Alumnas de secundaria que asisten a una supuesta actividad laboral bilingüe y terminan lavando platos en un hotel, estudiantes que sirven café, otros que preparan sánguches en frigoríficos u oficinas. Son solo algunas de las denuncias de irregularidades en las Actividades de Aproximación al mundo laboral (ACAP) que Página/12 recabó entre alumnos y alumnas de la Ciudad durante las tomas de colegios que tienen al rechazo a esa modalidad como uno de sus principales reclamos. Los centros de estudiantes advierten que, tal como está planteado, el sistema obligatorio solo sirve como “puerta de entrada a la precarización” y piden que la ministra de Educación, Soledad Acuña, revea la política de acercamiento al mundo laboral escuchando sus voces. 

"Rechazamos la manera en que se aplican las pasantías. Han mandado a compañeres a lavar platos, a hacer sanguchitos a frigoríficos o a servir café en una oficina". Desde la Escuela Secundaria de Educación Artística (ESEA) Manuel Belgrano, la que habla a Página/12 es Florencia Avilés Bernat, coordinadora del centro de estudiantes, que este martes mantenía la toma del edificio escolar con el rechazo a las ACAP como uno de los principales reclamos. "No puede ser que se estudie cinco años en un colegio con una determinada orientación y te manden a servir café. Se supone que debería ser para aplicar todo lo que estudiaste", agrega. 

En el Lenguas Vivas Sofía Esther Broquen de Spangenberg, conocido como "Lengüitas", el rechazo a la implementación de las ACAP se escucha aún más fuerte, tras dos casos que despertaron la bronca de sus estudiantes. Desde la toma, Julia, estudiante del colegio, cuenta a este diario que en el quinto año de orientación en Ciencias Naturales "los enviaron a una empresa y la propuesta terminó siendo empaquetar sánguches". "En el quinto especializado en idiomas el proyecto era en un hotel con el supuesto objetivo de intercambiar con extranjeros, pero las chicas terminaron lavando los platos", agrega Julia, militante de la agrupación Juana Azurduy. 

Según alertaron desde el centro de estudiantes en un comunicado, se trata del Hotel Marriott, en el que las estudiantes denunciaron "desde tratos injustos a tener que realizar tareas como lavar los platos y cumplir con el trabajo que el staff tenía que realizar". Estudiantes del Lengüitas indican a este diario que al plantear la problemática en una reunión que lograron tener con representantes del Ministerio les respondieron que "lavando los platos los chicos entienden que tienen responsabilidades”. 

Como contrapartida, Julia sostiene que para los y las alumnas "el cómo llegamos a trabajar es importante, porque no es solo acercarse al mundo laboral, tiene que ser con contenido. No es lo mismo lavar los platos que profundizar algo que vos decidiste en tu orientación". "No solo son proyectos inconsultos sino que las propuestas originales no se cumplen. Además son obligatorias y en horario escolar, por lo que se pierde contenido que no se recupera", agrega sobre las ACAP, que comenzaron a implementarse en 2022 pero ya estaban previstas para el quinto año desde la creación de la "Secundaria del Futuro" en 2018.

Además de ser obligatorias, las actividades no se hacen con acompañamiento por parte de representantes de los establecimientos y durante los espacios curriculares no se retoma para profundizar nada de lo que se trabaja en esas jornadas. Federico Lavagnino, presidente del Centro de Estudiantes del ESEA Juan Pedro Esnaola, otro de los colegios tomados, señala que "para garantizar que sean pasantías vinculadas con nuestras orientaciones tienen que estar necesariamente pensadas con les estudiantes y deben ser de carácter optativo, como establece la ley. ¿A quién se le ocurre que obliguen a estudiantes a ir a laburar a un hotel cinco estrellas en la otra punta de la ciudad?".

El temor a posibles represalias por los reclamos corre en los colegios desde que el Ministerio envió mails amenazantes el viernes, ante el inicio de la toma del Mariano Acosta, y se profundizó este lunes, cuando la ministra Acuña anunció que denunciaría penalmente a los padres y madres de los chicos y chicas que participen de las tomas. Aunque prefiere mantener el anonimato, la madre de una alumna de cuarto año del Lengüitas asegura a este diario que le preocupa "el clima que se genera, cómo se tergiversa la información y hacen quedar a los chicos como responsables de que no haya clases. Ellos están dispuestos a quedarse en un sector del colegio para que puedan seguir las clases y nunca echaron a las autoridades". La madre sostiene que, de continuar las ACAP de este modo en 2023, evaluará presentar una acción de amparo

"No creemos que el acercamiento al mundo laboral esté mal, eso es mentira. Lo que queremos es un acercamiento orientado a lo que elegimos en nuestro colegio y que esté bien aplicado, que no sea cualquier cosa. Que sea hablado con nuestros docentes y que ellos sean un puente hacia ese mundo. Que no sean obligatorias y sobre todo que no sean una puerta de entrada a la precarización laboral", subraya Avilés Bernat, también referente de la Coordinadora de Estudiantes de Base. Para la estudiante, el término ACAP es solo un eufemismo del GCBA: "si les dijeran pasantías tendrían que ser pagas", concluye.