“El año pasado sentía que era mi despedida del tango, no de la música”, explica María Graña a Página/12. En 2021, justo al momento de festejar los cincuenta años de trayectoria –comenzó a cantar en la orquesta de Osvaldo Pugliese en 1971- con dos conciertos en el Auditorio de Belgrano, Graña anunciaba eso. Una suerte de retiro parcial para concentrar su voz en el folklore, los boleros y otros ritmos que también la movilizaban. Pero ahora, para el espectáculo Volvió una noche, que realizará junto al guitarrista Esteban Morgado y su grupo (Walter Castro en bandoneón, Quique Condomí en el violín y el Mono Hurtado en contrabajo), Graña canta una vez más sus clásicos. Ya lo hizo en una primera función y volverá a hacerlo el jueves 29 en el Teatro Astros (Av. Corrientes 746). Y habrá un guiño para sus seguidores: después del show aparecerá en plataformas digitales el registro de esos celebratorios recitales del año pasado.

El guitarrista interviene. “Creo que lo de dejar el tango fue más una expresión de deseos, en tanto quería dedicarse más profundamente a otros géneros, ¿pero vos te imaginás un recital de María sin ‘Canción desesperada’ o ‘Caserón de tejas’? ¡Es un sacrilegio! Así que la convencimos para que los cante y habrá, además de los otros géneros, muchos clásicos del tango”, anticipa Morgado. Graña y Morgado trabajan juntos desde hace dos décadas, cuando en un desfile de modas Roberto Piazza –confeso tanguero y, además, cantor más que competente- los animó a “hacer unos temitas” improvisados en el momento. Los tangos “a la parrilla” de esa noche devinieron en un ciclo en el bar Los 36 Billares y desde entonces no dejaron de trabajar juntos.

“Yo siento una gran emoción por volver a cantar frente a mi público y nada menos que en la avenida Corrientes. Decidí llamar a este regreso Volvió una noche y por suerte, a diferencia de lo que dice el tango, hay mucha gente que me esperaba. Pasé un momento delicado, pero estoy saliendo adelante y sin dudas la música es mi sostén emocional más fuerte”, cuenta Graña

La música -y el tango en particular- son parte ineludible de su identidad. “El año pasado sentía que era mi despedida del tango. No de la música –repite-. Llevo más de cincuenta años cantando y la verdad que es donde me siento cómoda. Mi padre me dijo siempre que tenía que cantar. Él fue mi gran apoyo en mis comienzos, mi referente. Luego de los conciertos del año pasado, tanta gente me pidió que siga, que no afloje, y eso la verdad me convenció. Me debo a mi gente. Recibo mucho afecto sobre el escenario y en las redes sociales. Fueron muchos años cantando en televisión. Eso me hizo popular. Famosa no soy, pero si popular, y eso me encanta”.

Su compañero la celebra y le demuestra ese cariño. “La verdad, María está fantástica, en un gran momento en este retorno a los escenarios y nosotros estamos muy felices porque está saliendo todo muy bien. Para esta reentré en los conciertos del Astros ya ensayamos repertorio de tango, por supuesto, pero también temas de música folklórica, boleros y ‘perlitas’, muchas perlitas”.

Con casi 70 años, Graña sólo ve un camino por delante: seguir cantando. Hace unos días participé en un homenaje a la gran María Elena Walsh en la ciudad de La Plata y hago míos esos versos que canté: ‘Tantas veces me mataron, tantas veces me morí... Sin embargo, estoy aquí resucitando’. Y como la cigarra sigo cantando”, se planta. También cuenta con ilusión sobre el lanzamiento del disco doble que retoma los conciertos del año pasado, en los que la acompañó Jairo. “Un disco con lado A y lado B”, señala, a conciencia de lo atentamente anacrónico del detalle en la era de las plataformas de streaming, que serán la única vía para escucharlo. Y sobre Jairo, allí, afirma que lo “quiere mucho” y que es “quizá la mejor voz de nuestro país”.

-En esta etapa incorporó folklore, boleros y otros ritmos. ¿Por qué?

María Graña: -Yo interpreto el tango de una manera muy sentida. Lo llevo dentro mío. Hay letras que realmente me conmueven. Es muy fuerte lo que me pasa con mi repertorio. Por ese motivo incorporo otros géneros. Necesito otros climas, respirar otro aire.

-¿Cómo es el trabajo entre ustedes?

Esteban Morgado: -Ella a todas las canciones le pone su sello particular, tan extraordinario, que tiene que ver con su manera de frasear, de decir, y esto hace que cada interpretación sea única. Además, cada tema puede cantarlo cien veces y las cien van a ser distintas. Eso nos parece fascinante y nos divierte mucho, porque siempre tenemos que intuir dónde parar, donde acelerar, dónde tirar para atrás. Estar atentos a dar el marco que semejante cantora merece.

M.G.: -Hace muchos años que estamos juntos. Él me conoce de memoria. Sabe dónde pongo un punto o dónde me gusta que suene más fuerte el tema. Es un gran arreglador y guitarrista. Y tiene un cuarteto de grandes músicos que tocan juntos hace 22 años. Con ellos me siento segura. Eso es mucho en la música. Y además son excelentes amigos. La pasamos muy bien en los ensayos. ¡Nos divertimos y comemos ricas empanadas!