El 4 de octubre del 2015 me desperté sobresaltado por la entrada de un mensaje en mi celular, era Federico que me escribía: murió el viejo. Inmediatamente no quería entender ese mensaje y mientras me vestía mi cabeza negaba con movimientos de un lado al otro, negando, negando. Me detuve un momento con la mirada fija en el vértice de la ventana, tomé mi cabeza con las manos y lloré. Querido Tato, hoy conmemoramos, y digo bien, conmemoramos, ya que somos varios y tal vez muchos los que recordamos tu partida tan repentina aquella mañana. Ya pasaron siete años aunque se sienten mucho menos. Siete argentinos años durísimos, y como testigo, desde donde estés, verás que las cárceles solo se siguen llenando de pobres desposeídos que no logran ser antídoto antiparasitario ya que somos todos monotributistas... y te imagino diciendo: ¡Se fue todo ALCArajo! Pero hoy es un día para recordarte, así como el año pasado en esta misma fecha presentábamos un nuevo libro con escritos tuyos que incluye “En fin... y otros textos inconclusos” en el que veníamos trabajando juntos en el último tiempo, y “Teatro No dependiente”, de mi autoría. Compartimos aquí dos textos que se incluyen en el nuevo libro y que como siempre muestran, querido Tato, que fuiste y serás un adelantado, porque corría el 7 de octubre de 1994 cuando en este mismo diario publicabas Patria:

“Días pasados desperté sobresaltado por gritos intensísimos que partían del cuarto de Facundo mi hijo menor de siete años enurético encoprético debe ser algún terror nocturno le dije a Susana que dormía profundamente mientras los gritos aumentaban entré al cuarto y la televisión estaba prendida a toda máquina y Facundo envuelto en una bandera norteamericana que se había ganado en una rifa del colegio me dice ya entramos papá viva la patria que se la aguanten los negros viva Clinton viva el primer mundo Facundo le dije la bandera que tenés puesta es la norteamericana y qué hay con eso me dijo desafiante querés que me ponga la de Estudiantes de La Plata nosotros no somos norteamericanos contesté ellos son los que invadieron nuestra bandera es celeste y blanca como la de Racing Club y la del seleccionado entramos sin tirar un solo tiro viejo y ahora les mandamos los gendarmes para controlar a los tonton macoutes pobre de ellos no querido le dije los que entraron a Puerto Príncipe son los norteamericanos y nosotros les vamos a mandar los gendarmes recién cuando Clinton se lo ordene a nuestro presidente quiénes somos nosotros preguntó nosotros somos los argentinos y ellos son los norteamericanos – el ejército norteamericano nosotros somos latinoamericanos entendés latinoamericanos y eso con qué se come preguntó es lo mismo viejo todo es primer mundo y se puso a entonar las primeras estrofas del himno norteamericano en inglés sin dejar de saltar en la cama envuelto en la bandera me parece Facundo que me estás haciendo enojar los que invadieron Puerto Príncipe son los yankees nosotros somos argentinos entendés argentinos le gritaba mientras lo agarraba del cogote y cuando dije argentinos por segunda vez me empezó a temblar la voz y no resistí entonar con toda fuerza nuestro himno nacional se creó una rara competencia entre los gritos de Facundo y los míos entonando los dos himnos simultáneamente libertad libertad libertad grité sollozando ahora somos primer mundo viejo vamos a todas las guerras las épocas cambiaron estamos siempre listos Clinton viejo nomás negros muertos de hambre cuidate Fidel que ahora te toca a vos gritó enfurecido mientras me miraba a los ojos odiosamente oíd el ruido de rotas cadenas grité como contestándole mientras Facundo me interrumpía: cómo les cuesta a ustedes entender el posmodernismo viejo thank for all Charlie thank for all Bill i love you Bush mientras yo me retiraba a mi cuarto susurrando o juremos con gloria morir o juremos con gloria morir mientras me acostaba al lado de Susana que dormía plácidamente y me puse a mirar tiernamente una foto de Perico Pérez que había colgado en la pared y recordaba al mismo tiempo el gol de grillo contra los ingleses”.

