La Selección Argentina de básquet tuvo un gran desahogo este domingo por la noche al derrotar de manera agónica a Brasil, en Brasil, y quedarse con la AmeriCup luego de perder dos finales seguidas, en 2015 y 2017.

Fue triunfo 75 a 73 para los dirigidos por Pablo Prigioni que, luego de irse al entretiempo arriba por 10 puntos gracias a una gran exhibición, sufrieron en exceso la reacción local en la segunda mitad pero lograron definir la historia con dos excelentes jugadas de manual.

Un final a puro dramatismo

La Selección estuvo al frente durante casi todo el encuentro, pero en el último cuarto la tortilla se dio vuelta cuando, de la nada, el interno Lucas Dias clavó dos triples que no estaban en los planes para darle la ventaja 73-71 a los locales. El ala pivot incluso venía seco hasta entonces, sin puntos y sin aciertos en sus cuatro intentos de larga distancia.

A falta de 1:28 para el final y tras cuatro ofensivas fallidas, Prigioni pidió tiempo muerto para intentar ordenar a los suyos, que hasta entonces habían conseguido sólo cuatro puntos en el último cuarto. Era momento de darle lugar a lo planificado y dejar a un lado la improvisación. El estratega cordobés tomó la pizarra, dibujó la jugada y cuando sus jugadores salieron a la cancha, los puntitos y flechas se volvieron carne y hueso. Su coterráneo Campazzo (13 puntos, 5 asistencias y 5 pérdidas) penetró, se llevó a dos marcas y cedió con una faja monumental para Delía (4 puntos y 4 rebotes), que la volcó como tiene que ser.

Luego fue el turno de defender y rebotear, algo que costó mucho en el cierre. El equipo hizo lo primero, Benite (goleador brasileño con 18 puntos) falló y Delía hizo lo segundo. Y en el ataque siguiente, el que condujo fue Laprovíttola (15 puntos, ¡8 rebotes! y 4 asistencias), quien también volvió loca a la defensa a puro dribbling, jugó el pick con Deck y cedió para que el increíble santiagueño (20 puntos y 7 rebotes) ponga el doble debajo del aro, soportando incluso una falta no cobrada.

Con 16 segundos en el reloj y abajo por dos puntos, Brasil apostó al número que le venía saliendo: el de Lucas Dias. Pero esta vez el interno falló, Argentina dominó el rebote con algo de esfuerzo y apenas sonó la chicharra salió a abrazarse por el gran título conseguido en Brasil ante Brasil.

El valor de los jugadores de rol

Que Deck (goleador de la copa con 21,2 puntos de promedio), Campazzo (12,3 puntos por partido, líder del torneo en robos con 3,5 y segundo en asistencias con 8,3) y Laprovíttola (16,5 puntos -tercer máximo anotador del certamen- y 2,8 triples anotados por partido) sostuvieron al equipo durante todo el torneo no es ninguna novedad. Sí lo fue en cambio -y qué grata sorpresa resultó esto- el mayor protagonismo que tuvieron habituales jugadores de rol, como Leandro Bolmaro, Nicolás Brussino y Juanpi Vaulet.

El cordobés de 22 años, quien compartió toda la temporada pasada con Prigioni en Minnesota, se destapó en defensa en esta copa y fue pieza fundamental en la final con una versión ginobilesca en la primera mitad, haciendo gala de su elegancia para clavar un par de fadeaways clave. Bolmaro terminó el partido con 9 puntos y un tapón para el recuerdo en los últimos minutos, mientras que promedió 7,3 puntos, 2,2 rebotes y 1,5 asistencias en 18,3 minutos por partido.

Otro que evidenció la mayor confianza que le dio el DT fue Nicolás Brussino, capaz de poner la pelota en el piso y sacar a bailar a la mole Lucas Mariano para lucirse con una bandeja de lujo en la primera mitad. El santafesino de 29 años se limitaba a tirar de larga distancia en otras épocas, pero en esta AmeriCup no tuvo pruritos en manejar el balón cuando fue necesario. Ante Brasil sumó 7 puntos y en el certamen promedió 6,7 puntos, 3,8 rebotes, 1,5 asistencias y 1,8 triples por partido (39,3 por ciento de efectividad) en 18,6 minutos por juego.

La tercera pieza que se convirtió en una grata novedad para la Selección fue Juan Pablo Vaulet, una mezcla del Pipa Gutiérrez y Federico Kammerichs, tanto físicamente como en la manera de fajarse contra cuanto gigante le pusieron enfrente. El lungo cordobés terminó la AmeriCup con 7 puntos y 3,2 rebotes en sólo 11 minutos por juego.

Un torneo redondo

La Argentina llegaba al certamen envuelto en más de una intriga, dada la sorpresiva salida por despido del DT Néstor "Che" García días antes del inicio. El bahiense de 57 años venía de conducir al equipo por casi un año, con resultados aceptables en las ventanas de Eliminatorias hacia el Mundial, pero algunos cortocircuitos con el plantel derivaron en el cambio de timón.

Y el que fue confirmado al frente fue uno de sus asistentes, Pablo Prigioni. El medallista de bronce en Beijing 2008, de 47 años, logró darle cierta impronta al equipo a pesar del poco tiempo de trabajo y sus frescos laureles deportivos sin duda se hicieron notar a la hora de comunicarse con el plantel.

Así las cosas, el andar argentino en la AmeriCup fue perfecto: 95-62 sobre Islas Vírgenes, 99-86 ante Puerto Rico y 90-87 sobre República Dominicana en fase de grupos; 76-53 contra Venezuela en cuartos; 82-73 ante Estados Unidos en semis y el 75-73 ante Brasil en la final. Pero no sólo en cuanto a resultados fue bueno lo del equipo. Es que por varios tramos se pudo volver a ver el característico juego colectivo albiceleste, que fue de la mano con el evidente buen clima interno que se vivió en Recife.

El plantel campeón

Gabriel Deck (21,2 puntos), Nicolás Laprovíttola (16,5), Facundo Campazzo (12,3), Leandro Bolmaro (7,3), Juan Pablo Vaulet (7,0), Nicolás Brussino (6,7), Marcos Delía (6,0), Carlos Delfino (5,2), Tayavek Gallizzi (2,2), José Vildoza (2,2), Máximo Fjellerup (0,0) y Tomás Chapero (0,0).