos de los '80 transitó --y se desilusionó con-- la escena de Nueva York. Participó en las Bienales de Venecia y Valparaíso; tuvo retrospectivas en los museos de Bellas Artes, Sívori y Caraffa. Pero el espíritu de su arte, la filosofía con que lo encara, tiene su expresión concreta en su impresionante taller ubicado en Flores. Una vieja casa que tiene el plus de haber sido habitada por Perón y sus padres y que funciona a la vez como espacio expositivo abierto al barrio. Es que lo motiva la "descentralización" del arte. Su taller es cien por cien autogestivo. 

A pocos días del atentado a CFK, el mensaje de "En todos estos días" se vuelve más que oportuno. "Nuestra generación tiene muy presente la violencia. No me sorprende lo que pasó con Cristina. Han querido eliminarnos. Teníamos que estar afuera o muertos. Y estuvimos 40 años knock out, hasta los juicios. No creo que hayamos dado tanto vuelta la página", reflexiona. "Me encontré con los trabajos y quedé muy conectado con el momento político, en el que se está hablando cada vez más de lo que pasó en los '70 como referencia a la violencia. Todo eso me empujó a reflotarlos. La violencia de hoy nos retrotrae a la que vivimos en los '70", completa.

"No sé qué va a pasar con esta muestra: nunca hice algo así, es muy política. No le interesa a todo el mundo. En una galería no la podría hacer. Y me moviliza un poco", confiesa el hombre de 73 años. Son 32 obras, entre ellas pinturas, dibujos, tintas y esculturas realizadas en hierro, alambre o tejido metálico. Un pequeño universo de un artista muy prolífico. Las creaciones que pertenecen a aquella época oscura (dibujos y pinturas) se mezclan con otras más actuales y conocidas. Hay continuidad en temas y obsesiones, pero a la vez queda en evidencia la evolución formal del artista. En la recorrida junto a Página/12, él se detiene, primero, ante unos bocetos hechos de tinta que grafican persecuciones en la calle. Muchas de sus obras de los '70 remiten a esa escena, y en sintonía con la de toda su vida, dejan en primer plano a las víctimas. "Es muy sensible para mí todo este tema. Viví esos años. Todo está contaminado por la persecución. Lo sentía. Era traumático", desliza. "Vivía en ese momento en un departamento de Juncal y Oro. Estábamos a unas cuadras del regimiento. Salíamos y estaban los milicos atrás de los árboles. Te paraban o no te paraban. Los mirabas de reojo. Te hacías el 'dolobu' y seguías", recuerda. En esos tiempos era militante peronista.

Aun simples, hechos por un artista en ciernes, aquellos bocetos son de lo más potente de la muestra. Se les nota el pulso atravesado por la urgencia; la elaboración en el mismo momento en que el horror ocurría. Muestran gente alzando los brazos, tirada en el asfalto, con una pistola en la cabeza, un Falcon. Los tituló "Notas" y hay tres series. En diagonal a la primera se ven cuatro rostros, en dibujos separados. Tres militares, un civil. Agrupó esos dibujos ahora, los enmarcó, y llamó a la obra "Los responsables". De modo que, en cierto sentido, esta muestra es una resignificación. "Hasta ese momento ni siquiera tomaba esto como profesión. No me daba cuenta de lo que hacía. No me sentía artista, sino alguien que pintaba. Presentía que había descubierto mi vocación", cuenta. Recién en el '83, con la vuelta de la democracia, comenzó a participar de exposiciones.

Aparte de mostrar a las víctimas al momento de su persecución y detención, como en las escalofriantes "Esquina de Morón" (tinta), "Paso otra vez" (pintura sobre cartón) y "Lugar" (acuarela), otra de sus pulsiones era componer personajes. Pintaba a los represores, en general en cuadros coloridos y "tenebrosos". Son todas figuras anónimas. "En esos años no sabíamos sus nombres. Sabíamos algunos, más o menos, o cómo estaban organizados, pero no tanto", comenta. Solía trabajar sobre chapadur, como en el caso de "Acecho", "Sombra", "Sospechoso" (1979), "El informante" (1980), y "Zonas I y II" (1982).

En En todos estos días hay referencias directas a sucesos argentinos que marcaron el pasado reciente. Las obras más nuevas de tejido metálico, alambre tejido y hierro giran en torno al bombardeo a Plaza de Mayo, las heridas no cicatrizadas de Malvinas, el desembarco de las Madres en la ex Esma. El recorrido llega hasta el año actual. En una de las paredes hay una enorme vaca de tejido metálico que López Armentía usa "mucho de ejemplo" en sus clases, para ilustrar su pensamiento sobre lo que hace.  "Todos saben lo que es una vaca. Tengo que ponerle algo o hacerla de determinada manera para que adquiera otro símbolo. Esta no tiene ojos; es solamente su pose. Tiene la bandera arriba. La vaca está en el centro de una discusión histórica nuestra", explica. "Los materiales se adaptan a los temas. Una vaca pintada no tendría la carga que tiene el hierro. Hecha así dice lo que yo quiero que diga. Podría pintarla, tengo oficio, pero no sería lo mismo."

Debajo del animal hay un conjunto de detalles que obligan a mirar bien de cerca. Y ese ejercicio es una de las razones por las que el arte de López Armentía es singular: logra abordar lo político y social sin ser didáctico, explícito o bajar línea. "No creo que el arte tenga que ser un relato literal. Tengo que provocar un sentimiento. Quiero que la gente se involucre con lo que está viendo. Para mí es más importante que nos unan los sentimientos. Doy prioridad a lo que siento antes que a lo que pienso", define. Sus trabajos de todas las épocas parecen apuntar precisamente a ese lugar donde se cruzan el sentimiento y la ideología. 

*La muestra inaugura este viernes a las 18 y podrá visitarse hasta el 9 de octubre, de jueves a domingos, de 14 a 19, con entrada gratuita, en Rufino de Elizalde 2831.