El mandato del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, parece terminar con una imagen congelada en el tiempo: cientos de miles de mujeres organizadas para decir otra vez “Ele Não” (Él No) como lo hicieron en 2018, en una de las campañas multitudinarias en contra del excapitán del Ejército. En ese momento, una posible victoria de Bolsonaro -con sus ya conocidas posturas y declaraciones machistas, misóginas, homofóbicas y fascistas- se percibía como una amenaza para las mujeres, un retroceso en la conquista de derechos que el movimiento feminista había alcanzado.
¿Y qué fue lo que ocurrió?
Bolsonaro se impuso en las urnas. Y su política antiderechos también. La primera prueba de ello fue el nombramiento de la pastora evangélica Damares Alves al frente del Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos. De esos primeros días se viralizó un video en el que se la ve a Alves festejar su desembarco al frente del ministerio exclamando “¡Atención, atención. Es una nueva era en Brasil. Los niños visten azul y las niñas visten rosa!”.
En un intento de defensa, Alves dijo más tarde que su dicho no había sido literal sino una metáfora en contra de la “ideología de género”, el término que emplean quienes se oponen a la educación sexual, el aborto y cualquier ampliación de derechos hacia el colectivo LGBT+. Algo que no hizo otra cosa que reafirmar su postura.
Pero qué pasó con las mujeres durante el gobierno de Bolsonaro
Según el último informe del Foro Brasileño de Seguridad Pública, publicado a fines de 2021, en Brasil, 8 mujeres son agredidas físicamente por minuto. Ese último año, 1 de cada 4 mujeres mayores de 16 años sufrieron algún tipo de violencia, con un total de 17 millones de víctimas.
El 37,9% de las mujeres brasileñas sufrió algún tipo de ataque sexual.
Y la percepción de que la situación se ponía más difícil para las mujeres no era exclusiva del movimiento feminista ni de las organizaciones sociales, era más bien generalizada. Según el mismo sondeo, el 73,5% de los brasileños consideró que la violencia contra las mujeres aumentó en último año. Más del 50% dijo ser testigo de alguna situación de violencia.
¿Y qué tienen que ver estos números con las elecciones presidenciales?
En los últimos tres años, el gobierno de Jair Bolsonaro recortó drásticamente el presupuesto para combatir la violencia contra las mujeres y atender a sus víctimas. Según publicó la prensa local, el presupuesto bajó de 100,7 millones de reales en 2020 a 30,6 millones en 2021. Este año, la partida fue de 9,1 millones de reales.
Además, el propio presidente brasileño se encargó de validar ese discurso de odio hacia las mujeres con sus declaraciones misóginas, homofóbicas y en contra de la supuesta “ideología de género”. No es necesario recordar que dijo que no violaría a una diputada porque “no se lo merecía” ni que prefería un hijo muerto antes de que fuera gay. Tampoco que acosó a periodistas mujeres -algo por lo que debió responder en la Justicia- ni que defendió el hecho de que una trabajadora mujer deba ganar menos que un par varón por la posibilidad de quedar embarazada.
Mujeres organizadas y en campaña contra la reelección
Como lo hicieron cuatros años atrás, para evitar que el capitán retirado llegue a la presidencia con la campaña “Ele Nao”, las organizaciones de mujeres de Brasil se organizaron para evitar la reelección del mandatario.
Analba Brazao Teixeira, integrante del Instituto Feminista para la Democracia, la Red de Mujeres Negras de Pernanbuco y la Articulación de Mujeres Brasileiras, cuenta cómo vivieron las mujeres durante el gobierno de Bolsonaro y por qué la urgencia de impedir una posible reelección. El camino que sigue, dice, no será fácil y necesitará de mucha lucha feminista.
- ¿Cuáles son las expectativas del movimiento de mujeres ante un posible cambio de gobierno?
En este momento solo pensamos en luchar para terminar con este gobierno misógino, racista y fascista. Fuimos nosotras las mujeres quienes con “Ele Não” logramos evitar que Bolsonaro ganara en primera vuelta, en 2018. Y seremos nosotras las mujeres las que definiremos esta victoria. Sabemos que no será fácil reconstruir nuestro país en el que se han profundizado todos los males, el hambre, la violencia, el racismo. En el que políticas públicas ganadas con mucha lucha fueron desmanteladas… pero somos conscientes de que nuestra lucha permanecerá. No retrocederemos en la lucha por la legalización del aborto, por el fin de la violencia contra las mujeres, por la justicia socioambiental, por el fin del genocidio de las jóvenes negras y la población indígena.
- ¿Cómo vivieron las mujeres el gobierno de Bolsonaro? ¿Aumentó la violencia contra las mujeres?
No es fácil ser mujer en Brasil y menos ser negra e indígena. Pero estos últimos cuatro años fueron especialmente difíciles con un gobierno totalmente misógino que simbólicamente, con sus declaraciones, legitima la violencia contra las mujeres. Los datos son alarmantes, cada 8 minutos una mujer es violada. El 70% de las víctimas son niñas menores de 13 años. Durante el 2021 una mujer fue asesinada cada siete horas. Situación que no cambió en 2022. También aumentaron enormemente los casos de violencia contra las mujeres indígenas, quienes además de ser violadas y asesinadas sufren los ataques a sus territorios y son perseguidas por defender sus pueblos. Este gobierno destruyó lo que habíamos ganado con tanta lucha. En sus cuatro años de gestión recortó en un 94% el presupuesto destinado a políticas públicas para combatir la violencia contra las mujeres. También aumentaron las amenazas contra mujeres electas a cargos políticos.
- ¿Qué lugar tuvieron las políticas de género, salud sexual y reproductiva y diversidad sexual en el gobierno de Bolsonaro?
Directamente no tuvieron lugar. Por el contrario, vivimos un claro avance de la extrema derecha, el conservadurismo y el fundamentalismo religioso. El gobierno de Bolsonaro hizo y alentó la caza de brujas. También fomentó el supuesto discurso de la ideología de género, que cobró fuerza en las escuelas. Fueron los cuerpos de las mujeres, las mujeres trans y las mujeres lesbianas las que pagaron el costo y sufrieron ataques. Las violaciones correctivas y colectivas contra mujeres lesbianas y la violencia contra trans y travestis, con el objetivo de imponer y controlar la sexualidad y sus identidades de género, aumentó significativamente.
- ¿Cuáles son los problemas más urgentes que debe resolver el próximo presidente?
Son muchos los problemas que tendrá que resolver el próximo gobierno y sabemos que no será fácil. La Articulación de Mujeres Brasileñas lanzó una carta para expresar su posición política para esta elección, declarando su apoyo al expresidente Lula. Sin embargo, dejamos claro que no nos daremos por vencidas en las luchas que quedan frente al racismo estructural y el genocidio de la población negra e indígena. Ni en nuestra defensa por el acceso al aborto ni por los derechos sexuales y reproductivos. Será urgente que se restablezcan las políticas públicas para combatir la violencia contra las mujeres. Tenemos muchas luchas por delante.