La espera terminó. A cinco años de su último recital en Buenos Aires, Guns N’ Roses está de vuelta. Si bien ninguno de los recitales de la banda en el país pasó inadvertido, el que sucederá hoy, a partir de las 21, tiene una connotación especial porque se realizará a 30 años de su debut local. Y sucederá en el mismo lugar de aquel desembarco inaugural: el estadio de River Plate. Iban a venir al festival Lollapalooza en 2020, pero la pandemia los puso en el congelador. Por lo que decidireron llamar a este tramo de su gira mundial South American Tour 2022. Tan sobrio como descriptivo de su actual momento. Y es que salvo por los temas “Absurd” y “Hard Skool”, lanzado en 2021, el grupo californiano no publicó material nuevo. Lo que sí apareció hace unos pocos días en su cuenta de Spotify fue una versión en vivo (grabada en 1991, en el mítico teatro Ritz de Nueva York) de “You Could Be Mine”.

Desde el martes, los integrantes de la banda ya están en el país. El primero en bajar del avión que los trajo al Aeropuerto de Ezeiza, desde Brasil, fue Slash. Justamente es el único miembro de la actual formación de Guns N’ Roses que tiene material discográfico reciente. Salió el 11 de febrero de este año, y se llama 4. Aunque se trata de un título engañoso porque es en realidad el quinto álbum en solitario del guitarrista, secundando a Living the Dream (2018). Al igual que viene sucediendo desde su segundo disco sacado, Apocalyptic Love (2012), el ya legendario músico tiene como aliado al cantante Myles Kennedy. En esta ocasión les acompaña el grupo The Conspirators, nombre elegido por Todd Kerns (bajo), Brent Fitz (batería) y Frank Sidoris (guitarra rítmica) para ser cómplices de esta nueva aventura musical del violero.

Para defender este repertorio, de la autoría de Slash y Kennedy, el guitarrista convocó a una rueda de prensa virtual en la que participaron varios medios del mundo, entre los que estuvo Página/12. El músico confesó que el ADN de 4 nació de una conversación que tuvo con Dave Cobb, productor del álbum, acerca del ingeniero de sonido y productor musical británico Glyn Johns. “Dave Cobb es un gran admirador de Glyn Johns, quien a fines de los '60 y durante los '70 hizo discos icónicos de grupos favoritos míos como The Rolling Stones y Led Zeppelin”, explicó el artista nacido en Londres, en 1965. “También soy un gran admirador suyo porque fue uno de esos pocos ingenieros geniales y pioneros. Cuando Dave lo mencionó, pensé que esa era la dirección que debíamos tomar. Y creo que se reflejó en la grabación”.

A propósito de la técnica que distinguió a Johns (a manera de dato, este ilustre inglés fue quien mezcló la versión de “Get Back”, de The Beatles, que se registró en el histórico recital de la azotea), lo nuevo de Slash ofrece una sensación de zapada debido a que las sesiones fueron microfoneadas lo mínimo e indispensable para que se sienta esa espontaneidad. “Nos divertimos mucho grabando”, afirmó el guitarrista. “Se hizo en vivo y básicamente entramos, trabajamos en los arreglos de la canción, la llevamos a donde queríamos y la grabamos en vivo en el momento. Y esa es probablemente la razón por la que tiene ese sabor a jam session. Porque en realidad es solo una grabación de buena calidad de nosotros tocando en una habitación”. Sin embargo, pese a la libertad del formato, no hay que olvidar que no dejan de ser canciones grabadas individualmente: el músico tuvo la oportunidad de rehacer varias guitarras.

Si algo le entusiasmó a Slash de esta dinámica fue que le permitió evocar su adolescencia, en la que se sintió deslumbrado por los discos en vivo. “Siempre me excitaron los discos en vivo. Eso fue muy emocionante para mí”, reconoce. “Me obsesioné por capturar esa energía. Es algo que me acompaña desde que comencé a tocar la guitarra. Siempre fui un gran admirador de los discos en vivo de todas estas bandas diferentes porque en los '70 salieron muchos. Comprendí al disco en vivo como una especie de ‘grandes éxitos’, aunque con esa energía inmediata que no estaba en las grabaciones originales. Quise combinar ambas características en el estudio. Pensé que algún día lo iba a hacer, y por suerte pude lograrlo”. Fente a la pregunta de si alguna vez grabó algo de lo que hoy se arrepiente, Slash aseguró que nunca le sucedió.

