La jueza federal María Eugenia Capuchetti procesó a Gabriel Nicolás Carrizo, supuesto líder de la llamada "banda de los copitos", y a Agustina Díaz, amiga de Brenda Uliarte, "en calidad de cómplices" del intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Kirchner. Carrizo y Díaz ya estaban detenidos, al igual que los también procesados Fernando Sabag Montiel --quien intentó perpetrar el crimen-- y su supuesta pareja, Brenda Uliarte.

La definición de Capuchetti se plasmó en una resolución de 127 páginas, en la que la jueza federal precisó que "a partir del plexo probatorio reunido" quedó "demarcada la intención previa, preordenada y directa que han tenido los imputados de acabar con la vida de la víctima". Carrizo es quien se presentaba como dueño de la máquina de hacer copos de azúcar, utilizada como pantalla para realizar tareas de inteligencia en la zona de la vivienda de CFK, mientras que Díaz es una amiga íntima de Uliarte.

Si bien Sabag Montiel y Uliarte son acusados como coautores del intento de homicidio, la jueza estima que el "suceso contó con la participación de Agustina Mariel Díaz y Nicolás Gabriel Carrizo, quienes deben responder como partícipes secundarios. Ambos conformaron junto a Sabag Montiel y Uliarte el acuerdo premeditado para darle muerte a Cristina Elisabet Fernández de Kirchner".

Para la magistrada, "quedó demostrado" que los cuatro imputados tenían un "plan común" que pudo ser reconstruido a partir del análisis que realizó la Policía de Seguridad Aeroportuaria de la información contenida en los teléfonos celulares secuestrados. "El análisis global de las conversaciones mantenidas entre ellos, permitió establecer que todos los imputados confluyeron en el propósito de causarle la muerte a la Vicepresidenta de la Nación, intercambiando opiniones acerca del modo en que debía ser llevado a cabo el hecho", dice la resolución judicial.

La reconstrucción de la jueza considera que el "curso de acción tuvo su inicio el día 22 de abril, fecha en la cual Brenda Uliarte habría adquirido la pistola semiautomática, de acción simple, calibre .32 auto, marca Bersa, modelo Lusber 84, con la numeración 25037 en el lateral izquierdo del cañón, luego utilizada por Sabag Montiel" para intentar matar a CFK.

El 4 de julio, Uliarte se comunicó con Agustina Díaz y le anunció: “Voy con el fierro y le pego un tiro a Cristina… me dan los ovarios para hacerlo”. Díaz le contestó: “Por eso te amo”. La conversación continuó con Uliarte señalando "el tema es como porque la vieja tiene seguridad... No es joda boluda. Estoy armando un grupo. Para ir con antorchas, bombas, fierro todo. Voy a ser la libertadora de Argentina. Estuve practicando tiro, se usar un fierro”. Díaz otra vez le contestó: “Te amo”. 

Para Capuchetti, "de dichos mensajes se desprende, sin mayor esfuerzo, que el 4 de julio del corriente año las nombradas ya comenzaban a planificar cómo podrían hacer para eludir el accionar de la seguridad de la Vicepresidenta de la Nación, para poder concretar su plan criminal".

A Díaz la jueza le reprocha no sólo "haber tomado parte en la planificación" del hecho, sino también darle "consejos a Brenda Uliarte" y de advertirle "sobre los peligros que podían aparecer. Asimismo, brindó su cooperación con posterioridad al suceso investigado, a fin de que dicho plan no quede al descubierto". Díaz intentó desligarse diciendo que consideraba una "fabuladora" a su amiga. Pero, para Capuchetti, la cantidad de mensajes y "el haber recibido una fotografía por parte de Uliarte exhibiéndole el arma de fuego que tenía en su poder, descarta que aquel mensaje pueda ser el producto de la imaginación de Uliarte".

Con respecto a Carrizo, la imputación lo señala por haber aportado "un arma de fuego que finalmente no fue la utilizada" en el intento de homicidio y que, ya antes del 1º de septiembre, según se desprende de los mensajes en su teléfono, "tenía pleno conocimiento del plan criminal, habiendo mantenido conversaciones con Brenda Uliarte donde expresa la intención de darle muerte a Cristina Fernández de Kirchner". Incluso pocos minutos después del ataque, Uliarte y Carrizo vuelven a comunicarse, hablan de cómo evitar ser involucrados en la investigación y terminan doblando la apuesta, planteándose un nuevo intento de asesinar a la vicepresidenta. “Estamos todos juntos. A la mierda esa cristina”, dice Carrizo. Y Uliarte señala: “La próxima voy y gatillo yo. Nando fallo. Yo si se disparar bien no me tiembla la mano”.

Otro mensaje que incrimina a Carrizo es el que dirigió a su hermanastra Andrea: “Esto estaba planificado para dentro de una semana. Hizo todo mal (Sabag Montiel). Es un pelotudo”.

En base a esa descripción, concluye la jueza Capuchetti, "tanto Nicolás Gabriel Carrizo como Agustina Mariel Díaz deberán responder en calidad de partícipes secundarios del delito de homicidio, agravado por el uso de armas de fuego y con alevosía y premeditación de dos o más personas, en grado tentativa". A Carrizo le suma la imputación del delito de falsificación de documento público, por los certificados truchos de discapacidad a nombre de Sabag Montiel y Uliarte. La magistrada sostiene que Carrizo "realizaba los documentos apócrifos, los cuales no pudieron haberse consumado sin su intervención".