Eduardo Alejo Pavlovsky siempre buscabas nuevas formas, nuevos devenires existenciales, nuevos lenguajes posibles y por esa misma búsqueda comenzamos a trabajar con los textos que confluyen en En Fin... Ahora una muy sutil sincronicidad con la fecha de publicación en Página 12 el día 19 de marzo del 2008 con la del nacimiento de mi hijo Alejo pero en el 2021, con este texto inigualable que potencia e incita a luchar por un mundo nuevo, diferente y mejor: POESÍA

“Hay que inventar un lenguaje que no produzca belleza – sino hambre infinita – mortalidad infantil donde nuestros ojos se desorbiten como estos monstruos sin lactancia.

Palabras traídas por las olas donde podamos sentirnos raquíticos – Lenguajes nuevos – alegres en las desgracias – obsceno por subversivo – porque la desgracia es resignación – tristeza – la acción es la esperanza. Ese nuevo lenguaje de nuevas esperanzas. Todos juntos. Alguna vez aprendamos a hablar otra vez olvidando el lenguaje anterior impotente para intensidades - Barroco – Infiel. Quema de saberes viejos – tiene que sonar pornográfico que el lenguaje vomite y excrete realidades que las olas traen nuevas palabras barrenadas y nos hagan sentir en el cuerpo sólo un poco de hambre – sólo un poco de salud – sólo un poco de todo. Las palabras sensaciones.

Convulsiones como respuestas. Eso – que las nuevas palabras del nuevo lenguaje nos hagan epilépticos por un rato.

Para confirmar que las palabras han llegado y nos maltratan nos cadaverizan. Quien sabe hay muertes por reflujo. Es bueno. Pero estemos seguros que llegaron que no son palabras muertas – Edificios con ladrillos de lenguaje que no sirven más para expresar nada. Palabras que significan – que quieren abarcar el mundo ya no abarcan nada – Palabras que describen conferencias y reunión que no que no que no que no.

Balbuceemos las otras las que no significan - pero expresan los ojos reventados – los dolores infinitos... los aullidos. Aprender todo de nuevo… aprender a ignorar todo lo aprendido. Que explote toda la impostura. Toda – pero toda junta. Y de esos escombros el lenguaje nuevo.

La palabra interdicta obscenidad de los goces infinitos y de los dolores que ya no caben en lenguajes viejos. Inventemos. Inventemos todo. Pero que sea loco loco loco. Enterremos el sentido común. Una gran tumba a la belleza.

A los grandes gestos que nos vaciaron el sentido de algo.

Un gran entierro de todo aquello que llamamos humano todavía que de las olas venga el resto – las palabras nuevas – los pedazos, lo que quedó afuera las sílabas barrenadas que arrojamos al mar del desperdicio.

Sólo de allí – la gran resurrección obscena. De cunas escondidas. Que no signifique nada. Que exprese el hoy. El hoy de todos. Blu – blu – blu - blu. Blus blus - Ya vienen atención. Vienen las olas. Blus. Blus. Blue. No significan nada. Solo blug blug blug. Na nada nada. Belleza de los restos de las sobras. Poesía de los escombros. Intensidad del mar embravecido. Nada más que eso.

A la hoguera con los lenguajes viejos – ya no nos sirven – olor a trampa y a impudicia, no soñemos con el hombre nuevo – rescatemos de las sobras – de los restos – de los desperdicios – de los escombros y de las cunas palabras que hemos arropado y que las olas traen – y construyamos un lenguaje nuevo con fuerza de obscenidad – inventemos la potencia de las nuevas palabras – no cambiemos a los hombres – cambiemos su lenguaje – su retórica encallecida – que envejece, que hacen vivir a medias con tristeza – Un nuevo lenguaje alegre – potente – para un nuevo hombre. Pero necesitamos arrasar con todo – arrasar – arrasar – arrasar.”

Gracias Tato por transmitirnos tanta sabiduría, por acompañarnos, sin saberlo, de la mano por la vida, por seguir existiendo “entre” nosotros y por mantener viva la memoria sobre las desigualdades sociales. Hay que festejar en estos tiempos tan violentos, de astios morales. Hoy voy a escuchar Pink Floyd que tanto te gustaba, me serviré una copa de vino y brindaré por los recuerdos compartidos y por la lucha que nos quede por vivir, salud compañero.

Eduardo Misch es actor y productor.