Lo que sí le sucedió cuando escuchó alguna grabación de la que fue parte es que olvidó lo que inicialmente pensaba hacer. “Tengo que admitir que hay algunos momentos grabados en los que puedo reconocer lo que pensaba en ese entonces, y donde había algo que quería hacer y al final nunca hice”, evocó. “No podía creer que lo había olvidado. Todo el tiempo me suceden pequeñas cosas como ésa”. Ante las posibilidades que hoy ofrece la tecnología incluso en el registro de un álbum, lo que da pie para corregir, omitir y hasta para crear algo nuevo, Slash confesó que vivía una sensación dual. “Por una lado, debo decir que me fascina la tecnología. Pero cuando descubrís que podés tocar una nota sin que alguien lo haga con un instrumento, no me cae nada bien. Le quitás trabajo al músico. Sin embargo, fórmulas como esa están funcionando desde que existe la música pop. No es nada nuevo”.

El nuevo disco de Slash fue grabado en Estados Unidos, en Nashville, en los míticos RCA Studio A, que durante los '60 fueron laboratorio de experimentación del “Sonido de Nashville”. “Cuando me sugirieron a Dave, no lo conocía. Pero vi su discografía, y estaba relacionada con la música country. Me pareció una opción refrescante”, dijo el músico. “Lo llamé, y tuvimos esa conversación en la que apareció Johns, y me propuso grabar en vivo. Era lo que quise hacer toda mi vida. Ningún otro productor me brindó esa oportunidad porque no les gusta el riesgo. De paso, la sala A de RCA Studio es legendaria. Por ahí pasaron Waylon Jennings, Johnny Cash, Charlie Pride y Dolly Parton. Las paredes tienen fotos en blanco y negro de ellos grabando por todo el estudio. Y te sumergés en este tipo de aura muy creativa. Eso fue muy inspirador”.

En tanto el guitarrista de GNR se refirió a Dave como el “Sexto Beatle”, debido a la interacción que tuvieron los músicos y el productor, en la canción “Spirit Love” hay un sitar que automáticamente dispara la alusión al cuarteto de Liverpool. “No me gustan los clichés”, reconoció Slash. “Nunca quise hacer nada que sonara como The Beatles o cualquier otro artista de los '60. Cuando escribí esa música, hice la introducción con la guitarra y estuvo bien. Pero al momento de empacar para ir a Nashville, pensé que esa parte sonaría muy bien en el sitar. Así que lo llevé. Grabamos esa canción inicialmente con la guitarra en la introducción, y luego volví y conecté el sitar a través de mi Marshall y comencé a tocar la introducción de esa manera. Sonaba muy bien, pero nunca pensé en The Beatles, Ravi Shankar o algo así. Lo que pensé es que era una versión retrocida del Medio Oriente”.

Así como viene sucediendo en los discos anteriores, las canciones en este álbum fueron firmadas por Slash y Myles Kennedy. “A partir de que hemos estado trabajando juntos durante tanto tiempo, comenzás a conocer realmente a la otra persona y mucho de lo que podría hacer”, manifestó. “Las cosas suceden de forma natural”. En cuanto a la química entre ambos, el artista contó: “Le envié una pieza musical, y él escribió la canción ‘Starlight’. Al devolvérmela, me pareció increíble. Voló a Los Ángeles, nos conocimos en el estudio y nos llevamos muy bien, instantáneamente. Grabamos ese tema, yo tenía otro llamado ‘Backstreet Gallery’ y le pregunté si estaba interesado en cantarlo. Me dijo que sí, y también lo grabamos. Esos dos temas surgieron de forma improvisada. Y así es como comenzó todo nuestro proceso de colaboración”.

