Cuando sale de su casa, Guadalupe camina siete cuadras hasta el colectivo en Villa Luro, desciende en Palermo y nuevamente emprende una caminata de siete cuadras. Por la noche, cuando sale de su trabajo, hace el recorrido inverso para regresar a su hogar. Cada día, calcula, destina unos 90 minutos para ir y volver de su empleo como conductora de un noticiero en un canal de televisión.

Como Guadalupe, la gran mayoría de los argentinos destinan más de un día por mes para ir y regresar del trabajo. En el Gran Buenos Aires, el tiempo promedio es más alto, con una hora y treinta y cinco minutos diarias; mientras que en la Patagonia es el más bajo, con 59 minutos. A fin de año representan entre 9 y 16 días, de acuerdo con la zona geográfica del país.

Los datos se desprenden de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, publicada la semana pasada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), y reflejan desde las largas distancias entre los hogares de la gran mayoría de los argentinos y sus lugares de trabajo, así como también la falta de conectividad, en muchos casos, y los problemas de transporte, en otros.

Como sea, el promedio de la Argentina es mucho más alto que en otras grandes capitales, como Madrid, donde en promedio se destinan 62 minutos diarios para ir y volver de trabajar; París, donde asciende a 64; o Londres, de las más altas de Europa, con 84 minutos diarios, según datos de la app de transporte Moovit. 

Esa misma encuesta detalla que en la Ciudad de México el tiempo diario promedio es de 88 minutos. En Toronto, Canadá, son 96, en línea con los 95 del Gran Buenos Aires. En Nueva York, Estados Unidos, son 87, mientras que en Lisboa, Portugal, son 59. 

El estudio del Indec, que profundiza sobre los tiempos destinados por los argentinos y las argentinas a trabajar, viajar, realizar tareas de cuidado, limpiar y hasta el ocio, precisa que en promedio en el Gran Buenos Aires se dedica 1:35 por día para ir y volver del trabajo, lo que al mes representa 31,64 horas. 

En la región pampeana la cifra es más baja, con 1:01 diarias, mientras que en el Noroeste son 1:03 (20 horas por mes), igual que en Cuyo. En el Noreste se dedica 1:12 por día (24 horas al mes). La Patagonia ostenta el menor tiempo, con 59 minutos diarios promedio, o 19,64 horas por mes.

El home office, en descenso

En paralelo, un informe de la consultora Readiness Global publicado en septiembre pasado precisó que sólo el 18 por ciento de los trabajadores en relación de dependencia de la Argentina mantuvo la modalidad de trabajo remoto desde que se levantaron las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia de Covid, en 2020.

Según el sondeo, un 53 por ciento de los trabajadores en relación de dependencia volvió a la presencialidad total, mientras que un 23 por ciento sostiene un modelo “híbrido”, con días de trabajo remoto y otros de presencia en los espacios laborales.

Ante la consulta de Página/12, el CEO de Readiness Glboal, Juan Galo Martínez, explicó que en la actualidad las grandes corporaciones que sostuvieron el home office desde 2020 decidieron volver progresivamente a la presencialidad. “En la pandemia no quedó otra que adaptarse a la modalidad. Hay una generación que ya volvió para atrás, y otra que exige sostener el trabajo remoto. Hay que conciliar un nuevo modelo de trabajo”, sostuvo.

“Una ventaja es la adaptación del tiempo. La presencialidad en el lugar ayuda, contribuye en materia logística. Pero aprovechar mejor los tiempos es una variante central. Hubo un apoderamiento de los tiempos, incluso hay sectores donde la productividad es mayor. Eso choca o se enfrenta con modelos más viejos. Hasta no soltar el pasado, abrazar el futuro es muy complicado”, señaló.

En este sentido, remarcó que “se puede hacer más eficiente la vida de cada uno”. “Hacer una hora y media o hasta tres horas por día en muchos casos, no es necesario. Si se puede hacer lo mismo desde mi casa, tengo cierto proceso de libertad”, enfatizó.