La CGT no se fractura. Al menos por ahora. Tras una larga e intensa reunión, el triunviro y secretario adjunto de Camioneros, Pablo Moyano, decidió continuar al frente de una de las tres poltronas que conducen la central obrera. Si bien los motivos que llevaron a la decisión de dar un paso al costado persisten, los dirigentes gremiales que acompañan a Moyano, sostienen que se logró priorizar la unidad y la tarea que se realiza dentro de la CGT. "No nos fuimos y no nos vamos. La pelea la daremos adentro", dijo a Página/12 uno de los dirigentes gremiales más cercanos a Moyano. Sin embargo, esta crisis deja heridas y habrá que ver cuál es el mecanismo que se da la CGT para resolverla. El diálogo y la discusión en la mesa del consejo directivo es uno de ellos y es el que se impuso, al menos en el Frente Sindical para el Modelo Nacional (FSMN) que lidera Moyano. Por otra parte, una CGT partida no representaría un favor para un gobierno como el de Alberto Fernández.

La reunión que la mesa chica de la central obrera mantuvo anoche con el Presidente fue justamente lo que detonó una crisis que estaba a punto de estallar. Todo indica que el camionero no fue invitado y ese "cortarse solo" que Moyano les recrimina a los otros triunviros, Héctor Daer y Carlos Acuña, provocó la decisión. Si bien puede no parecer un argumento de peso para tamaña decisión, lo cierto es que entre los colaboradores de Moyano se dice que es parte de una sumatoria de decisiones que no le son consultadas.

Pero la decisión de Pablo Moyano no fue un rapto de bronca pasajero. Lo había decidido y no implicaba solo su retiro del edificio de Azopardo 802. Durante la mañana se comunicó con Horacio Otero, el responsable de la tarea de normalización de las diferentes regionales de la CGT que realiza bajo las órdenes del secretario general de la UOM, Abel Furlán. Tras agradecerle el trabajo realizado le dijo que su renuncia implicaba también la dimisión de sus representantes en los diferentes triunviratos que se habían elegido en las regionales. Esto motivió más de una comunicación telefónica entre Furlán y Moyano hijo.

El metalúrgico habló mucho para convencerlo de reveer la decisión: Hablaron de la necesidad de continuar trabajo juntos para lograr un mejoramiento de las condiciones de los trabajadores y, también, sostener el gobierno de Fernández y, sobre todo, tener mejores posibilidades electorales en el 2023.

Luego vino la reunión del FSMN en la sede de Camioneros. Los que participaron de ella, entre los que se encontraban Juan Pablo Brey de Aeronavegantes y Omar Plaini de canillitas, habían adelantado que se iba a hacer todo lo posible para que la ruptura no se concretara. Ninguno consideraba que sea viable un escenario de división. Según trascendió, otro de que también se expresó en contra de una división fue el propio Hugo Moyano, a la sazón, secretario general del sindicato de Camioneros.

Así las cosas, la unidad por ahora continúa.

La ruptura de 2018

No es la primera vez que hay un quiebre dentro del consejo directivo de la CGT. En noviembre del año pasado la central renovó sus autoridades. En esa oportunidad repitieron en la conducción Héctor Daer de Sanidad y Carlos Acuña de Estaciones de Servicio, un hombre ligado al gastronómico Luis Barrionuevo. La incorporación de Pablo Moyano representó la expresión del deseo de alcanzar la unidad dentro del movimiento obrero. Sin embargo, estos acuerdos no habían subsanado las diferencias que se habían profundizado durante el gobierno de Mauricio Macri. Por caso, en 2018, el propio Moyano había renunciado a la secretaría gremial de la CGT y había sido reemplazado por Omar Pérez, un dirigente de confianza de los Moyano, pero que luego también dimitió cuando el sindicato de Camioneros decidió salirse de la central sindical junto a otros gremios que son parte del armado gremial de los Moyano.

Es por eso que la crisis actual tiene algunas similitudes.

La actitud de la CGT ante la crisis económica  y la "tibieza" del ministro de Trabajo, Claudio Moroni fueron algunas de las críticas que enarbolaron Moyano y Manrique en las reuniones del consejo directivo. Ambos gremialistas propusieron diferentes medidas de acción directa para "combatir" a los formadores de precios, pero chocaron sistemáticamente con la negativa de Daer y el barrionuevista Acuña que representan la mayoría dentro de la CGT. A lo sumo aceptaron el esquema de movilización sin acto ni oradores como el que se realizó el pasado 17 de agosto. 

La otra diferencia, al menos pública, que se conoce es la actitud frente a la pérdida de poder adquisitivo de los salarios ante la escalada inflacionaria. Moyano es partidario de sostener las negociaciones paritarias pero considera imprescindible la implementación de un aumento a través de sumas fijas para poder pelearle a la inflación y favorecer el mercado interno. Ese es el punto que tanto Daer como Acuña rechazan y se aferran a la paritaria como única herramienta válida.

Daer, Moyano, Manrique

Daer, que representa en el triunvirato a los Gordos, los gremios más grandes en cuanto a cantidad de afiliados como Sanidad, Comercio y otros, pero también a los Independientes (como Uocra, UPCN y Obras Sanitarias), es particularmente refractario a las medidas de acción directa. Es también el más cercano al presidente Alberto Fernández y prefiere mantenerse distante de todo aquello que represente el kirchnerismo.

Pablo Moyano, en cambio, renovó sus vínculos con el kirchnerismo e incluso fue quien promovió, sin éxito, un paro general de la CGT tras el atentado que sufrió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Mario "Paco" Manrique es el secretario adjunto del Smata y como tal había sido designado para ocupar la Secretaría Gremial de la CGT. Ahora bien, es el gremio que conduce Ricardo Pignanelli el que debe decidir que hacer ante esta crisis. Hacia el interior del sindicato destacan la fuerte decisión de Pignanelli de mantener la unidad del movimiento obrero, por lo que hubiese sido muy probable un reemplazo de Manrique en caso de que las renuncias hubieran prosperado.