4 fue lanzado a través del sello discográfico de la fabrica de guitarras Gibson, del que Slash es imagen. “Tengo una relación con Gibson desde 1988, y generamos una gran relación de trabajo y personal. Incluso con todos los cambios que se han producido a lo largo de los años”, reveló. “Ello son los exploradores de Les Paul, los creadores de melodías de Flying V y los desarrolladores de las Firebirds. Son mis guitarras favoritas, así que estoy bendecido de tener esta relación con Gibson. Cuando se me ocurrió lanzar mi disco, me sorprendió la propuesta. No tenía idea de que estaban comenzando una disquera. Me detuve, y lo pensé por un segundo. Una de las razones por las que lo hice fue porque Caesar Gueikian (se refiere al argentino detrás de esta reinvención de la empresa), se hizo cargo de la compañía, la enfocó y comenzó a funcionar”.

Acerca de su capacidad de reinvención, el artista que hizo de la chistera un símbolo propio deslizó: “Mi pasión por lo que hago sigue siendo el motor de todo. Amo la guitarra, amo el rock and roll. Y me encanta todo lo que tenga que ver con eso. Me emociona todavía. Probablemente estoy más involucrado ahora que cuando comencé en la música. Es un viaje que nunca termina. Siempre hay cosas nuevas que hacer. Ni siquiera es cuestión de reinventarse, todavía estoy en el proceso de inventarme a mí mismo. Así que estoy siguiendo esas aspiraciones con las que comencé y que aún trato de conseguir”. En lo que respecta a su relación con el instrumento, disparó: “Es un viaje interminable. Siempre está ahí. Siempre habrá cosas nuevas por descubrir en la guitarra. Al mismo tiempo que me divierto con todo, también tengo que trabajar muy duro”.

Durante la tertulia, se supo que la gira con Myles Kennedy y The Conspirators sucederá en 2023 porque en los que resta de este año estará actuando en Latinoamérica y luego en Oceanía con GNR. Así que el músico continuará alimentando su carrera solista. Ante la adversidad que esto por momentos puede significar, Slash se sinceró y contó que quizá la clave es que no suele mirar al futuro. “Cuando me conecté por primera vez con Myles, se trataba de ese disco y esa gira. Y luego, durante esa gira, empezamos a escribir música para lo que terminó siendo Apocalyptic Love. Siempre fue así”, enfatizó. “Cuando llegamos a donde estamos ahora, me doy cuenta de que fueron 12 años juntos y de que este es nuestro cuarto disco. De manera que no deja de sorprenderme un poco eso y de que pasamos tanto tiempo”.

Slash también tuvo la oportunidad de mostrar un lado íntimo suyo desconocido hasta ahora. Cuando le preguntaron por lo que aprendió o descubrió en la pandemia, el músico reveló: “Lo más importante para mí fue la paciencia. Es algo que no tengo, pero en este tiempo tuve que practicarla”, sorpendió. “Aprendí mucho en estos últimos dos años, y es algo fantástico. Como tengo un historial de mandarme cagadas que supongo que casi todos conocen, esto fue una especie de bendición para mi existencia y mi carrera. Se presentó de repente, y al principio me volvió loco la idea de la incertidumbre. Entonces me concentré en tocar, escribir, grabar cosas y hacer algunas sesiones. Comencé este disco porque realmente quería hacerlo. Así que me mantuve ocupado para no meterme en problemas”.


La ceremonia "gunner"

Guns N ‘ Roses ofrecerá solo un recital en esta vuelta a Buenos Aires, y las últimas entradas disponibles se venderán a partir de las 12 de este viernes. Pero no sucederá en la boletería del estadio de River Plate, sino en la del estadio Obras Sanitarias. Las puertas se abrirán a las 16. Airbag será el grupo de apertura, y su show está pautado para las 20. A las 21 se subirán al escenario los comandados por Axl Rose, Slash y Duff McKagan, quienes iniciaron esta gira en mayo de este año. De hecho, este tour es la continuación de Not in This Lifetime Tour, que significó el reencuentro del núcleo original de la banda tras varios años de distanciamiento. La última vez que el grupo creado en 1985 en Los Angeles estuvo en la Argentina sucedió en 2017, cuando compartió show con los legendarios The Who en el Estadio Único de La Plata.