Un derecho a la exportación o retención es cobrado por el Estado a las empresas exportadoras en función del precio de venta internacional de los productos gravados. Generalmente, la empresa los traslada hacia abajo en la cadena. Estas retenciones son constitucionales, legales y están previstas en el artículo 4 de la Constitución Nacional: “El Gobierno federal provee a los gastos de la Nación con los fondos del Tesoro nacional formado del producto de derechos de importación y exportación [...], y de las demás contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el Congreso General".

El debate hoy en día está centrado en las retenciones o derechos a la exportación, pero son años de historia económica que recorren el precio de los productos de la tierra. Desde la renta, hasta los derechos de exportación. 

Adam smith y la renta

Cuando las tierras pasaron de ser de uso común de la sociedad a propiedad privada, Adam Smith sugirió que los productos naturales de la tierra deberían tener un precio adicional, que es el que se le debe pagar al propietario con parte de lo que el trabajo produce. Los terratenientes exigen una renta por el producto natural del suelo. En su obra más conocida, Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, Smith expresa que, en estas condiciones, el producto íntegro del trabajo no pertenece al trabajador o trabajadora, sino que ha de compartirlo.

John Keynes, las limitaciones del mercado y el Estado

Con la Gran Depresión económica como escenario a fines de los años veinte del siglo pasado, los principales polos de la economía mundial desactivaron sus modelos de economía clásica integrándose al nuevo paradigma de las ideas de John Maynard Keynes, fundador de la macroeconomía moderna, quien enfatizó la necesidad de una distribución más equitativa de la renta a partir de impulsos externos al mercado. Es decir, desde el Estado.

La economía de mercado soluciona muchas necesidades privadas y públicas mediante la concurrencia de la oferta, la demanda y los precios. Pero también desatiende importantes necesidades, privadas y de la comunidad, bajo las reglas de la mano invisible del mercado postulada por Adam Smith.

Las ideas keynesianas marcaron un punto de inflexión en cuanto al rol y la participación del Estado en la regulación, redistribución y armonización de los ciclos de la economía. Ideas que se debaten hasta nuestros días dado que hay actividades, sectores y necesidades a las que el sector privado y el mercado no atienden.

Esta realidad se profundiza ante la ausencia de regulación y participación del sector público y la existencia de estructuras monopólicas en mercados que afectan a los consumidores con precios superiores a los de equilibrio, alterando de esta manera la distribución de los recursos y la riqueza en detrimento de la sociedad.

El Estado expande la actividad económica y la demanda tanto de consumo como de inversión. Para cubrir la insuficiencia cuando el mercado no es capaz de absorber los bienes ofertados dada la restricción de la capacidad económica de importantes sectores de la sociedad, causados por los límites de la distribución.

El sector público contribuye también a que las crisis económicas impacten menos sobre todos para los sectores social y económicamente más desfavorecidos.

Los tributos y los derechos de exportación son herramientas necesarias para que el Estado intervenga, regule la actividad económica y redistribuya los recursos ejerciendo un contrapeso a la evolución cíclica de la actividad económica privada.

Además, estas herramientas constituyen un instrumento de la política económica y fiscal de la que dispone el sector público- y, por tanto, la sociedad-, con el fin de recaudar, pero también de poner en valor y permitir que el Estado cuente con recursos financieros para ejercer otras funciones. Entre ellas, la orientación y regulación de la actividad económica y la redistribución de recursos concentrados en sectores con importantes capacidades económicas con posibilidades extraordinarias de contribuir al financiamiento de gasto público.

Impacto en precios internos

Todo oferente vende sus bienes y servicios al mayor precio posible. Hay alimentos escasos y muy demandados a nivel internacional que se producen en Argentina y que, dada la actual coyuntura mundial, poseen un nivel de precio extraordinariamente elevado en el mercado global. Por tanto, los que venden y ofertan estos bienes sólo destinan estos productos al mercado interno si consiguen venderlo a ese precio internacional elevado. De no ser así, lo exportan. Es decir, el oferente de estos bienes procura maximizar el precio de venta, no importa el mercado.

Además del efecto redistributivo de las retenciones, contribuyendo al financiamiento del gasto público - es decir a la educación y salud pública, a la construcción de obras de infraestructura como autopistas, hospitales y escuelas- y al pago de jubilaciones y pensiones; otro de los objetivos y efectos de las retenciones es su impacto en los precios internos de bienes necesarios e imprescindibles para la vida digna de cualquier persona.

El derecho de exportación grava un porcentaje del precio al que se vende el producto en el exterior. Por lo que al vendedor le queda un ingreso inferior cuando hay retenciones en comparación a cuando no son aplicadas. 

De haber retenciones, entonces el vendedor exigirá al mercado interno el precio internacional menos las retenciones, que sería su ingreso neto una vez que el Estado aplicó el tributo. Es de esta forma como contribuyen a la reducción del precio interno de esos alimentos que también se exportan. Los derechos de exportación también desvinculan al precio internacional del precio interno con un efecto antiinflacionario.

La sociedad viene haciendo un extraordinario esfuerzo para honrar deudas externas de las que no recibió beneficios cuando fueron contraídas. En este contexto, el Estado debe articular herramientas para evitar o atenuar que los sectores más desfavorecidos en la distribución del ingreso no paguen un precio desproporcionado por bienes imprescindibles y necesarios con el que se benefician los oferentes, vendedores y significativamente los exportadores de agroalimentos, muy pocas empresas y fundamentalmente transnacionales extranjeras.

El precio de los alquileres de tierras, con alta concentración de la propiedad, tambi ha tenido un significativo incremento, lo que ha generado una renta extraordinaria a los propietarios o dueños de tierras, también con alta concentración de la propiedad.

Las retenciones como herramienta económica y redistributiva no son una innovación nacional. Son utilizadas por muchas naciones para proteger sus mercados internos y garantizar la provisión de ciertos niveles de alimentos a precios accesibles en comparación con los precios internacionales.

* Docente en la UBA y en UNQ en Economía y en Impuestos.